El pasado domingo
16 de agosto el ahora rebautizado como centro cultural “El Clú” cumplió sus
primeras siete décadas de existencia, y lo festejó a lo grande. El sol que
saliera después de varios días de lluvia acompañó como se debe, y mucho más
teniendo en cuenta que desde temprano se cortó la calle para la realización de
los diferentes espectáculos que se planearon para el evento.
Mientras en el
interior había una muestra de fotografías y artes visuales, los vecinos y
amigos que se acercaron se iban sentando en las mesas puestas en la calle, para
comer el sabroso locro que se hizo para el almuerzo. El grupo Poesía al toque
inició leyendo desde el escenario callejero, poemas y cuentos cortos. Tocaron
luego los grupos La Modernidad y Camisa Amarela. Luego con gran participación
de los presentes se realizó una clase abierta de danza folklórica. Se armaron
así bastantes parejas de baile.
Ya entrada la
tarde le metieron bastante sonido rockero las bandas Patas Sucias y Masa de
Mar, hasta que con el anochecer se realizó una gran escenificación de danzas
que realizaron Mercedes Abal Matos, Mercedes De Luca, y Julia Ferraris. Lo
hicieron de acuerdo a un pequeño texto sobre la historia de la institución que
transcribimos más abajo. Desde la calle representaron con movimientos los
diferentes momentos transcurridos, pero con cierto énfasis mostraron cuando en
2002 se recuperó el predio para comenzar una nueva etapa. De esta forma
invitaron a entrar a los presentes a las instalaciones, para que dentro, las
chicas de tela y trapecio se sumaran al espectáculo. Bajo el lema “No hay
patrón en el Clú y la cosa parece que marcha bien” cerraron, mientras el resto
repetía “La cosa parece que marcha bien”.
Es de destacar
que se hizo presente en el evento la Directora de Cultura del municipio
Griselda Eustratenko, trayendo para leer el proyecto de declarar de interés
cultural de la ciudad, el festejo de los 70 años. Esta historia dicen desde El
Clú continúa.
Un pedazo de historia.
Allá por el ’45
se movilizaban los obreros del Swift y del Armour. Los patrones ingleses se
habían puesto bastantes esclavistas, y había que pararles la mano. No alcanzaba
con hacerle huelgas y paros, también había que organizarse en los barrios y
desde ahí armar una fuerte cadena de solidaridad. Los delegados del frigorífico
no podían estar en todo, y por eso la tarea barrial era más bien de los pibes.
El 16 de agosto del ‘45 se fundó el Honor y Patria. 2 meses después se
iniciaría en Berisso la gesta popular que coronaría el histórico 17 de octubre
a la cabeza del dirigente laborista Cipriano Reyes. Todos los fundadores del
club, eran del palo de Cipriano.
En los primeros
tiempos los pioneros de la institución hacían el laburo barrial, ayudaban a
hacer veredas, traían el agua de las únicas canillas que había en el
vecindario. Armaron una biblioteca y festejaban las fiestas de carnaval.
Leyendo los libros de actas de aquellos primeros tiempos, se puede constatar
que los presidentes eran pibes de poco
más de 20 años. Pibes a los que todo el barrio los apoyaba y ellos se
comprometían con las cosas por hacer.
Así pasaron
muchos años, y el centro de fomento vecinal era el lugar de encuentro de las
familias, hasta que vaya a saber por qué, en un tiempo los vecinos lo
descuidaron y eso permitió que se metiera gente que no le interesaba otra cosa
más que convertir al lugar en un antro. Así ya no podían venir más ni las mujeres
ni los pibes. Se cuenta que ni por la vereda ya pasaba nadie, por temor a que
les digan algo por la ventana.
En febrero de
2002 un grupo de vecinos recuperaron el lugar, para comenzar una nueva
historia. Desde hacía dos meses antes, el país estaba convulsionado. Diciembre
de 2001 y la gente que tenía ganas de participar. Cuando los que ocupaban las
instalaciones tuvieron que irse, dejaron todo cerrado con candado. Entre unos
cuantos con martillo y cortafierros, abrieron el paso a lo nuevo.
Desde allí en
adelante se impondría la labor cultural y autogestiva. La murga, los talleres,
los festivales en la calle, los recitales, las peñas y hasta el Carnaval. En
esa historia estamos y vamos por más.
2 comentarios:
Larga vida al "Clù"
Un abrazo Mónica
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