2020/04/24

El viejo truco de inventar enemigos- Estados Unidos le apunta a China


Mientras la catástrofe sanitaria se cobra muertes sin pausa en los Estados Unidos, Donald Trump acusa a China de causar la pandemia de Covid-19. A mismo tiempo, la mayoría de los países que prefirieron preservar la economía por encima de la salud debieron dar marcha atrás.


Ante la irrupción de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus no todos los países reaccionaron de idéntica forma. Algunos gobiernos la subestimaron, otros privilegiaron la economía, también ambas se combinaron y por qué no decir que la primera respuesta no fue más que la excusa para no enfriar a la segunda.  De todas maneras, habría que señalar que el razonamiento por el cual la economía no podía detenerse resulta en sí una verdadera falacia.
Ningún país que desde un principio abrió sus fronteras indiscriminadamente a la entrada del virus pudo sostener esa política de forma permanente. Por el contrario después de sufrir consecuencias sanitarias desmesuradas tuvieron que dar marcha atrás y obligarse a las cuarentenas y el aislamiento social para evitar la propagación de una crisis que se torne insuperable. No hubo ningún crecimiento económico y vale resaltar que, pasada la pandemia, recuperarse en ese rubro les será mucho más engorroso que en los países que sí tomaron medidas al respecto.
Hoy se escucha –principalmente a través de los medios- el planteo de la oposición salud- economía que a consideración de quien escribe habría que poner entre signos de interrogación. No se trata del simple planteo de sostener la salud sino con mucha fuerza decir que es la vida la que está en riesgo y sobre todo señalar también con fuerza que no existe economía al margen de la vida humana. Pareciera una obviedad pero ante tanta propaganda ideológica acerca de los beneficios de los flujos financieros no resulta raro olvidarlo.
Los especuladores y los mercaderes creyeron que a pesar de todo podían seguir haciendo caja, pero cuando eso no pudo seguir sosteniéndose comenzaron a idear nuevos artilugios. También los políticos y gobernantes que toda su labor la destinan para beneficiar a aquellos. No está de más señalar que no pocas veces cumplen ambas funciones en simultáneo, haciendo de la política la prosecución de los negocios por otros medios.
Si se tiene en cuenta que los EEUU son la nación que defiende a ultranza la ideología de la libertad empresarial en detrimento de las funciones del Estado y que los sistemas de salud se encuentran todos privatizados, no resulta nada sorprendente el hecho de la propagación desmedida de la pandemia. Las noticias que llegan desde allí señalan la confección de fosas comunes o camiones de carga para trasladar cuantiosos cadáveres mostrando imágenes de una sociedad casi en descomposición. Era previsible que eso sucediera en un país en donde el “sálvese quien pueda” es una de las frases principales que estructuran su cultura dominante. Pero más allá de ese rasgo general, la actitud puesta en marcha por el presidente Donald Trump acrecentó mucho más el estado de crisis. En principio minimizando la enfermedad y luego relajando cualquier política preventiva dejando cualquier iniciativa en manos de los diferentes gobernadores o alcaldes, sin realizar ninguna centralización ni unificación de criterios y acciones para contrarrestar los efectos negativos en el conjunto de la sociedad americana.
Contando ya EEUU con el número más elevado de muertos por causa del nuevo coronavirus, la ocurrencia de los republicanos pareciera ser culpar a China por los efectos nocivos.
