2011/04/22

Fernando Savater o el retorno del jesuita.

No hay que dar muchas vueltas, para afirmar que nuestro continente hace más de cinco siglos no fue descubierto sino conquistado, y no por una civilización superior, sino por corsarios y filibusteros que no tuvieron ningún reparo en destruir culturas admirables como la de los incas, los aztecas y los mayas, con la finalidad de apropiarse de los metales preciosos.
Los conquistadores españoles asesinaban a los pueblos originarios con la premisa, que de esa forma les salvaban el alma por ser los autóctonos unos míseros paganos. Pareciera anecdótico pero no lo es, ya que no se trataba solamente de ocupar un territorio para expoliarlo, sino que también era necesario colonizar las mentes, y esta fue la principal tarea de la orden jesuítica en el tiempo de la colonia. Había que hacer del nuevo continente un sitio subordinado a la visión imperante del feudalismo europeo.

Pero la tierra siempre resistió, y ahí la figura emblemática de un Tupac Amaru, y de toda la epopeya emancipatoria iniciada hace poco más de 200 años y que aún sigue inconclusa, pero que hoy se revela como prioritaria en esta nueva realidad continental.
La revolución es un proceso de derrotas, de avances y retrocesos, pero donde es fundamental construir un pensamiento propio, no colonizado. Entre los retrocesos principales al menos en nuestro país fue concebir que las ideas occidentales y cristianas fueran la verdad revelada ante la cual nos debíamos arrodillar, sepultando nuestras raíces. Fue así que la historia fue manipulada intentando mostrarnos que los revolucionarios de hace 200 años atrás, portaban concepciones que se ajustaban a una nueva dependencia, y no a la liberación efectiva, no solamente en lo político y lo económico sino también en lo cultural.
Toda ideología por definición es universal, y no porque en verdad lo sea, sino porque construye su propio universo, eclipsando la pluralidad de estos. El actual proceso de integración suramericano y el creciente grado de autonomía necesitan romper paulatinamente con toda una concepción ideológico- cultural que fue hegemónica durante más de un siglo para poder legitimar la dependencia, la subordinación y el atraso. Hoy es necesario poner entre paréntesis y bajo sospecha muchas de las verdades reveladas con las cuales fuimos criados.
El filósofo del Mundo Occidental, el español Fernando Savater, viene al nuevo mundo como lo hacían los jesuitas, trayendo esas verdades a las cuales nos deberíamos ajustar.
Dijo que el peronismo es como el tiranosaurus rex, es decir algo prehistórico, una pieza arqueológica, y que el dictador Franco era un entusiasta de Perón. Lo que no dice Savater es que el peronismo a través del ex presidente Néstor Kirchner fue quien pudo llevar adelante el verdadero proceso de juicio y condena por los delitos de lesa humanidad cometidos en la pasada dictadura cívico militar, mientras que en su civilizada España los crímenes del franquismo aún siguen impunes, y que nuestro país es querellante por delitos contra la humanidad en España, ya que en la península esto se trabó a partir de la impugnación al juez Baltasar Garzón.
Por otro lado el escriba ibérico habla de la democracia, como el mejor sistema de gobierno, pero lo que el entiende por esto, no nos incluye ya que también hace referencia a la degradación de ésta que es el populismo, al que tilda de democracia de los ignorantes. Los sistemas políticos si pretenden ser soberanos necesariamente deben adecuarse a las realidades socio- culturales, y no al revés. Una democracia abstracta es ideología pura, es la proyección del supuesto bien supremo, obviando dichas realidades, o intentando colonizarlas. Es tan absurdo como pretender que países soberanos como China o Cuba se adapten a lo que para ellos es una una religión.
Savater con sus declaraciones nos muestra una nueva faceta de los eternos jesuitas.

