2008/05/22

Extrapolaciones

Estas son algunas frases de mi otro blog, que tiene otra especificidad, pero creo que tienen validez como para enlazarse a algunas de las conjeturas de este blog.

En una sociedad agrietada y cada vez más fragmentada, donde la unidad de los diferentes sectores populares se hace cada vez más inviable, algunos grandes relatos como la Revolución o la Cultura Rock se fueron alejando paulatinamente de la realidad, para convertirse en grandes mitos que sirven de reservorio y plataforma ética para aquellos que no nos resignamos a aceptar que las relaciones humanas deban ser como son, sin existir ninguna alternativa al respecto, y a la vez, sostenernos algo inmunes con respecto a la mediocridad reinante que cada vez se instala con mayor verosimilitud alcanzando un rango de casi natural. La mediocridad no sería efectiva sino se negara a sí misma permanentemente, tratando de mostrar que no es mediocre, valga la redundancia, y es por esto mismo que los espíritus no críticos la aceptan como si fuera un dato de las ciencias naturales.

Una sociedad que no encuentre sus formas de reproducción, inevitablemente se caería a pedazos. Si el Establishment, el sistema se mantiene de manera sumamente firme es porque entre generaciones se conserva la cadena de mando, y la reproducción se realiza en piloto automático.
En los inicios de la cultura rock algunos sostenían el concepto de lucha generacional, y esto se debía principalmente a que la juventud de entonces se revelaba ante los valores constituidos, y a la vez personificados en los propios padres. En este sentido esta cultura emergió como oponiéndose a la perpetuación infinita de la cadena de mando.

Cuando uno se refiere a una cultura o las manifestaciones propias de la misma, como la cultura del rock, resulta imposible disociar esto de la estructura social que la produce.
Por definición la cultura es la modalidad que el hombre adopta para transformar la naturaleza en pos no sólo de su supervivencia material, sino a su vez de la generación de elementos subjetivos que permitan saciar “la sed verdadera”, al decir de Luis Alberto Spinetta. Esta apropiación de la naturaleza se produce en circunstancias muy concretas y a la vez determinadas por la forma en que los humanos se relacionan entre sí para crear cultura y por el desarrollo de la ciencia y la técnica. Si bien hacer “arte” es la posibilidad de romper con lo rígido de un tiempo determinado, su punto de partida, es dicho tiempo, el saber científico- técnico inmanente y las creencias colectivas.
Todo tiempo además de generar relaciones sociales entre humanos, también genera paisajes, es decir imágenes del hábitat donde se desarrolla la sociabilidad, y la producción cultural.

2008/05/12

De las masas

Los que nos formamos políticamente en los 60-70 lo hicimos de acuerdo a un supuesto ineluctable, a saber, la política de masas. No son los hombres quienes realizan la historia sino que son las masas quienes lo hacen, afirmaba Althusser en Para una crítica de la práctica teórica, y esto es consonante con la hipótesis marxiana de que “La emancipación de los trabajadores es obra de los trabajadores mismos”, y con el enunciado de Perón de que “Sólo el pueblo salvará al pueblo”. Nos habíamos hecho eco de todas las premisas maoístas acerca de no subestimar a las masas, y que estas se liberan por sí.
La existencia en aquel tiempo de fuertes y masivos movimientos de lucha que mostraban a las masas como protagonistas principales, hoy estoy convencido que nos incorporaría a un nuevo Dios, en el cual creíamos fervientemente asignándole un rol de sujeto histórico del cual no queríamos quedar excluidos. El riesgo de perder esa Fe, nos podía conducir al escepticismo acerca del cambio social, y estoy seguro que no existe quien alguna vez no dudó al respecto, y creo que esto es a la vez saludable ya que por definición nunca fuimos religiosos. Creer en las masas y no creer en ellas pareciera fundar una contradicción antagónica, y hoy estoy convencido que sobre esa dualidad se debe edificar una política diferente a la que nos ofrece el sistema. Tal vez los que fuimos parte de aquella juventud revolucionaria de entonces nunca fuimos efectivamente integrados al movimiento de masas que suponíamos, por la sencilla razón que la visión que teníamos de ellas era una idealización, en la cual si éramos parte, pero no en lo real.
Darme cuenta de estas paradojas me llevó a revalorizar al jacobinismo, al blanquísimo, y hacer una lectura distinta del leninismo, es decir revalorizar la función de las elites. Es así como uno no puede engañarse acerca de que siempre la política de masas fue la política de una elite que supo conducir y llevar adelante un proyecto.
Las masas fueron el resultado de la revolución industrial y de la constitución del estado moderno. Por fuera de estos dispositivos las masas pierden fuerza o no tienen punto de unidad. Lo posindustrial y la caída tanto de los estados de bienestar como socialistas, hacen que la percepción de las masas se agote como tal, al menos como sujetos políticos. Las masas hoy cobran un valor que podríamos llamar transpolítico, como las hinchadas de fútbol por ejemplo.
Hoy creo que hay que luchar por lo mismo que cuando creía en las masas, pero sabiendo esto, el desafío es completamente diferente y el destino de antemano no está asegurado, ya que lo que hoy está faltando es una revolución tanto en la teoría como en la filosofía, cosa que la mayoría de los que dicen combatir al sistema han abandonado hace tiempo.