Uno de los principales problemas de la política argentina,
es que en muchos casos los enfrentamientos se producen montados en escenarios,
no del todo políticos. Lo deseable sería saber qué cosas se juegan
verdaderamente detrás de ciertos acontecimientos. Para ser más explícitos. Qué
hay en juego detrás del caso Boudou, más allá de saber si incurrió o no en
delito. Porque de hecho si fuera cierto que existe corrupción generalizada como
algunos periodistas sostienen, lo de Boudou no sería más que una punta más de
un ovillo demasiado grande. El problema político por ende es saber qué hay
detrás de todo esto. Qué actores están jugando la partida. Qué intereses hay en
juego. Saber eso sería mucho más esclarecedor.
Pero el peronismo nunca muestra las cartas, cree que
conservar sus contradicciones siempre es válido. Si se trata de conservar el
poder por el poder mismo, tal vez eso sea verdad, pero en cuanto a un proyecto
colectivo eso resulta su propia ruina. Boudou ayer le decía a Víctor Hugo
Morales sobre la existencia de “internismos” al interior del oficialismo, y sobre
operaciones en off, realizadas por políticos oficialistas con periodistas. Claro
no se trata de operaciones realizadas ni por el Frente Renovador ni el FAUNEN,
sino por mismos oficialistas, que demuestran además tener muy buena sintonía
con ese periodismo al que el gobierno no se cansa de pegarle.
Cuando en 2011 el actual vice fue elegido por la presidenta,
para ser su compañero de fórmula, enseguida eso se interpretó como una señal
muy clara. Boudou sería el presidente en 2015 en caso de no reformarse la
Constitución. Al poco tiempo apareció todo esto de Ciccone. No se trata de no
saber si el vicepresidente está implicado o no en esa causa, sino de saber a qué intereses políticos responde todo esto,
es decir a las contradicciones en el seno del gobierno. A los “internismos” de
los que habla Boudou, que más allá de ser culpable o no, no hay dudas de que
existen. Conocer mejor todos esos contubernios, a los ciudadanos les permitiría
elegir mejor en 2015, con otras pruebas que las que ofrecen Clarín o Lanata, y
tras la cual algunos oficialistas con su silencio aprueban. Tampoco los medios
oficialistas dicen nada al respecto.
En marzo de 2012 el Caso Ciccone desembarcó en la
Legislatura provincial. A través de un pedido de informes, el kirchenrismo
avanzó sobre la relación entre el gobernador Daniel Scioli y la empresa Boldt
S.A. acusada por Amado Boudou de estar detrás de las denuncias de corrupción
que lo salpican. Tras ese pedido Scioli realizó
un informe. Por aquel tiempo Clarín señalaba que “Aunque en el informe presentado en la Cámara de Diputados
provincial, el gobierno de Daniel Scioli no explica las razones de la
adjudicación directa en la captación de apuestas y de casino a Boldt S.A, ayer
se cumplió el trámite de rendición de cuentas de la Lotería bonaerense sobre
los contratos con la empresa que es cuestionada por Amado Boudou. El vice acusa
a Antonio Tabanelli, como autor intelectual de la investigación por los
presuntos manejos irregulares que se le adjudican en el levantamiento de la
quiebra de Ciccone”.
Al igual que con el Informe
sobre el Caso Candela, el gobernador siempre salió airoso. Ayer Scioli, junto a
su supuesto archirrival Sergio Massa estuvieron juntos en un acto convocado -nada más ni nada menos- que por Héctor Magnetto.
En caso de que todo fuera
nada más que una operación, sería muy bueno saber quiénes están detrás de ella.
Si fuera un delito los culpables debieran pagarlo. Pero hoy es muy difícil no
sólo llegar a la verdad, sino saber bien cómo se entrecruzan las operaciones y
los supuestos ilícitos. Saber la verdad debiera ser una deuda con la
ciudadanía.
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