2011/04/14

Algunas claves para entender la integración suramericana

Si bien hoy la avanzada de la integración de la América indiolatina se desarrolla principalmente en Sudamérica, habría que comenzar a pulir algunas definiciones, como serían por ejemplo definir que este conglomerado comienza al sur del Río Bravo y no más al sur, y a su vez entender que aún hoy quedan en esta región muchos enclaves estratégicos que permiten todavía una relativa subordinación al gigante del Norte.
El desarrollo de políticas autónomas en la región es visto por muchos, y creo que de una manera simplista como un abandono del patio trasero por parte de los EEUU.
La unipolaridad emergente tras la desarticulación de la URSS y la caída del Muro de Berlín, que propició la globalización y el neoliberalismo, no pudo sostenerse en el tiempo porque surgieron de las entrañas mismas de la competencia capitalista, nuevos actores hegemónicos como China, la Federación Rusa e India que de forma gradual fueron poniendo en escena un tablero multipolar, que fue socavando no solamente la hegemonía del mundo occidental sino también su predominio económico. Pensar que la actual integración suramericana es el resultado exclusivo de la buena voluntad de los nuevos líderes del SXXI, y del abandono del patio trasero, sería considerar solamente una parte, sin entender el principal elemento que opera en esta nueva relación de fuerzas.
El Director de Eurasia, Revista di studi geopolitici, publicada en Italia, el sociólogo Tiberio Graziani, quien considera como actores hegemónicos a los EEUU, Rusia, China e India, y a los nuevos actores sudamericanos como emergentes, dice bien en un documento titulado: Una aproximación geopolíca de la crisis económica del Sistema Occidental (2009), que: “Entre los nuevos actores que emergen, debería necesariamente incluirse a Brasil, Argentina y Venezuela. Como es sabido, en los últimos años estos países –alguna vez parte del ´patio trasero` estadounidense– vienen afirmando sus relaciones estratégicas con los más importantes Estados euroasiáticos: China y Rusia, y algunos países de Oriente Medio, entre ellos Irán, con el objetivo de participar en forma activa en el cambio geopolítico global de la unipolaridad a la multipolaridad. En este nuevo contexto de relaciones estrechas, entre países con abundantes recursos energéticos y materias primas, Brasil, Venezuela y la Argentina deberían resistir las consecuencias de la crisis ´global`." Mientras que en otro artículo llamado: Rusia clave de bóveda del sistema mutipolar (2010), el mismo Graziani sostiene que: “Los actores emergentes aumentan sus grados de libertad en virtud de las alianzas y de las fricciones entre los miembros del club de los hegemónicos así como de la conciencia geopolítica de sus clases dirigentes.
El número de los actores emergentes y su colocación en los dos hemisferios septentrionales (Turquía y Japón) y meridional (países latinoamericanos) además de acelerar la consolidación del nuevo sistema multipolar, trazan sus dos ejes principales: Eurasia y Américaindiolatina.”
El surgimiento de la Unasur, y su consolidación tienen como actor principal a Brasil y como socio estratégico a la Argentina. Brasil es miembro del BRIC, junto a tres actores hegemónicos (Rusia, China e India) y este organismo multilateral si enrolara a nuevos socios los primeros que se sumarían serían tanto Turquía como la Argentina. El desarrollo tanto de Unasur, como del Mercosur, o el Alba, solamente pueden comprenderse a partir de la nueva configuración mundial, donde se va imponiendo la multipolaridad y donde el mundo occidental cayó en una crisis profunda tanto económica como cultural.
Los medios hegemónicos como la oposición política en nuestro país nos quieren vender la idea de que la Argentina se encuentra alineada con el "eje del mal" sudamericano (Venezuela, Bolivia y Ecuador) y que tanto Brasil como Uruguay son de otra raigambre, intentando alinear a estos últimos dos países con el eje del pacífico, donde aún priman las derechas tanto en Chile, Perú o Colombia. Lo que intentan mostrar es justamente el revés de la estrategia de unidad sudamericana, donde Brasil es pieza indeclinable junto a la Argentina. Lo que los medios y políticos locales desinforman y manipulan no es algo que los estadounidenses desconozcan y reconozcan como problemático para sus aspiraciones en nuestra región. El pasado febrero la Agencia Associated Press publicaba esta nota que es demasiado explícita al respecto, y la cual debiera tenerse bien presente:

