Hay acciones que se debieran realizar o debieran ser impulsadas desde una gestión municipal, más allá del sesgo ideológico o político. Porque hacen al sentido común. Las pautas de urbanidad por ejemplo.
Si el que escribe se refiere a Berisso, es porque donde vive, y donde quisiera que estas cosas se convirtieran en políticas públicas.
Por lo anteriormente señalado, esto no es una crítica al oficialismo (solamente) sino también al arco opositor, ya que tampoco es capaz de ofrecer alternativas desde las bancadas con las que cuenta en el Concejo Deliberante, o incluso desde la acción ciudadana.
Muchas calles de la ciudad están plagadas de perros sin dueño, o en todo caso de animales a los cuales algunos vecinos, les ofrecen alimentos sin hacerse cargo de ellos. Considerar que estos perros resultan útiles para la seguridad, es un verdadero despropósito, ya que la misma no se resuelve de esa forma. Cualquier transeúnte nocturno puede ser presa de las mordeduras y también ser espectador de cómo los canes rompen las bolsas de basura, dejando en algunas veredas verdaderos focos infecciosos. Un vecino contaba como un motociclista intentando evitar el ataque de un perro en la calle, tuvo que desviarse produciendo un accidente. Los perros no son ni peronistas, ni radicales ni de izquierda, ni tampoco protegidos por los derechos humanos, como dijera una vecina en tono peyorativo.
La velocidad de los automóviles o de las motos en las calles del casco urbano debieran ser reguladas. No es posible que un auto vaya por la 11 o la 17 a 100 Km. por hora. Solamente son dos ejemplos.
Debatir la política, el modelo de país, o la integración latinoamericana resultan totalmente abstractas, si no se tienen en cuenta las cosas de la cotidianeidad.
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