2008/02/28

Consumo y consumidores.

El gran éxito del capitalismo es haber construido un consumidor idiota, es decir alguien sin gusto propio que es capaz de comprar todo lo que le venden o al menos desear hacerlo, sin reparar en la calidad ni el buen gusto, y además volverse adicto a ello.

El hecho de demandar un producto es siempre el resultado efectivo de una oferta previa, insertada por vía deseante.
Si hoy la lógica del consumo, logra encubrir o desplazar a la lógica de la producción de lo consumible aceptándola como hecho natural, no quedan dudas que ese encubrimiento- desplazamiento se torna totalmente implacable ya que hasta el más oprimido hoy es partidario de consumir la basura capitalista. Inclusive el hecho de la marginación cada vez más extendida propicia la creación de un consumo específico para los diferentes estratos sociales, aunque esa especificidad no le resta a ninguno el indudable valor alienante que posee.
Esta modalidad opresiva se forma con el modelo de consumo, es decir logrando seducir con porquerías que nadie ve como tal, y así aceptar lo nefasto e impresentable como algo deseado.
Cuando el capitalismo logre vender la mierda humana, más cara que el oro o el petróleo, será el momento donde uno debiera salirse del juego, y corroborar eso que nunca aceptó, a saber, que Dios existe.

2008/02/06

La emergencia del Saber.


Cualquier sujeto que se realice algunas preguntas más que las que se hace el común, inevitablemente comenzará a ver que “no todo lo que brilla es oro”, y que todo el pensamiento que emana de la sociedad contiene altos niveles de falacia, que dándole algunas vueltas de análisis, no alcanza a resistir la mínima coherencia.
Tema aparte es saber porqué hay gente que necesita dar esas vueltas y preguntarse mucho más de lo predeterminado, y es tal vez la soledad que esto produce, la que lleva a encontrar un lazo social en la lectura de autores a los cuales se les supone el poder de captar con sus elaboraciones, la esencia de lo que en la enunciación se precipita en uno, como enigma. De esta forma las conjeturas y las elucubraciones alcanzan niveles de generalidad que nos inmunizan de la locura en la que cualquiera nos querría enfrascar, y este no es un razonamiento paranoico, ya que esa tendencia existe en el “sentido común”, y principalmente como mecanismo de resguardo de lo dado.
Las ansias de saber van a encontrar ciertos límites en determinados enunciados, que si uno aprende a excederlos, es posible comenzar a construir un pensamiento que podríamos llamar crítico y que debiera ser un primer paso hacia un pensamiento alternativo.
Todos los grandes sabios y filósofos debieron atravesar por aquellos laberintos en los cuales algunos que también emprendieron la travesía quedaron apresados, pero muy pocos nos dejaron enseñanzas o señuelos de porque haber ingresado al templo del Minotauro, y tal vez habría que rastrear metódicamente en el arsenal del saber porque se dio de esa forma. Tal vez algunos sabios pensaron que habían nacido así, sabiendo, pero estoy convencido que así como se enseñan las matemáticas, también podría enseñarse la genialidad. El problema principal es que todo apunta a conformar lo contrario, y que la aparición de algo diferente es un simple accidente de la cultura.

2008/02/02

"Hacé la tuya", "Sálvese quien pueda"

Una oposición instantánea, emotiva, espontánea nunca constituye ninguna alternativa, para serlo debe madurar. Es decir que debe acarrear diversos sedimentos que permitan una generalización proclive de ser integrada como contrapropuesta efectiva a lo dado, y es ahí donde un enunciado puede alcanzar dimensión estratégica.

Durante los 90, con la expansión neoliberal, crecieron en la sociedad, consignas del estilo: “Sálvese quien pueda”, “Hacé la tuya”, generando un ambiente particularmente individualista, donde por el bien propio no importaría en absoluto pisarle la cabeza al otro. Esta es la lógica y la ética de la barbarie, del enfrentamiento molecular y de baja intensidad entre semejantes.
Obviamente que de esto no hemos salido, pero hoy pareciera aparecer espontáneamente un elemento resistente: “Hacé la tuya loco, pero a mi no me jodas, hacé la que quieras pero no perjudiques ni comprometas a los demás”. El individualismo en esta frase no ha sido evacuado, es más, hasta podría estar potenciado pero aparece una noción de respeto que había sido atropellada. En algunos años más podríamos ver como sigue esto.