2014/03/09

Correa piensa en una enmienda de la Constitución para repetir

De necesidad. Argumenta que las reformas son frágiles, y si es
para consolidar los cambios, él reconsideraría su retiro.
Como todos los sábados, el presidente Rafael Correa brinda sus habituales Enlaces Ciudadanos, que tienen por objeto informar sobre la marcha de la gestión, así como conocer las necesidades populares de primera mano. El pasado 1º de marzo, Correa se movilizó hasta el barrio de Gutuglagua en la provincia de Pichincha para encontrase con los pobladores del lugar y realizar este acto de comunicación. El dato saliente de la jornada fue que el mandatario no descartó ante los presentes la posibilidad de rever su decisión de no presentarse como candidato a una nueva reelección. Las próximas presidenciales serán en 2017, pero para que Correa pueda ir por un nuevo mandato se tendría que realizar una enmienda en la Carta Magna, ya que la misma –habiendo sido reformada en 2008– sólo habilita la reelección, si el candidato hubiese estado –al menos por un período– fuera del poder. Vale señalar que en las elecciones generales de 2009 que ratificaron a Correa en la Presidencia con el 52% de los votos, ellas le devolvieron su contador de mandatos cuatrienales a uno, con la posibilidad de sumársele un segundo en 2013.
Hace poco más de un año, cuando fuera reelegido Correa, le dijo a la prensa que “de acuerdo con la Constitución, sí (esta será la última reelección). Y así no lo dijera la Constitución, yo igual después de cuatro años me voy a mi casa”. El mandatario, que se había impuesto por un amplio margen en las elecciones presidenciales celebradas el año pasado, dijo que el trabajo de presidente es agotador y bastante injusto. “Uno toma decisiones que afectan a otros, por ejemplo, a mi familia. Mis hijas se han criado en la adolescencia sin privacidad (...), el tiempo que uno les puede dedicar es bastante escaso”, dijo el mandatario, asegurando “prefiero, para dejar florecer a los demás, retirarme a la vida privada. No sólo dejaría la presidencia, dejaría la vida pública”, indicó. Pero un año después, Correa volcaría esa opinión para asegurar que si de lo que se trata es de profundizar la Revolución Ciudadana, él se mantendrá firme, y es capaz de rever aquella decisión.
La postura de un gobierno de llevar adelante medidas eficaces para paliar las diferentes necesidades de los sectores populares, obviamente genera un alto grado de consenso, aunque no siempre esas políticas puedan ser bien entendidas por las mayorías ni inclusive por parte de los cuadros medios que adhieren a esa gestión. Entendidas, en el sentido de saber qué resortes hay que tocar, para generar horizontes de cambio. Porque llevar adelante un proceso de transformación es sin dudas una marcha contra natura, ya que no se trata solamente de dar, sino principalmente de estructurar un modo que permita que el bienestar no sea transitorio o fugaz. En ese sentido las derechas siempre apuestan a la inercia del pensamiento superfluo y al desgaste de los sectores con mayor compromiso y nivel de comprensión.
Durante el “Enlace Ciudadano” 363 el presidente dijo: “Tengo la responsabilidad de garantizar que este proceso de la Revolución Ciudadana sea irreversible”, y por esa misma razón se propuso evaluar seriamente si no volvería a ser candidato presidencial 2017, asegurando que esa postura obedece al avance que tuvo la derecha en los comicios locales del pasado domingo 23 de febrero, agregando que considera necesario levantar las restricciones constitucionales, “sí creo que hay que pensarlo seriamente y hay que dejar la puerta abierta en caso de que esos nubarrones se hagan más grandes”, manifestó. Al margen de cualquier cálculo matemático, la derecha “se infló, salió fortalecida”, dijo Correa.
