2021/09/27

Por fuera de los discursos dominantes- La alternativa del “Vivir bien”


 Las sociedades, atravesadas por discursos hegemónicos, viven como si fueran “naturales” las condiciones que les son impuestas. Frente a ellos, el “vivir bien”, incorporado a las constituciones de Bolivia y Ecuador, se ofrece como una propuesta colectiva que se ajusta a la armonía con los otros y con el medio ambiente.

La mayoría de los que forman parte de una sociedad, tienen o aspiran a tener un modo de vida que suponen como algo de índole casi natural. Todo habitante posee una determinada perspectiva sobre cómo encarar su subsistencia y la de su círculo íntimo. Modos alimentarios, habitacionales, de distracción, de información, pero sobre todo de relacionamiento con el resto de la sociedad para ganarse la vida o para establecer alianzas. Toda sociedad a su vez intenta aislar cualquier borde de fuga que ponga en cuestionamiento el modo de vida establecido, premiando a los que se desviven por reproducirla. 

Se puede señalar que hasta hace no tantas décadas, en el mundo existían diversas maneras de encarar la vida. En su libro El imperialismo, fase superior del capitalismo, Lenin fue uno de los primeros en advertir el inicio de la expansión global del poder que lejos de unificar a la humanidad, sí fue derrumbando culturas nacionales, suprimiendo diferencias, occidentalizando  planetariamente los modos de vida. 

En La agonía del Eros, Byung- Chul Han, muestra bastante bien la supresión de las diferencias y el establecimiento de un narcisismo que inunda lo social, implementando una sociedad del rendimiento que excluye adrede cualquier negatividad y por ende la posibilidad de que se cuestione lo que él denomina “la mera vida”. No tenía razón Michel Foucault cuando afirmaba que la imaginación sociopolítica había entrado en crisis debido a que el marxismo se había establecido como una perspectiva científica. Foucault señalaba que la creatividad de Rousseau o Locke había concluido con los socialistas utópicos.

Si la imaginación desde un punto de vista no metafísico, es el encuentro de perspectivas no advertidas con anterioridad, no fue el marxismo quien barrió con la imaginación, sino precisamente el desarrollo de la supresión de las diferencias que viene llevando adelante el capitalismo en su fase expansiva y totalizante. Foucault creyó equivocadamente que el sujeto neoliberal, en tanto empresario de sí mismo comenzaba a ganar una libertad que no estaba presente en la sociedad disciplinaria. 

La “mera vida” a la que hacía referencia Byung- Chul Han se opone a formas de vida mucho más deseables como las que proponen el Suma Qamaña y el Sumak Kawsay de los pueblos andinos que fueron impulsadas durante los procesos transformadores que tuvieron lugar en Bolivia y Ecuador, durante las dos primeras décadas de este siglo y que a su vez se plasmaron en Constituciones plurinacionales. Byung en el libro señalado más arriba, mostraba como Aristóteles en La Política, ya diferenciaba a la vida común de la “buena vida”  o como Hegel en su dialéctica sobre el amo y el esclavo, infería que este último siempre salvaguardaba los hábitos que impone el Amo para no poner en riesgo la mera vida. Es probable que en las diferentes sociedades que tuvieron desarrollo en la historia planetaria, la dicotomía entre un tipo de vida consignada como la más conveniente tuviera siempre correlatos alternativos. 

Suma Qamaña, Sumak Kawsay. Una ética milenaria 

Si la Ética es la forma de relacionamiento con el Otro, con el conjunto de los otros, diferenciándola de la Moral, se debe decir que ella indaga en las costumbres más arraigadas, las interpela, para enunciar un tipo de relación donde lo adquirido, puede en sentido aristotélico moldearse y autoconstruirse como una nueva perspectiva. No hay una ética, sino una pluralidad de ellas, hay diferentes formas de relacionarnos con el Otro, cosa que no debiera dejar de cuestionar un cierto relativismo impuesto como soberanía de la individualidad, donde cualquier acción pudiera ser justificada como plausible, aunque vaya en detrimento del bien común.

Un fenómeno interesante y al cual nos vamos a referir son el Sumak Kawsay y el Suma Qamaña, términos que en quechua significan aproximadamente el “Vivir bien”. Lo significativo de esto, es que ambos fueron incorporados a las Constituciones de Ecuador y Bolivia, y de alguna forma establecen lo que sería una nueva Ética de Estado. 

