En un intento de deslindar algunas
hipótesis acerca de cómo conceptualizar los actuales procesos suramericanos a
partir de la ciencia de la historia, y sobre todo no yuxtaponerlos a la
construcción de un relato emancipatorio, o en todo caso diferenciarlos como
ámbitos con relativa autonomía entre sí, me veo precisado a introducir algunos
elementos de teorías ajenas, o pertenecientes a otros campos específicos.
Concepto y modelo
Un concepto externo a una
ciencia o a un saber de tipo científico, extrapolado a otro territorio deja de
ser un concepto, ya que alude a un objeto diferente, fue construido para
resolver problemas de un campo específico, por lo cual una vez extrapolado, si
bien puede tener utilidad, se convierte en un modelo. Por ejemplo: la pulsión
es uno de los conceptos principales del psicoanálisis, y que fuera construido
por Freud a partir de una experiencia singular como lo es la escucha de esa otra
escena denominada inconsciente. Hacer que este concepto pueda intervenir en una
territorialidad diferente, es convertirlo en modelo, a saber, permitir que
pueda leer determinados problemas, que con los conceptos ya adquiridos, esa
ciencia no encuentra posibilidad de hacerlo.
Suponer que la extrapolación
de un concepto a otra disciplina no implica que en ese sitio pierda su validez
conceptual, es entrar en el terreno de la ideología, y alejase del saber
científico. Por esta razón la presencia de un modelo permite valga la
redundancia, modelar la experiencia científica, y a partir de ciertas regulaciones
puede llegar a construir un nuevo concepto, es decir propio a la ciencia a la
cual está referido.
Esta pequeña introducción de
la noción de modelo en tanto diferente de concepto, es pertinente en tanto
quien escribe precisa introducir como modeladora de las experiencias sociales
suramericanas vistas desde un punto de vista materialista, a la topología
combinatoria, también conocida como geometría de la goma.
La topología a diferencia de
la geometría, estudia las propiedades cualitativas de las formas, en tanto la
última es específica de las propiedades cuantitativas.
Para entender esta
diferencia vamos a partir de un axioma simple como lo es el teorema de Jordan. Éste señala que toda
línea poligonal cerrada y simple sobre un plano delimita dos espacios: uno
interior y otro exterior. Esta propiedad que podríamos llamar cualitativa, es
válida para cualquier polígono, ya sea un triángulo, un cuadrado, una
circunferencia, un octógono, etc. Es decir que cualquier figura geométrica que
se adapte a esta cualidad resulta equivalente entre si. Para la geometría un
triángulo difiere de un hexágono por la cantidad de lados, mientras que para la
topología equivalen, ya que ambos poseen un espacio interior y otro exterior.
Planteada de esa forma la topología puede ofrecernos un espacio de
transformación entre diferentes figuras, siempre que no haya ruptura de la
cualidad. Si la línea poligonal en algún momento dejara de ser cerrada, las
equivalencias dejarían de serlo, y se produciría una ruptura.
Esta pequeña y breve
introducción a la geometría del caucho que se estira, resulta interesante para
analizar algunos elementos de la sociedad. Por ejemplo el Estado. Hasta dónde
éste último puede estirarse por ejemplo democratizándolo. Haciendo una
topología de las fuerzas de represión, de sus aparatos ideológicos, etc. En qué
lugar es necesaria la ruptura. Las formaciones sociales en tanto partes de un
modo de producción dominante también es plausible analizarlas desde esta
disciplina. Es la tarea que prosigue.
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