2015/10/30

Sobre el discurso de Cristina. Una primera impresión

No sé la impresión que tienen los demás, pero me pareció que el primer interlocutor del discurso de Cristina ayer, fue Macri. “Cuando nosotros decimos que algo es irreversible, no nos referimos a la economía, nos referimos a la conciencia que se ha creado en la sociedad de que tienen que pelear para mantener y acrecentar esos derechos” para después decir “Estas cosas no son chiste, argentinos, porque después no puede decir me arrepiento porque sabés qué pasa, te arrepentís vos, pero se jodieron los 40 millones de argentinos”.
Cristina pidió que prosiga el mismo rumbo macroeconómico y señaló “No estamos en un partido de fútbol River-Boca, no estamos en una cuestión de oficialismo y oposición o si soy peronista o radical o socialista, estamos ante la disyuntiva de elegir un modelo de país. El barco necesita los 40 millones de argentinos adentro, con nuestras diferencias, con nuestras diversidades, con nuestras complejidades, pero lo que el barco necesita es que el motor siga andando porque si no, nos hundimos todos”.


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2015/10/27

Morales Solá y el sentido común

Morales Solá hoy en su editorial de La Nación hace referencia a los resultados del pasado domingo y resalta en particular cuánto le erraron las encuestas a lo que realmente sucedió. Por ejemplo dice que una encuestadora del Pro decía que Scioli ganaba con un margen de 7 puntos. Hasta ahí venía bien, a pesar de su recalcitrante forma de pensar, pero en un momento se le suelta la cadena y asegura que lo que podría haber afectado a las encuestas es lo siguiente: “Puede suceder que en la Argentina haya influido también el miedo de los encuestados hacia un gobierno siempre dispuesto a vengarse, que arrastra la imagen de usar a los servicios de inteligencia para cualquier cosa”. Patético ¿No?

Desde hace rato que pienso que gente que dice esas cosas no están fuera del “relato”, son parte del mismo. Si seguimos así “vamos a ser Venezuela, o Cuba” o en el peor de los casos “México o Colombia”, aunque metamos en la misma bolsa a los Castro y Chávez, con derechistas como Uribe y Felipe Calderón.

Según Gramsci el sentido común es una concepción lacunar y fragmentaria, que convive en la asincronía y la incoherencia. Hay que pulir al más común de los sentidos para que todas esas falacias queden expuestas como absurdas.

2015/10/26

Primera reflexión pos electoral

Ahora cuando el peronismo, muestra su impotencia para construir lo nuevo, queda mucho más claro que si existiera una izquierda que en lugar de utilizar a las elecciones sólo para hacer propaganda política, y colocar algunos legisladores, que hagan crecer sus propios aparatos partidarios; y en lugar de ello planteara alternativas concretas de gestión, en los municipios por ejemplo: sobre el transporte público, la basura, las cuestiones cotidianas… Lo seguro es que esa nueva izquierda tendría grandes chances de gobernar como en medio continente. Mientras se piense que es Revolución o Muerte, y todo lo otro reformismo, se jugará para la derecha. “Cuanto peor mejor”

Hay dos clases de votos, se podría decir. Un voto orgánico, concertado, que se logra por la acción militante directa; y otro que es espontáneo, el ciudadano escoge sólo por lo que conoce a partir de los medios, por percepción de una gestión o por trascendidos. Se podría objetar que en el medio hay muchos grises, pero en definitiva hoy esas son las 2 principales matrices de una elección. Viene a cuento ya que de lo primero, lo que se logra por la acción militante directa, tal vez ello sea solo un mínimo porcentaje. La crisis de representatividad de los partidos políticos fue ahondando esa grieta, y a partir de ahí los candidatos quedan como productos del marketing, y no como representantes de un proyecto. La gestión se convierte así en una acción propagandística sin mediaciones. 

2015/10/17

Faltaría otra vuelta de tuerca

En la actual situación del capitalismo global, lo que tal vez haya desaparecido como alternativa es la ruptura total del andamiaje estructural del sistema, para dar comienzo a una nueva sociedad. Sin dudas, ello es un logro bastante considerable de la estrategia defensiva de las fracciones sociales que para sobrevivir necesitan de la reproducción de la plusvalía. Decimos fracciones en lugar de burguesía, porque es probable que catalogándola de esa forma nos privemos de entender las principales cualidades de ella. Que se haya roto el paradigma de las rupturas, no implica que no se pueda hacer nada por el bienestar de las mayorías. Lo que hay que saber es que lo que sí será posible, necesariamente estará enmarcado en esas coordenadas. Esto tiene singular importancia en la actual realidad latinoamericana.

Hoy asistimos a múltiples tensiones, que en última instancia están determinadas por la contradicción capital- trabajo, pero que por cierta lógica divergente siempre se tensan en planos disociados. Los principales enfrentamientos a nivel planetario se producen entre fracciones que necesitan de la apropiación privada de la producción social. Es así como el tránsito desde la unipolaridad a la multipolaridad no representa más que la agudización de las diferentes contradicciones intercapitalistas. Cambios en las relaciones de fuerzas, formación de nuevos bloques tácticos, búsqueda de ocupación de zonas estratégicas, incremento de la competencia, búsqueda de nuevos liderazgos, irrupción de nuevos actores globales, etc. Esto se produce en simultáneo, con el desarrollo de economías negras (narcotráfico, trata, paraísos fiscales, etc.) que en lo aparente tienen existencia separada, pero que se complementan o son parte de un mismo todo. En ese escenario global cobran vigencia las guerras en lugares estratégicos (Oriente próximo, el Cáucaso), la demonización de ciertas naciones, y el desarrollo de guerras santas como las que se hacen contra el terrorismo y el narcotráfico.

