Foucault se preguntaba bajo qué figura de pensamiento
se dieron cita en la Antigüedad Occidental el sujeto y la verdad, y se
respondía que el concepto principal para abordar esta relación era la épiméleia/ cura sui, que tiene
como significación el cuidado del sujeto. Este concepto llegó a la actualidad
simplemente como un conócete a ti mismo, sin advertir que esto siempre va
acompañado de cuídate a ti mismo. La relación de conocimiento y cuidado decía,
es una relación subordinada ya que conocerse es un rasgo de la preocupación por
el cuidado de sí mismo. Según Foucault cuando Sócrates
interpelaba a sus discípulos ¿Te ocupas de ti mismo? esto implicaba interrogar
si además de lo que hacían todos los días se ocupaban de sí mismos. Esta
sugerencia sin dudas aporta a pensar que ocuparse significaría meterse en esos sitios en los cuales el sentido
común no impera, y que por lo tanto las ocupaciones cotidianas no serían en
todo caso falta de ocupación, sino de ocupaciones impuestas.. En
este sentido ocuparse de sí no sería muy diferente de pensar contra sí,
como planteara Kant. En todo caso la épiméleia mantendría una relación
particular con el sujeto, y además de ser la condición necesaria para la
práctica de la filosofía sería según Foucault el principio básico para
cualquier actividad racional.
En el concepto de épiméleia valdrían subrayar algunos
aspectos esenciales: significa una actitud en relación con uno mismo, con los
otros y con el mundo. En segundo lugar la épiméleia
heautou significa una
reconversión de la mirada desde el exterior hacía sí. Ocuparse de sí de esta
forma significa cierta vigilancia sobre lo que uno piensa y sobre lo que
acontece en el pensamiento. En tercer lugar el ocuparse también significa un
ejercicio propio tanto de purificación, de modificación, de ascesis, necesarios
para el buen funcionamiento de la producción de pensamientos. Por último
implica un corpus en el cual confluyen una forma de ser, una actitud y una
forma de resolución de problemas, que le dan a la épiméleia un valor de
utilidad imprescindible en la historia de las representaciones, y de las
prácticas de la subjetividad.
Por diferentes razones este ejercicio fue abandonado
tanto por la moral religiosa de Occidente como por otras morales no religiosas,
en las cuales se tomó a la épiméleia como un egoísmo, haciendo primar lógicas
de no egoísmo y de ocuparse principalmente de los otros . Es considerada así
como una forma de repliegue sobre sí, pero según Foucault la principal razón de
que se la haya descartado tiene que ver con la historia misma de la
verdad.
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