Decíamos en
escritos anteriores, que un nuevo sentido común se debe construir sobre el
viejo, que es en primer lugar un trabajo gris de dotar a los trabajadores de
herramientas e instrumentos para constituir una nueva perspectiva de la
realidad. El sentido común podría ser enmarcado en una secuencia de conjuntos
significantes o frases que son convalidadas por el uso repetido, por lo consuetudinario.
En esas acepciones (contrastadas con la práctica) se encuentra el terreno concreto
de lo que siempre se llamó la lucha ideológica. La conciencia por lo tanto
lejos de ser un resultado luminoso es comparable a eso que ya no deslumbra
tanto, porque fue hecho a base de trabajo. Casi comparable a la obra del
artista, que puede deslumbrar, a quien no conoce el proceso de su confección.
Obviamente siempre habrá elementos azarosos que son los que de alguna forma
constituyen las genialidades, pero hay que convenir que lo principal son el esfuerzo,
la dedicación y la tenacidad. Walter Benjamín señalaba que “el genio no es más
que laboriosidad”. El trabajo rutinario del intelectual colectivo en el seno
del pueblo trabajador es equivalente a lo señalado. No podría ser de otra forma
si la base filosófica es el materialismo dialéctico.
En un informe al Partido Comunista de China (PCCh) realizado el 13 de agosto de 1945, que lleva
el nombre de “La situación y nuestra política después de la victoria en la Guerra de resistencia contra el Japón”, Mao Tse- tung da un claro ejemplo de lo que se viene
señalando aquí sobre la construcción de un nuevo sentido común, no como un
producto que surge ex nihilo sino como la labor del partido en el seno de las
masas populares de la China de entonces, en el cual se vislumbra bastante bien
cuál debe ser la tarea de la organización para transformar la espontaneidad de
las masas y progresivamente llevarla hacia niveles de comprensión que antes no
estaban. Si en Lenin es posible encontrar una secuencia de escritos que desde
las Tesis de Abril hasta el momento de la revolución de Octubre, marcan la
impronta del forzamiento de otra vuelta de tuerca a la revolución de febrero,
para profundizar los cambios; es posible mostrar que en el escrito señalada de
Mao, se encuentra la punta del ovillo que se va a desplegar hasta el triunfo en
1949 de la revolución proletaria en China. En agosto del ’45 Mao traza la
particularidad del enfrentamiento al Kuomintang que hasta no hacía tanto había
sido un aliado táctico en la guerra contra el imperialismo japonés.
Citaremos algunos
párrafos de este escrito que nos parecen importantes, aunque sería preferible
leer completo el apartado ya que la comprensión obviamente sería diferente. “ Aparte de nuestra propia
conciencia política, conciencia política de la vanguardia del proletariado,
existe la cuestión de la conciencia política de las masas populares. Cuando el
pueblo carece todavía de conciencia política, es enteramente posible que ceda a
otros los frutos de la revolución. Esto ocurrió en el pasado. Hoy la conciencia
política del pueblo chino también es mucho más alta” expresa Mao, agregando que
“El despertar político del pueblo no
es cosa fácil. Para desarraigar de la mente del pueblo las ideas erróneas, se
requieren muchos esfuerzos serios de nuestra parte. Debemos barrer lo atrasado
de la mente del pueblo chino, así como barremos nuestras habitaciones. El polvo
no desaparece solo, sin que lo barran. Debemos llevar a cabo una amplia
propaganda y educación entre las masas populares, a fin de que comprendan la
situación real y la marcha de los acontecimientos de China y tengan confianza
en su propia fuerza”.
Esta metáfora
del barrido nos parece demasiado explicativa, ya que Mao utiliza ahí un ejemplo
de lo cotidiano, y de lo que estaba presente en cualquier habitante de la China
de entonces. Mao emprende ahí una metáfora y dice que el partido es la escoba,
o que la escoba es el partido, y señala con un lenguaje muy próximo al sentido común
no sólo de sus camaradas sino principalmente del pueblo que: “Escoba en mano,
tienes que aprender a barrer; no te quedes en la cama soñando con que se
levantará una ráfaga y barrerá todo el polvo. Nosotros los marxistas somos
realistas revolucionarios y nunca nos entregamos a sueños ociosos. Hay un viejo
dicho en China: ‘Levántate al alba y barre el patio’. El alba es el nacimiento
de un nuevo día. Nuestros antepasados nos decían que nos levantáramos y
barriéramos apenas apuntara el día. Nos señalaron una tarea. Sólo pensando y
actuando de este modo sacaremos provecho y tendremos en qué ocupamos. China
posee un vasto territorio, y es asunto nuestro limpiarlo con la escoba, pulgada
a pulgada”. Antes había dicho que “Nuestra política es la de
responder medida por medida y luchar por cada pulgada de terreno”.
Mao enunciaba las tareas
ideológicas del intelectual colectivo con frases casi poéticas, pero muy
cercanas al sentido común. Cuatro años después de este escrito en China triunfaba
la segunda gran revolución después de la de Octubre del ’17.
Obviamente esto
prosigue…
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