El pasado viernes 17 de abril el senador oficialista Josh Hawley presentó un proyecto de ley por el cual las víctimas del Covid-19 del país norteño puedan demandar directamente al Partido Comunista de China como principal responsable de la propagación de la pandemia a nivel mundial. Según sostiene esta propuesta los funcionarios del partido gobernante del país asiático deberán comparecer en los tribunales estadounidenses y además un grupo de trabajo del Departamento de Estado tendrá las atribuciones de poder investigar en la misma China las falencias ocurridas cuando la irrupción de la enfermedad en Wuhan.
En una acción sincronizada un prestigioso bufete de abogados de Florida ya presentó una demanda contra el gigante asiático, esperando la sanción de la ley para poder llevarla adelante sin ninguna traba. Para que esto sea posible China deberá perder su inmunidad soberana como sucedió en 2016 cuando el Congreso de los EEUU aprobó la Ley de Justicia contra los promotores de actos terroristas que permitió a las víctimas y sobrevivientes demandar a Arabia Saudí por complicidad en los ataques del 11 de septiembre.
Este proyecto contempla además una variedad de recursos que EEUU podría emplear para profundizar su guerra comercial contra China. Estar pendiente de cualquier artilugio para poder sacar ventajas y obviar las propias falencias. Se sumaron además diversos corifeos aliados de la superpotencia desplegados por el mundo para acompañar la iniciativa.
La respuesta china no se hizo esperar y el lunes 20 el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del gigante asiático, Geng Shuang contestó diversas preguntas relacionadas a la prensa internacional. El periodista de la CNN se refirió explícitamente a la presentación del proyecto de ley de los republicanos al igual que de algunas declaraciones del presidente Trump sobre la idea de investigar en China el surgimiento del Covid-19 y sobre las posibles consecuencias que podría enfrentar este país si resultase “conscientemente responsable” de la irrupción del nuevo coronavirus.
Al respecto Geng dijo: “Ante las grandes crisis de salud pública y las enfermedades infecciosas, la comunidad internacional debe ser solidaria y trabajar unida, no recurrir a acusaciones mutuas o exigir represalias y rendición de cuentas”.
El funcionario chino no tuvo escrúpulos en decir a su vez  si “¿Alguien le pidió a Estados Unidos que ofreciera compensaciones por la gripe H1N1 2009, que se diagnosticó por primera vez antes de estallar a gran escala en los Estados Unidos y luego se extendió a 214 países y regiones, matando a casi 200 mil personas?,” agregando que: “El SIDA se informó por primera vez en los EEUU, en la década de 1980 y luego se extendió por todo el mundo, causando innumerables sufrimientos a innumerables víctimas. ¿Alguien se presentó y le pidió a los Estados Unidos que rindan cuentas? Además, Kishore Mahbubani, profesor de la Universidad Nacional de Singapur, dijo en una entrevista el otro día que la crisis financiera en los Estados Unidos provocada por el colapso de Lehman Brothers en 2008 se convirtió en una crisis financiera global. ¿Alguien le pidió a los Estados Unidos que tomara las consecuencias?”.
“Estados Unidos debe entender que su enemigo es el virus, no China” agregó Geng Suang y afirmó que “La comunidad internacional solo puede vencer al virus uniéndose. Atacar y desacreditar a otros países no salvará el tiempo y las vidas perdidas. Esperamos que aquellos del lado estadounidense respeten los hechos, la ciencia y el consenso internacional, dejen de atacar y culpar a China por nada, dejen de hacer comentarios irresponsables y se concentren en combatir la epidemia en casa y promover la cooperación internacional”.