Elecciones aleccionadoras. Desde su primer triunfo electoral en 2006, Correa y la Alianza País siempre han ganado todos los comicios a los que se han presentado, e incluso en las presidenciales el oficialismo ganó de forma abrumadora no dejando ni siquiera margen para una segunda vuelta. En todos los referendos realizados se reprodujo esa tendencia, y si bien en las elecciones locales realizadas el 23 de febrero, la Alianza País fue la más votada a lo largo de todo el territorio ecuatoriano, el presidente Correa no dejó de admitir cierto avance de la derecha, y expresar una sana preocupación por ello, lo que demuestra que no se sube a ningún carro triunfalista, y advierte que el desafío de transformar al Ecuador no es una tarea fácil, tiene muchos obstáculos por sortear y necesita de una firme voluntad de cambio. Según precisan algunos analistas ecuatorianos, en las últimas elecciones la Alianza País sobreestimó su propia fuerza, fue displicente al momento de tejer alianzas locales y mostró algunas falencias organizativas. No le alcanzó con el fuerte liderazgo de Correa, y por esa razón perdió en alcaldías importantes como son la de Quito y Cuenca (sur), además de Guayaquil, que es ya un histórico bastión de la derecha, ya que desde el año 2000 la ciudad portuaria tiene como alcalde al socialcristiano Jaime Nebot Saadi. Si bien Guayaquil es la ciudad de mayor importancia económica del Ecuador, la oposición de Nebot –desde las filas del oficialismo– es considerada como tenue, a pesar de que no pocas veces se hayan planteado desde el nebotismo, los posicionamientos autonómicos.
La derrota electoral que sopesó sobremanera en el análisis de Correa fue sin dudas la de la alcaldía de Quito. La derecha, que ganó en la ciudad capital no es “silvestre o la derecha chillona de Nebot, la mediocre de Gutiérrez o la banquera de Lasso”, aseguró el mandatario, sino que es “una derecha organizada, con apoyo extranjero, con estrategia de poder en contra de gobiernos progresistas”. El ganador de las elecciones en la capital ecuatoriana fue el abogado Mauricio Rodas, quien bajo el paraguas del movimiento político Sociedad Unida Más Acción (SUMA) ya se había presentado en las presidenciales de 2013 alcanzando el cuarto lugar. Si bien a este jurista de 38 años algunos medios ya lo consideran como una promesa inminente de la derecha para revertir el proceso de cambio ecuatoriano, el presidente Correa no titubeó en afirmar que a su criterio no es tanto el alcalde electo sino principalmente los grupos de poder que están detrás de él, que están preocupados por el capital y las transnacionales, “tienen un modelo antinacional y antipatriótico, con estrategia de poder, con relaciones internacionales, en un marco claro de ofensiva ante gobiernos progresistas de la región”.
Los mismos medios que titularon que los resultados de las elecciones realizadas el 23 de febrero, fueron una derrota del presidente Correa, son los que ya quieren instalar la idea de que Rodas es una figura presidenciable. El eslogan de campaña fue el de plantear “una visión fresca, moderna y de futuro” para la alcaldía. Rodas le dijo a la prensa que “la nuestra será una alcaldía para todos los quiteños, de todos los colores, porque todos juntos vamos a vivir mejor” e intentó despegar de sus supuestas conexiones con la extrema derecha, a pesar de reconocer que a los 16 años tuvo una incursión en el partido socialcristiano.
A pesar de que la oposición intentó mostrar que en los comicios, el oficialismo fue el gran derrotado, las cifras oficiales muestran que la Alianza País sigue siendo la primera fuerza política del país, logró 10 Prefecturas en estas elecciones, alcanzando un porcentaje de 50% (incluidas las 4 provincias más pobladas), mientras la derecha apenas logra un 26%, aproximadamente. En lo concerniente a Alcaldes, País alcanza el 33% de burgomaestres (un total de 68) y cerca del 37% en Concejales, es decir, mayoría absoluta. En la provincia de Pichincha, que es en donde se encuentra ubicada Quito, el triunfo de País a través del candidato Gustavo Baroja fue superior en porcentajes a la victoria de Rodas, y vale señalar que en el Concejo Municipal la Alianza País obtuvo mayoría (11 a 12 concejalías), mientras la derecha expresada en SUMA alcanzó solamente 9. A nivel nacional, País captó el 50% de los votos para las gobernaciones, mientras el derechista CREO (Creando Oportunidades) alcanzó el 12%. En torno a las 221 alcaldías en disputa, el oficialismo llegó al 34% mientras que SUMA obtuvo el 13%.
