2016/01/20

Violencia semántica y reconfiguración del peronismo

El macrismo está librando una guerra simbólica preventiva, basada en una demagogia semántica de alto calibre. Preventiva ya que sabe que con las políticas económicas que está llevando adelante la bomba le estallará más temprano que tarde, pero intenta por todos los medios mostrar que si eso sucediera es debido a la “pesada herencia”, y fundamentalmente por la existencia de sectores ultrakirchneristas, que están conspirando contra la gobernabilidad. Los fantasmas destituyentes son alimentados por casi toda la red informativa, que bombardea con la existencia de militancia corrupta, que está dispuesta a resistir bajo el mando estratégicode CFK desde su exilio en el Sur. Por esa razón la guerra santa es contra todos esos activistas “ñoquis” enquistados en el Estado, a los que hay que descabezar para que no arremetan; también a dirigentes sociales como Milagro Sala por estar promoviendo la violencia; y voltear a periodistas como Víctor Hugo y destruir la ley de medios, el Afsca, por considerarlos como resguardo militante. También golpear fuerte a las alianzas que tuvo el kirchnerismo a nivel continental, principalmente a Venezuela. La intervención de Macri en el Mercosur fue en ese sentido bastante elocuente. Todos esos demonios son los que no quieren que al macrismo le vaya bien, y por eso “hay que aniquilarlos”. Todos los ciberoperadores, presentes en los principales portales de internet, no hacen más que promover esa violencia simbólica. Cualquier parecido con tiempos peores, no es simple coincidencia. Siembra consensos en un sentido común reaccionario bastante arraigado en la cultura argentina.

Otra de las principales preocupaciones del Establishment es acondicionar al peronismo, para cuando el macrismo se gaste, porque saben que va a ser así. Sin embargo necesitan que cuando eso suceda ya hayan derrumbado muchos obstáculos. No son pocos los columnistas de los medios hegemónicos que  llevan adelante esta misión. Joaquín Morales Sola es el que más se destaca en esa labor militante. Ellos quieren un peronismo disciplinado, con vocación de diálogo, y por sobre todo que pueda sacarse de encima a todo el kirchnerismo. El ex candidato presidencial por el Frente Renovador Sergio Massa aspira a liderar esta operación, pero también De la Sota, Urtubey, Scioli y algunos más. En tal sentido habría que saber qué sucedió en el seno del gobierno de CFK los primeros meses de 2013, ya que se produjo un viraje sugestivo. Bastaría recorrer las diferentes noticias sucedidas entre marzo y junio de ese año, y percibir que sin ese viraje la candidatura de Martín Insaurralde quien fuera apadrinado por el gobernador Scioli, no hubiera sido posible. El blindaje mediático que tuvieron todos esos sectores del FpV a lo largo de los últimos años es bastante sugestivo. No resulta casual que piensen una reestructuración peronista con esos jugadores.

Si la derecha externa al peronismo tiene una estrategia hacia esa fuerza, por qué las diferentes expresiones político populares no podrían tenerla. Tal vez sea una necesidad. 

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