Éste como es de
público conocimiento es un año electoral, y de acuerdo a ello se mueven todos
esos intereses que para reforzarse necesitan que quien llegue a la presidencia
sea alguien afín, alguien que les conceda toda una gama de beneficios acordes a
su condición. De acuerdo a las reglas de la democracia, cualquiera que pretenda
ocupar un cargo público puede hacerlo, siempre que cumpla con los requisitos
legales; entre ellos ser candidato de una fuerza política convalidada para tal
fin. Lo que no cualquiera puede es contar con los recursos económicos para
emprender semejante tarea. Una campaña electoral tiene un costo, económicamente
hablando. A veces sumamente alto. Una deuda de la democracia debiera ser fijar
topes en el gasto para realizar una campaña, y tal vez hasta subsidiar a
agrupamientos políticos que no se caracterizan por tener grandes finanzas. La
competencia política no debiera trasladarse a una competencia económica. De esa
forma los empresarios cuentan con mucho más chances que los trabajadores, por
ejemplo. También se produce el arribo a la política de gente que a lo largo de
su vida no se interesó demasiado en ella, pero que a veces ven que es un buen
momento para invertir. Los ejemplos sobran.
En los últimos días, más precisamente el martes 17 de marzo, el candidato
presidencial Mauricio Macri realizo una gran cena de empresarios para recaudar
para la campaña. La misma tuvo lugar en la sede de La Rural, y el derecho al
asiento tuvo como valor la cifra de 50 mil pesos. Los comensales se repartieron
en mesas de 10 personas. "No me salen las palabras para
agradecer esta convocatoria. Quiero transmitirles la idea de la
reconciliación", les dijo a los presentes el jefe de gobierno porteño,
agregando que "Hoy se impone en la Argentina una idea de cambio, tenemos
que mirar el futuro". Los
presentes dejaron a la caja amarilla la encomiable cifra de 120 millones de
pesos. "Ya tenemos la
plata para la campaña presidencial", dijeron desde el Pro.
Quienes estuvieron presentes en dicho evento fueron Jorge Correa
(presidente de Nidera), Miguel Blanco (Swiss Medical), Luis Corsiglia, Osvaldo
Bruco, Alejandro Gravier y Matías Gainza Eurnekian, entre otros. Había
representantes de bancos, compañías agropecuarias, petroleras, de consultoría,
medios, automotrices y tecnología, entre otras áreas. Y fueron 40 empresarios
chinos, acercados por el candidato a legislador porteño Fernando Yuan,
referente de la Cámara Argentino China de la Producción, la Industria y el
Comercio.
Obviamente que los asistentes
no fueron estafados con el precio de la entrada, la pagaron de buenas ganas.
Eso significa que quién paga una cifra como ésa es porque espera algo a cambio,
si eventualmente Mauricio Macri resultara presidente de los argentinos. No hay
ingenuidad al respecto.
El fin de semana anterior a
esa cena, la Convención de la Unión Cívica Radical (UCR) reunida en
Gualeguaychú determinó su política de alianzas para las presidenciales de este
año. Allí la línea motorizada por su presidente partidario Ernesto Sanz
determinó que esa fuerza se presentará a las Primarias de agosto en acuerdo con
el Pro de Macri, y la Coalición Cívica de Elisa Carrió. Esa postura ubicó al
partido centenario en una muy marcada inclinación hacia la derecha del tablero
político nacional.
A partir de ese momento
no se dejó de señalar que en octubre habría un escenario de segunda vuelta,
protagonizado seguramente por Macri y el candidato del Frente para la Victoria.
Lo cierto es que el acuerdo entre radicales, lilitos y macristas, sepultó aún
más las esperanzas del intendente de Tigre Sergio Massa, en su carrera
presidencial. “Sergio no levanta” dicen desde su entorno, mientras que la
mayoría de las consultoras le da sólo el 15 % de intención de voto al Frente
Renovador. Eso a escala nacional, ya que al parecer en la Provincia de Buenos
Aires el precandidato Francisco De Narváez estaría encabezando los sondeos. Recién
en los últimos días con la decisión de Julián Domínguez de bajarse de las
presidenciales y desembarcar en la provincia, el Frente para la Victoria
pareciera empezar a decidir quiénes irían por un distrito clave. Desde el
massismo ven que la alianza de los radicales con el Pro es capaz de captar una
misma identidad de votante, y a su vez el tigrense está viendo cómo muchos de
los que estaban en sus cercanías abandonan el barco.
Nota publicada en El Correo Gráfico de Berisso
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