"EEUU: Ideología limitará efectividad de Unasur

WASHINGTON -- Los esfuerzos que buscan reducir la influencia estadounidense en América Latina han ganado espacios, pero diferencias ideológicas y rivalidades regionales limitarán la efectividad de organizaciones como Unasur, dijo el jueves el director de Espionaje Nacional durante una interpelación legislativa.
James Clapper indicó al comparecer ante el comité de espionaje de la cámara baja que Caracas y sus aliados del Alba se unen para evitar el consenso en la OEA, pero "el deterioro de la economía venezolana y su decreciente popularidad en su país y en el extranjero han limitado su capacidad de ejercer influencia más allá de su grupo de aliados".
Clapper señaló que Brasil probablemente seguirá usando su estabilidad política y éxito económico para convertir a Unasur en el mecanismo principal para seguridad y resolución de conflictos regionales "restándole espacio a la OEA y a la cooperación bilateral de Estados Unidos".
"También buscará usar la organización para presentar un frente común contra Washington en política regional y asuntos de seguridad", agregó.
Clapper presentó su evaluación sobre América Latina en esta audiencia legislativa sobre las amenazas globales, considerada una de las más importantes del año porque sirve al director de Espionaje Nacional para presentar las prioridades de los 16 organismos estadounidenses de espionaje y fija el temario para los comités legislativos que deben escoger cuáles temas abordar y cuáles programas financiar."

2011/04/12

Contracultura, Cultura Pop y Revolución Cultural

Las concepciones culturales nunca son ajenas a los contextos sociopolíticos. Esto pareciera una obviedad pero vale la pena subrayarlo. El cuestionamiento al establishment realizado por los jóvenes de los sesenta y los setenta, no era solamente un hecho subjetivo, sino que se expresaba como una realidad concreta y tangible, donde la revolución, en sentido amplio, era un paradigma bastante generalizado, y donde las masas comenzaban a tener un protagonismo privilegiado. En el tiempo que nos separa se puede percibir que muchos habíamos hecho de las masas, algo así como un dios, y esto no poseía solamente un correlato político, sino también una impronta muy fuerte en la cultura popular, y en todo el desarrollo de una tendencia estética que cuestionaba a la cultura de las elites. En el tiempo también uno puede evaluar que los adoradores de las masas, éramos también algo así como una elite, pero de nuevo tipo, una elite que quería cambiar el mundo.

Para definir a este fenómeno de la cultura pop, surgida principalmente en los sesenta, debemos partir de varios elementos a partir de los cuales fue posible, para yuxtaponerlos, realizar un patchwork, una almazuela, que no debe ser ordenada dogmáticamente, ya que de los que estamos hablando de dogmático tenía muy poco.
Como elementos a tener en cuenta debemos referirnos a la cultura popular y/o de masas, al pop-art, a las grandes revueltas masivas de aquel tiempo como fueron el mayo francés, el otoño caliente italiano, la revolución cultural china, el movimiento pacifista de los EEUU, el cordobazo argentino, el rock, etc.
De alguna forma el surgimiento de la cultura pop era el resultado predicho por Walter Benjamin, en la década del 30, al referirse al desarrollo de las fuerzas productivas y a la obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica. Benjamin a partir de vislumbrar la reproducción al infinito de una obra de arte, desprendía que esta estaba condenada a su desaparición como tal. La obra de arte era la producción de una elite y su lugar en la sociedad era completamente restringido, pero su implosión produciría una liberación de sus componentes que se expandiría en lo social, creando nuevas estéticas alejadas de los sitios convencionales donde el arte se exponía, y de donde a su vez adquiría su estatus.
Para ser más precisos, si la obra de arte estaba circunscripta a un reducido sitio poligonal cerrado, como lo es un cuadro o un museo, su estallido produciría su expansión a todos los esquineros de la trama social, haciendo que los elementos estéticos aparezcan ahí donde antes no se los había tenido en cuenta.
La cultura pop era un emergente multifacético, multidisciplinario en un momento donde el componente de masas estaba sujeto a una radicalización constante. La cultura pop si de alguna forma tuvo algún resurgimiento tendríamos que afirmar que en nuestro país fue a partir de diciembre de 2001. Se produjeron experiencias muy interesantes de recuperación de espacios públicos y de construcción de centros culturales que reavivaron la llama de esta concepción de combinar diferentes disciplinas, y hacer de la calle el ámbito preponderante, pero como habíamos dicho anteriormente, todo esto depende principalmente de la sensibilidad y el humor social, y del entroncamiento de ciertas vanguardias estéticas con lo popular, en momentos históricos muy precisos.
A partir de las jornadas del Bicentenario en mayo de 2010, se comenzó a vislumbrar una nueva oleada de cultura popular y masiva en la cual hoy seguimos imbuidos, y que sin dudas tiene que ver con el proceso transformador que vive tanto nuestro país como el resto del continente, donde daría la sensación de que la contracultura, se hubiera hecho oficial. La revolución cultural no sólo como expresión popular, sino como política de estado.