2025/10/28

Devenir animal, Lorenz y las zonas compartidas de percepción

 


Devenir animal, Lorenz y las zonas compartidas de percepción

 

El concepto de devenir animal ha sido, desde su aparición en Mil mesetas de Deleuze y Guattari, una de las nociones más citadas y menos comprendidas de la filosofía contemporánea. Con frecuencia se la interpreta como una metáfora literaria o una invitación a “imitar a los animales”. Pero su sentido profundo se sitúa en otro lugar: no habla de parecerse, sino de entrar en una zona compartida de existencia, una región donde las fronteras entre humano y animal se aflojan y algo del orden perceptivo se vuelve común.

 

1. Lorenz: la identificación temprana

 

Mucho antes de Deleuze, Konrad Lorenz observó en la etología fenómenos que anticipan esta lógica. En Comportamiento animal y humano (1965), describe cómo en ciertas especies —por ejemplo, en los polluelos— la impronta temprana determina que el primer objeto en movimiento que perciben sea asumido como figura materna. No importa si es un ave, un humano o una máquina: lo decisivo es la relación perceptiva inaugural.

El animal no se concibe como un individuo aislado, sino dentro de una configuración compartida: su identidad no es una posesión interna, sino una relación viva con el otro. La impronta no crea simplemente un vínculo afectivo: crea una forma de percibirse a sí mismo en función de otro. Esto explica, entre otras cosas, por qué un perro pequeño puede enfrentar a uno grande: no se autopercibe solo, sino como parte de una manada extendida que incluye al humano. Su “yo” animal no termina en su piel.

 

2. Lacan: el estadio del espejo

 

Jacques Lacan retoma esta misma observación etológica —citando explícitamente los experimentos con animales— para pensar el estadio del espejo. Entre los 6 y 18 meses, el niño se reconoce en la imagen especular y, al mismo tiempo, se identifica con ella. Es una imagen externa, pero funciona como matriz constitutiva del yo.

Lacan señala que la subjetividad humana nace en una escena de alienación: lo que creemos propio está afuera, lo que nos constituye no nos pertenece. Esta estructura de identificación anticipada no es distinta en su lógica profunda de la impronta animal descrita por Lorenz: en ambos casos hay una percepción de sí que depende de un otro —ya sea la madre, el reflejo o la figura humana.

 

3. Deleuze y Guattari: devenir animal

 

Deleuze y Guattari radicalizan esta escena: en lugar de leerla como mecanismo de formación de identidad, la leen como línea de fuga. Para ellos, devenir animal no significa regresar a un estado primitivo ni imitar comportamientos zoológicos. Significa entrar en esa zona de vecindad —la misma que Lorenz y Lacan describieron desde otros lenguajes— pero sin fijarla en una identidad.

No se trata de “ser un animal”, sino de participar de la lógica de la manada, de una forma colectiva de percepción y de vida. El devenir animal es, entonces, una experiencia de co-existencia y descentramiento.

 

4. Holoforma y covitalidad

 

Ahí es donde los conceptos de covitalidad y holoforma adquieren un relieve notable. Si Lorenz muestra empíricamente que la vida animal se da en co-presencia, y Lacan piensa que el yo humano nace en esa exterioridad, la covitalidad nombra esa zona de vida compartida como estructura constitutiva: una vitalidad que no pertenece a nadie en particular, sino que se despliega entre cuerpos y presencias.

La holoforma, por su parte, nombra la figura perceptiva común que emerge en ese espacio compartido: no la suma de percepciones individuales, sino la forma global que las organiza y sostiene. Es la forma invisible que sostiene la manada, la escena especular, el contagio afectivo entre especies.

 

5. Un campo conceptual continuo

Autor / concepto    Núcleo teórico        Efecto principal

Lorenz           Impronta, identificación relacional       Identidad animal como relación viva

Lacan Estadio del espejo  Identidad humana alienada en imagen externa

Deleuze y Guattari Devenir animal        Zona compartida, línea de fuga de la identidad

Covitalidad   Coexistencia vital   Campo vital compartido

Holoforma   Figura perceptiva común Forma global de la percepción compartida

 

Este campo común revela que devenir animal no es un exotismo filosófico, ni una consigna política flotante. Es una intuición profunda sobre cómo la vida y la percepción se constituyen entre cuerpos, humanos y no humanos. La etología, el psicoanálisis y la filosofía no se contradicen aquí: hablan, cada uno a su modo, de lo mismo.

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