Hace poco tiempo desperté en medio de la noche, y en ese momento, recordé las propiedades de una hierba aromática, de la cual no podía recordar su nombre. El olvido me demoró un poco el sueño. Tan es así que volví a despertar algunas horas después, resultándome imposible traer ese nombre a la memoria. Lo interesante fue que en ese segundo despertar, lo primero que intenté fue recordar cómo se llamaba la hierba. No hubo caso.
Por la mañana al
levantarme seguía indagando en mi disco duro, pero el nombre no aparecía. Pocas
horas después, haciendo ejercicios de piernas en el gimnasio, mientras pensaba
vaya a saber en qué, apareció de golpe la palabra “tomillo”, sin pedir ningún
permiso e incluso apartando del camino a eso que estaba pensando.
No fue la única vez que
me pasó algo así. Pero en este caso el mecanismo del recuerdo me mostró de un
modo muy elocuente, la existencia de un
proceso que sucede más allá de mi conciencia con un rigor casi matemático. En
ese tiempo, mi cabeza estaba ocupada en desentrañar lo que Freud llamó el Ello.
El olvido de ese nombre, me vino de maravilla.
Pocos días después, al
despertar por la mañana, mientras me desperezaba, me vino a la mente, la imagen
de un vaso blanco con forma de jarra, que había aparecido en un sueño. Ese vaso
yo lo usaba rutinariamente hace casi veinte años atrás, y ya ni lo recordaba.
Me sorprendió mucho la imagen onírica y
sobretodo saber que hay viejos archivos ocultos que se conservan casi indemnes.
También ese recipiente
que sirve para beber, se sumó a corroborar al Ello freudiano y a los sueños hipermnésicos
de la Traumdeutung.
En ninguno de los dos
casos intenté hacer alguna interpretación. Lo que me resultó evidente fue principalmente
su mecánica, su devenir.
Haciendo la salvedad de
que el inconsciente freudiano, no coincide más que relativamente con el Ello,
en tanto las dos tópicas si bien son diferentes, son a la vez complementarias,
habría que decir que el primero es el resultado de la intervención del analista
sobre el segundo, que tiene vida más allá del psicoanálisis.
Alguna vez Lacan dijo
que: “El inconsciente no piensa, ni calcula ni juzga, lo que no le impide
trabajar”. Esa frase me parece muy adecuada para entender ese proceso en el que
las dos tópicas se complementan como los molinos y el viento en la generación
de la energía eólica.
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