Si se pretende rastrear
datos o informaciones, sobre la historia de nuestro continente en tiempos del
virreinato, la literatura posible de abordar resulta bastante escasa. Sobresale
una colección de narraciones que llevó el nombre de Lazarillo
de ciegos y caminantes desde Buenos Aires hasta Lima, que fuera escrita por Alonso
Carrión de la Vandera ,
aunque firmada con el seudónimo Concolorcorvo, que correspondía a un indio
llamado Calixto Bustamante, quien fuera un asesor privilegiado de la Vandera.
Todo indica que el Lazarillo
fue editado en 1773 en Gijón, y tres años después en Lima. La Vandera nacido en 1715 en Gijón fue un alto funcionario del
por entonces virreinato del Perú, pero a su vez un viajero y cronista del nuevo
continente.
Cuando en 1936 Walter
Benjamín escribiera el opúsculo El
narrador, tal vez nunca haya sabido de la existencia de Alonso Carrión de la Vandera , pero tal como el
filósofo berlinés definiera al arte de la narración, esta iría a coincidir asombrosamente
con la obra del relator de las indias.
“En todos los casos, el que narra es un hombre que
tiene consejos para el que escucha. Y aunque hoy el «saber consejo» nos suene
pasado de moda, eso se debe a la circunstancia de una menguante comunicabilidad
de la experiencia” afirma Benjamín,
haciendo principal hincapié en la narración como un acto donde se transmiten experiencias.
El viajar es por lo tanto una fuente inagotable, y es a partir de la movilidad,
donde el narrador encuentra el principal material de su cosecha.
Concolorcorvo tras el
exordio nos hablará de Montevideo, los gauderios y Buenos Aires, en un tiempo
donde aún no existía el virreinato del Río de la Plata , el cual fue
constituido definitivamente el 27 de octubre de 1777. El relato es de unos pocos
años antes, y tal vez su mirada podría resultar despectiva, pero lo que hace es
solamente describir lo que veía en los lugares donde llegaba. Benjamín afirmaba
“que la mitad del arte de narrar radica
precisamente, en referir una historia libre de explicaciones” Concolorcorvo
describe: la abundancia de alimentos en Montevideo, la presencia solapada de
contrabandistas que montan una pulpería para encubrir su poltronería, la
existencia de sacerdotes sin el sínodo del rey, la existencia de los gauderios
que pueden subsistir gracias a dicha abundancia. En la costa oeste del Río de la Plata , Buenos Aires con una
pobre arquitectura, mientras que Córdoba mostraba una vida opulenta. De esta
forma el narrador viaja hacia el norte por el camino real intentando señalar
advertencias útiles para los caminantes bisoños, donde se pueden encontrar
tanto referencias culturales, como económicas o geográficas.
El Lazarillo de los ciegos
caminantes, es una obra obligada para rastrear nuestras raíces suramericanas.
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