Vivir Bien no implica el goce indiscriminado de todos los placeres conocidos: comer, beber, dormir o tener sexo, alimentado todo ello por el consumismo más despiadado, sino como una propuesta colectiva que se ajusta a la armonía con los otros, y a su vez con el medio ambiente, con la tierra, con la Pachamama. 

El Sumak Kawsay en el quechua ecuatoriano, implica principalmente ni un mejor ni un peor vivir que el resto de la comunidad. No es tampoco auspiciar la prisa que lleva a querer mejorar obsesivamente nuestro pasar. Vivir en consonancia con los otros, y sin desvivirse por mejorarla, son sus principios fundantes. El Sumak Kawsay fue incorporado a la nueva Constitución ecuatoriana de 2008 donde se enuncia que: “Se reconoce el derecho de la población a vivir en un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir, sumak kawsay”, 

El Suma Qamaña en el aymará boliviano posee una significación más colectiva y podría ser traducido como un buen convivir, como una sociedad buena para todos y en completa armonía, mientras que en la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia de 2009 se escribe que: "el estado asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama Hulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y ahavai ñan (camino o vida noble)". 

Sin dudas una ética que rastrea en las culturas que fueron diezmadas por los conquistadores, es una iniciativa que plantea desde nuestro mismo suelo, encontrar una manera de relacionarnos con los otros y con el medio, diferente a la que nos fue impuesto  y de lo que aún hoy seguimos prisioneros. 

En el prólogo al libro Vivir bien ¿Paradigma no capitalista? realizado por Ivonne Farah H y Luciano Vaspollo, el ex mandatario boliviano Evo Morales Ayma sostiene entre otras cosas que "Mientras los Pueblos Indígenas proponen para el mundo el 'Vivir Bien', el capitalismo se basa en el 'Vivir Mejor'. Las diferencias son claras: El vivir mejor significa vivir a costa del otro, explotando al otro, saqueando los recursos naturales, violando a la Madre Tierra, privatizando los servicios básicos; en cambio el Vivir Bien es vivir en solidaridad, en igualdad, en armonía, en complementariedad, en reciprocidad. En términos científicos, desde el marxismo, desde el leninismo se dice: socialismo o capitalismo; y nosotros sencillamente decimos: el vivir bien o el vivir mejor".

2021/09/22

Sustrato humano


 Existe algo que podría llamarse sustrato humano. Algo no emparentado a la diferencia entre cuerpo y alma o subjetividad y biología. Algo difícil de formular ya que hay varios obstáculos que no nos permiten hacerlo. En primer lugar ser humano.

Tenemos una elevada visión acerca de nosotros mismos como especie. Desde las visiones religiosas el humano es la criatura privilegiada del ser supremo, y si abolimos a este último, esa criatura ocupa casi el mismo lugar.

Ver la humanidad desde afuera es inconcebible, pero tenemos visiones parciales elaboradas por ciertos humanos acerca de otros de la misma especie. No existe animal que nos lo pueda decir, a menos que intentemos interpretarlos pero siempre giraremos en redondo.

Si entendemos que no existe un lugar común en el cual dar cabida a todas las diferencias propias de concebir la humanidad, podremos saber, en la profundización de esas diferencias que el humano en términos generales no existe, siendo una simple generalización instrumental que la mayoría no reconoce ni respeta.

2021/09/20

PASO 2021- Más marketing que política

 

Cuando de ciertas voces políticas se escucha proponer la construcción de una sociedad más justa o igualitaria a la cual se llegará a partir de una importante transformación social, esos enunciados más que provocar entusiasmo, no dejan de sembrar dudas e incluso un gran escepticismo. Los discursos políticos hoy están impregnados de sofismas marketineros que nunca se traducen en prácticas concretas.


Cuando se habla de Grieta se supone que estamos en presencia de un conflicto muy acentuado, casi irreparable entre dos proyectos de país. Por un lado los que llevarían adelante la transformación de la sociedad en beneficio de los sectores populares, tocando los intereses de las fracciones económicas más poderosas. Del otro lado, los últimos, intentando detener esa sangría confiscatoria que nos llevaría a ser Venezuela, Cuba o Corea del Norte. Pensado así la infraestructura de la sociedad estaría sujeta a una disputa que mueve el suelo como un sismo.