2020/04/02

Los “derechos” del virus y la política

La pandemia afecta la estructura biológica de una especie aunque no estemos acostumbrados a vernos como tal. Es por esto que la política entendida como defensa de determinados intereses particulares -aunque esbozada como beneficio general- colisiona para luego comenzar a girar en el vacío.
Nota Socompa
Cuando llegaban de China las primeras imágenes televisivas del necesario aislamiento para impedir la propagación del Covid- 19 podía verse en ellas un desierto urbano propio de los filmes distópicos que hoy abundan tanto en el cine como en las series de TV. Enormes puentes colgantes que unen zonas urbanas de alta densidad poblacional sin que pueda verse ningún automóvil, zonas céntricas despobladas, anuncios de una parálisis de actividad social y económica en un país que representa la cuarta parte del total de habitantes del planeta.
Dame la derecha

No hay que lucubrar demasiado para darse cuenta de que ese aislamiento hubiera sido improbable sin la participación activa de un Estado presentificado hasta sus mismos extremos. Si bien rige en China una economía de mercado, sus formas políticas e institucionales se parecen más a lo que imperaba hace algunas décadas atrás. Hoy en el gigante asiático la pandemia comenzó su retroceso, y no resulta ocioso señalar que en un país como los EEUU la suma de infectados está superando las cifras chinas. En la medida que un virus afecta a la anatomía humana ya no se trata de la posible salvación de una parte en detrimento de la otra. Al menos da la sensación de que no existe aún para un acontecimiento de esta índole una estrategia que le permita a un sector específico poder zafar de los peligros concomitantes. No existe como en la ficción ese otro planeta en el cual los poderosos puedan exiliarse. En una sociedad global estructurada por clases sociales, algunas con grandes privilegios y otras con marcadas debilidades -si miramos los dos costados de un extenso abanico- podemos precisar que la irrupción de una pandemia afecta al conjunto de la especie humana sin hacer ninguna distinción de clase, aunque algunas puedan sobrellevar el aislamiento de modo mucho más holgado.
No quiere decir que hayan cesado los enfrentamientos entre clases sociales, pero tampoco es posible que alguna de ellas pueda hacer alianza con el virus en beneficio propio o en detrimento de las otras. Se trata pues de lo que Charles Darwin denominó la Selección natural. Ese flujo único y en permanencia del conjunto de la materia tanto orgánica como inorgánica en el que ninguna especie en particular siendo parte de ello pueda aislarse. Si se pensara metafóricamente en términos de “derechos naturales”, los virus tienen los mismos que cualquier otra especie biológica y se abren camino de igual manera que los humanos en cuanto a producir nuestros alimentos y demás objetos para la subsistencia. Esos mismos “derechos” son los que permiten también que podamos enfrentarlos.
De nuevo, la pandemia afecta la estructura biológica de una especie aunque no estemos acostumbrados a vernos como tal. Es por esto que la política entendida como defensa de determinados intereses particulares -aunque esbozada como beneficio general- colisiona para luego comenzar a girar en el vacío.
El 4 de marzo dijo el ex presidente Mauricio Macri en Guatemala que “el populismo es más peligroso que el coronavirus”. A su vuelta al país se comunicó con el presidente Alberto Fernández y le habría sugerido que siguiese el modelo inglés sin tomar medidas drásticas que paralicen la economía.
El domingo 16 de marzo Mario Vargas Llosa escribió una muy interesante nota de opinión en el diario peruano La Republica bajo el título “¿Regreso al Medioevo?”. Interesante ya que deja sentadas ahí -de forma bastante elocuente- las bases principales de la posición dominante de las derechas neoliberales.
“El coronavirus comienza a hacer estragos en España. O, mejor dicho, el espanto que causa ese virus proveniente de China”, comienza diciendo el escritor peruano residente en la península ibérica. Se refiere luego a las diferentes actitudes que por ese entonces comenzaban a llevar adelante los españoles expresando que “Todo esto, en términos prácticos, es muy exagerado, pero no hay nada que hacer: España tiene miedo y los gobiernos, el nacional y las autonomías, salen al frente de la pavorosa enfermedad con medidas cada vez más estrictas que, de una manera general, los españoles aprueban e, incluso, exigen que sean más extensas e intensas”.
Resalta Vargas que España tiene uno de los mejores sistemas de salud del mundo y que al 11 de marzo había solamente 47 muertes por el virus, pero “Jamás las estadísticas han sido capaces de tranquilizar a una sociedad roída por el pánico y ésta es una buena ocasión de comprobarlo. En medio de la civilización ha reaparecido la Edad Media, lo que significa que muchas cosas han cambiado desde entonces, pero muchas otras no. Por ejemplo: el miedo a la peste”.
Los datos que llegan hoy desde España refutan elocuentemente las sugerencias y previsiones del autor de La ciudad y los perros. Pero fue más allá e intentó encontrar las causas del surgimiento del Covid-19 “Nadie parece advertir que nada de esto podría estar ocurriendo en el mundo si China Popular fuera un país libre y democrático y no la dictadura que es”.
Vargas Llosa preside el foro político en el que Macri afirmó lo del populismo. Es más, aparecen juntos en la foto. Podría leerse que ellos creen que el aislamiento social es simplemente una medida demagógica del populismo para complacer a los ciudadanos asustados.