En el Enlace Ciudadano, Correa mostró el agradecimiento al pueblo ecuatoriano por “la alegría y felicidad” con la que participaron de las elecciones, pero también denostó a toda esa prensa que intentó mostrar una derrota de la fuerza oficialista. “No resiste el menor análisis, es una mentira monstruosa que la gente votó contra la revolución ciudadana”, enfatizó el mandatario, asegurando que “los resultados en Quito fueron por errores en la administración, errores en la campaña”, sumando que se tuvo que enfrentar a “un candidato carismático de la derecha y un ataque contra la imagen” del candidato oficialista Augusto Barrera. Citado por el diario El Comercio, de Quito, el mandatario dijo que “no se votó contra el Gobierno, lastimosamente se votó contra Augusto Barrera” debido a que “con la complicidad de cierta prensa y con la derecha desde hace varios meses se comenzó a desprestigiar la imagen de Augusto Barrera y les dio los resultados, pero en Quito se votó contra Augusto Barrera y no contra Alianza País ni el Gobierno ni contra el presidente Correa”. Según el dignatario, “no hubo un triunfo contundente de Alianza País, pero sí hubo una victoria con grandes reveces como en Quito y Cuenca”. “Es la décima victoria de la revolución ciudadana compañeros”, le dijo Correa a la audiencia de Gutuglagua, e hizo hincapié en que la derecha dura ganó en Quito y Guayaquil, pero en otros municipios como son Cuenca, Ambato, Imbabura, Portoviejo y Durán “ganaron amigos”. Jorge Sambrano “ganó con Suma en Manta, pero les aseguro que apoya la revolución ciudadana”, dijo.
En ese sentido, Correa fue enfático en relación a la política de alianzas que la fuerza oficialista debe comenzar a tejer para profundizar la Revolución Ciudadana. Por ejemplo, la alcaldía de Imbabura le fue arrebatada a País por la coalición de izquierda Avanza, por lo cual Correa dijo “en buena hora, porque se necesita una izquierda demócrata”. En ese sentido vale subrayar que en Ecuador hay fuerzas menores que si bien no son parte de la Alianza País, sí están de acuerdo con el proceso de cambio que implica la revolución ciudadana, y en ese sentido Correa planteó la necesidad de acercamiento para construir la fuerza necesaria para no retroceder. Según el mandatario el resultado de los comicios –por ejemplo, en Quito–, antes que nada marca una tendencia de la alianza oficialista a sobreestimar su propia fuerza. Si no se ganó con mayor contundencia, explicaba Correa, fue por la excesiva confianza y el sectarismo que pareciera ser un mal emergente en el partido. “Que quede claro que Alianza País es un instrumento para el fin, que es la revolución ciudadana y la Patria Grande”, les dijo a los oyentes y que “mientras más gente podamos captar, mejor”. Según el mandatario “ese sectarismo nos está matando… qué bueno que nos hayan dado ese sacudón, dolió perder Quito… pero si sigue ese sectarismo yo seré el primero en renunciar a Alianza País, si no nos renovamos, pereceremos”, advirtió.
Sectarismo. Además de cuestionar el sectarismo, Correa hizo hincapié en las deficiencias de la estructura partidaria. No es lo mismo realizar política a escala nacional que a escala local, para esta última se precisa un movimiento estructurado y arraigado en las bases mismas de la sociedad, que tenga a su vez capacidad para enfrentar a sus adversarios en las contiendas electorales.
Según el mandatario se descuidaron los territorios y es por eso que la tarea a futuro es construir organización en los mismos, ya que eso es lo que va asegurar que los logros en los niveles locales sean iguales o mayores que los que se alcancen en una elección nacional, ya que los candidatos locales, no por ser de la alianza en el gobierno van a recibir automáticamente el apoyo popular.

Sin mucha vuelta, Sin mucha vuelta, Correa planteó a su fuerza que hay que construir el contrapeso necesario contra el avance de una derecha organizada y con vinculaciones externas. En ese marco, el mandatario tomó conciencia que si tiene que proseguir en el frente de combate, no se va a retirar a la vida privada, y va a rever su decisión de no volverse a presentar como candidato a la presidencia.
Distintos analistas que fueran invitados al programa televisivo Pulso Político, coincidieron en algunas de las afirmaciones de Correa. La mayoría señaló la sobreconfianza de algunos dirigentes locales que creyeron que por la obra del gobierno, ellos también serían retribuidos con los votos. Que en algunos casos las alianzas con otras fuerzas fueron poco representativas, y que al interior mismo del partido existen deficiencias organizativas, y que hay una insuficiente formación de cuadros. Como en todo proceso transformador, aparecen ciertas castas burocráticas que más que preocuparse por el cambio a favor de las mayorías populares, están más interesadas en sus propios privilegios.

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