El resultado de las PASO muestra que la supuesta Grieta no deja de ser un gran simulacro, y que el piso en el que se desarrolla se encuentra demasiado firme. La democracia argentina se acerca cada vez más a ese bipartidismo con alternancia que tanto pregonan los demócratas liberales y que alguien como el ex presidente Eduardo Duhalde no deja de sugerir enfáticamente a las dirigencias políticas argentinas.

La alternancia supone la existencia de una política de Estado que se mantiene gobierne quien gobierne. No deja de ser una de esas repetidas propuestas que muchos políticos y periodistas siempre sugieren. Una política de Estado en Educación, Justicia, Seguridad, Trabajo. Al revés, se podría decir que esa política ya existe y es la que el pueblo viene padeciendo desde hace ya un tiempo, probablemente a partir del segundo mandato de la ex presidenta Cristina Kirchner. Definir ese momento implicaría un interesante trabajo de investigación.

Se podrá señalar que el ex presidente Mauricio Macri hizo lo que tanto previa como posteriormente no se había hecho: endeudar al país de una forma desmedida poniendo así serias trabas a quien quisiera revertirlo. Si la deuda contraída por Macri no se investiga y a la vez se hacen todos los deberes para pagarla, lo que se está haciendo es validarla como tal.

Cuando de ciertas voces políticas, se escucha proponer la construcción de una sociedad más justa o igualitaria a la cual se llegará a partir de una importante transformación social, esos enunciados más que provocar entusiasmo, no dejan de sembrar dudas e incluso un gran escepticismo. Los discursos políticos hoy están impregnados de sofismas marketineros que nunca se traducen en prácticas concretas. Esto no es ninguna novedad ya que gran parte de la ciudadanía lo percibe de esta forma y a eso se debe, en gran parte, la escisión creciente entre política y sociedad.

“Sabemos que falta, que falta un montón, pero estamos haciendo” es una frase repetida hasta el hartazgo tanto por el oficialismo como por la oposición cuando fue gobierno. El gran problema es que nunca se sabe hacia dónde hay que ir para suplir la falta. Eso no se dice. Se parece al secreto empresarial. El ciudadano entonces, aunque cada dos años tenga que ir a votar, se vuelve pasivo, tiene que esperar. Lo antedicho debe ser el principal axioma de la señalada alternancia. También lo que provoca, la falta de entusiasmo para comenzar una práctica militante, aunque se escuche asiduamente decir “Estoy trabajando para fulanito”. Obviamente que militar, no es trabajar.

“Es lo que hay” es otra de esas frases que se repiten. Si cada uno se la rebusca como puede, como se dice hoy, lo que molesta sobremanera es que digan que están cambiando el país. Es en este punto preciso donde se hace sumamente perceptible que hoy la imaginación sociopolítica está completamente enterrada. Si se intentase transformar la sociedad, inevitablemente se debiera comenzar a construir otro modo de vivir, de producir, de pensar, de consumir, de hacer política.

Seguramente a través de ciertos razonamientos se podrá decir que lo antedicho no coincide completamente con la realidad, aunque la mayoría de los viejos militantes con cierta formación ideológica  lo vea así. Los nuevos deberían ganarse a las mayorías silenciosas y demostrarles que se trata de ir mucho más allá de lo existente, de eso que no deja de reproducirse continuamente, porque la ideología existe en el modo de vida, en el quehacer cotidiano. Es eso que se reproduce espontáneamente. Los grandes teóricos que hablaron de la ideología obviaron casi siempre un escrito emblemático de Lenin como el ¿Qué hacer? Allí el revolucionario ruso señalaba que la lucha obrera espontanea conduce al tradeunionismo y no al socialismo y que por ende había que darle a eso una sugestiva vuelta de tuerca.

De todas maneras, no todo lo que sucede genera escepticismo. Al interior de los procesos políticos progresistas que se fueron dando en Latinoamérica, durante las dos primeras décadas de este siglo, vale subrayar los ejemplos de Bolivia y Ecuador en los cuales no sólo se realizaron acciones políticas sino a su vez se planteó el establecimiento de un nuevo modo de vida basado en las costumbres milenarias de los pueblos indígenas. El “Vivir Bien”, el Suma Qamaña de los aymaras o el Sumak kawsay. No son pocos los movimientos sociales regionales que adoptan como regla, otro modo de vida alejado del consumismo reinante. Los viejos militantes argentinos de los 70 conocen todo esto a la perfección ya que en sus prácticas también modificaban sus modos culturales heredados, por ejemplo la conocida proletarización.

Por razones de espacio desarrollaremos los temas del último párrafo en una próxima nota.