2015/02/04

Una pequeña introducción al sentido común

Antonio Gramsci comienza señalando que una obra como la de Bujarin estando destinada a lectores que no son intelectuales de profesión, en lugar de haberse focalizado en una crítica de los grandes sistemas filosóficos, debiera haber partido de la crítica del sentido común, a la que él denomina “la filosofía de los no filósofos”. Bien vale detenerse en esta introducción ya que es ahí en donde Gramsci esboza una cantidad interesante de apreciaciones que permitirán rastrear el sentido preciso de lo que él denomina sentido común. Según Gramsci es “la concepción del mundo absorbida acríticamente por los diversos ambientes sociales y culturales en los que se desarrolla la individualidad moral del hombre medio”. Si bien en términos generales se está de acuerdo con lo que se intenta formular, habría que poner en dudas esa acción de ser “absorbida acríticamente”. Tal vez sea más preciso señalar que esa concepción, emana de esos ambientes sociales y culturales, le es propia, y realizar una crítica de ella es factible en segunda instancia. La disquisición apunta a mostrar que más que ser “absorbido”, integrado, proveniente de otro lugar, el sentido común es constitutivo de los sujetos sociales y culturales. Esta diferencia lejos de invalidar la posición gramsciana, es posible que le dé un marco más preciso. Volveremos sobre ella.

Gramsci prosigue definiendo al sentido común, de forma negativa: “no es una concepción única, idéntica en el tiempo y en el espacio”. Lo define así como al folklore de la filosofía y al igual que ésta puede encontrarse de diferentes formas. Resulta muy interesante las cualidades que le atribuye, señalando que es una concepción “disgregada, incoherente, inconsecuente” incluso en cada “cerebro individual”. Cuando tiene que afirmar por la positiva, Gramsci afirma que cuando en la historia se conforma un grupo social homogéneo, también se elabora una filosofía homogénea (coherente y sistemática) que se impone sobre el sentido común. Planteado así pareciera ser una especie de sedimento fragmentario que abona la estructura social, y que si bien se diferencia de otras instancias de la misma estructura, posee un índice de importancia singular. Es justamente lo que hace falta, construir una teoría positiva del sentido común. En Gramsci hay muchas indicaciones al respecto.

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