La exacerbación de las tensiones entre fracciones capitalistas es la matriz formal y fáctica de la guerra. Eso es lo que Lenin pudo constatar ante la irrupción de la primera gran guerra europea hace poco más de un siglo, y que fue lo que le permitió -a contramano de toda la marea socialdemócrata de entonces- ver la posibilidad concreta de la ruptura revolucionaria.

Si desde los albores del nuevo siglo en nuestro continente se fueron dando algunos cambios, que torcieron cierta inercia estructural de larga data, fue principalmente por la existencia de un nuevo escenario global, y por la clara visión de algunos líderes, como el desaparecido Hugo Chávez. La insurgencia neozapatista de enero del ’94 ya había inaugurado una revolución molecular en el seno de los diferentes movimientos sociales de la región. Es probable que haya que producir una nueva vuelta de tuerca.

2015/10/12

Road Warrior



La saga Mad Max, que incluye la imprescindible Road Warrior, fue realizada entre fines de los ’70 y comienzo de los ’80. El destino de la distopía ya estaba en marcha. En medio de escenarios posapocalípticos siempre habrá lugares para hacer justicia, lo que tal vez ya no será posible será la redención completa.

2015/10/09

Acotaciones marginales de un trabajo en construcción

Desde las actuales condiciones objetivas: el estado de las relaciones de producción y las fuerzas productivas, no es posible observar ninguna línea tendencial que conduzca a una sociedad más justa. Cuando Marx pudo esbozar desde el materialismo científico, la posibilidad de un modo de producción igualitario (el comunismo) “De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”.  Esto se realizaría en un complicado proceso de transición, desde el modo de producir capitalista hasta el comunista, en el cual desparecerían las clases sociales, el Estado y la política. Cuando Marx pudo formular eso, sí existían condiciones materiales para poder llevarlo adelante. Ese tránsito hacia la sociedad de iguales, implicaba una palanca como la dictadura proletaria o socialismo. Tanto Lenin como Mao lo plasmaron en la práctica, y lo pusieron a andar. Que no se haya plasmado en una proyección hacia adelante, merece el más firme compromiso teórico, el gran desafío teórico del marxismo actual. Por igual, desentrañar la existencia de formaciones sociales capitalistas avanzadas en países como China y Rusia.

En los ’90 cuando se proclamó el fin de la historia, y se hizo carne el neoliberalismo, se dijo incontables veces de que el marxismo había fracasado. Vale señalar que no es lo mismo fracaso que derrota. El fracaso alude a algo que se vuelve anodino, que toma la forma de fallido y que por ende no debe pensarse más. Lo que fracasa siempre debiera ser desechable, implica un estorbo, un obstáculo a sortear. En cambio en la derrota, se pueden extraer conclusiones, aunque en ella tendrán cabida todos esos elementos que aluden al fracaso. Incluso en esas derrotas en las cuales se sabía de antemano que sería así, ya que la relación de fuerzas no daba para el triunfo. Quien fue derrotada es la lucha proletaria, pero no el marxismo como artefacto teórico. Quienes fracasaron fueron diversos elementos anclados en la lucha de los pueblos, que se conservaban como obstáculos. Pensar que el marxismo ha fracasado es como decir que tras Hiroshima fracasó la física nuclear. Se podría considerar como un fracaso si no contara con los elementos necesarios para realizar un análisis de la derrota. Si fuera así los profetas de la eternidad capitalista tendrían razón. Ellos además sostienen fervientemente la idea de que el capitalismo es la perfección.

En líneas demasiado generales se podría definir a la teoría marxista como una herramienta más de la lucha de clases, haciendo la salvedad que con respecto a otras concepciones, ésta es científica porque no puede no trazar lineamientos políticos si no es a partir de una determinación de la economía sobre el resto del todo social, siendo ese basamento algo que es determinante en última instancia y que fuera desentrañado con gran rigor científico. En esto hay que ser bien estricto y severo para señalar que a diferencia de otras doctrinas, el marxismo si propuso una sociedad más justa no fue por ningún idealismo humanitario, ni por considerar el bienestar del prójimo. En ello no hay ninguna religiosidad. Marx planteó una salida alternativa al capitalismo a partir de vislumbrar esa posibilidad a partir de lo que tenía enfrente de sus ojos. Tanto Lenin, como Mao o Gramsci también lo hicieron de la misma forma.  

La principal contradicción sigue siendo entre capital y trabajo, pero haciendo la salvedad de que ninguno de esos dos términos puede articularse en un sujeto unitario, que se constituya en consonancia con lo que en el Manifiesto se denomina “Burgueses y Proletarios”. No es que no existan como actores económicos, lo que no tienen ya es un valor de unidad estructural que los defina como fuerza social o política. La sensación de este tiempo es la proliferación de contradicciones secundarias, y que éstas en algunos casos conforman unidades tácticas entre sectores poderosos con desposeídos. Hoy los principales enfrentamientos se producen entre fracciones capitalistas o alianzas conducidas por esas fracciones, e incluso las guerras santas contra el terrorismo y el narcotráfico representan contradicciones intercapitalistas.

Hoy asistimos a la crisis de la reproducción ampliada, ya no es posible hablar de “la” ideología dominante, ella fue balcanizada por el relativismo cultural. Lo que sí se podría tener en cuenta es un cierto matema de la ideología, algún axioma o factor común pero nunca algo que se unifique en sus contenidos. Lo que ha caído es la semántica de la ideología.