Mientras la catástrofe sanitaria se cobra muertes sin pausa en los
Estados Unidos, Donald Trump acusa a China de causar la pandemia de Covid-19. A
mismo tiempo, la mayoría de los países que prefirieron preservar la economía
por encima de la salud debieron dar marcha atrás.
Ante la irrupción de la
pandemia provocada por el nuevo coronavirus no todos los países reaccionaron de
idéntica forma. Algunos gobiernos la subestimaron, otros privilegiaron la
economía, también ambas se combinaron y por qué no decir que la primera respuesta
no fue más que la excusa para no enfriar a la segunda. De todas maneras,
habría que señalar que el razonamiento por el cual la economía no podía
detenerse resulta en sí una verdadera falacia.
Ningún país que desde un principio abrió sus fronteras
indiscriminadamente a la entrada del virus pudo sostener esa política de forma
permanente. Por el contrario después de sufrir consecuencias sanitarias
desmesuradas tuvieron que dar marcha atrás y obligarse a las cuarentenas y el
aislamiento social para evitar la propagación de una crisis que se torne
insuperable. No hubo ningún crecimiento económico y vale resaltar que, pasada
la pandemia, recuperarse en ese rubro les será mucho más engorroso que en los
países que sí tomaron medidas al respecto.
Hoy se escucha –principalmente a través de los medios-
el planteo de la oposición salud- economía que a consideración de quien escribe
habría que poner entre signos de interrogación. No se trata del simple planteo
de sostener la salud sino con mucha fuerza decir que es la vida la que está en
riesgo y sobre todo señalar también con fuerza que no existe economía al margen
de la vida humana. Pareciera una obviedad pero ante tanta propaganda ideológica
acerca de los beneficios de los flujos financieros no resulta raro olvidarlo.
Los especuladores y los mercaderes creyeron que a
pesar de todo podían seguir haciendo caja, pero cuando eso no pudo seguir
sosteniéndose comenzaron a idear nuevos artilugios. También los políticos y
gobernantes que toda su labor la destinan para beneficiar a aquellos. No está
de más señalar que no pocas veces cumplen ambas funciones en simultáneo,
haciendo de la política la prosecución de los negocios por otros medios.
Si se tiene en cuenta que los EEUU son la nación que
defiende a ultranza la ideología de la libertad empresarial en detrimento de
las funciones del Estado y que los sistemas de salud se encuentran todos
privatizados, no resulta nada sorprendente el hecho de la propagación desmedida
de la pandemia. Las noticias que llegan desde allí señalan la confección de
fosas comunes o camiones de carga para trasladar cuantiosos cadáveres mostrando
imágenes de una sociedad casi en descomposición. Era previsible que eso
sucediera en un país en donde el “sálvese quien pueda” es una de las frases
principales que estructuran su cultura dominante. Pero más allá de ese rasgo
general, la actitud puesta en marcha por el presidente Donald Trump acrecentó
mucho más el estado de crisis. En principio minimizando la enfermedad y luego
relajando cualquier política preventiva dejando cualquier iniciativa en manos
de los diferentes gobernadores o alcaldes, sin realizar ninguna centralización
ni unificación de criterios y acciones para contrarrestar los efectos negativos
en el conjunto de la sociedad americana.
Contando ya EEUU con el número más elevado de muertos por causa
del nuevo coronavirus, la ocurrencia de los republicanos pareciera ser culpar a
China por los efectos nocivos.
El pasado viernes 17 de abril el senador oficialista
Josh Hawley presentó un proyecto de ley por el cual las víctimas del Covid-19
del país norteño puedan demandar directamente al Partido Comunista de China
como principal responsable de la propagación de la pandemia a nivel mundial.
Según sostiene esta propuesta los funcionarios del partido gobernante del país
asiático deberán comparecer en los tribunales estadounidenses y además un grupo
de trabajo del Departamento de Estado tendrá las atribuciones de poder
investigar en la misma China las falencias ocurridas cuando la irrupción de la enfermedad
en Wuhan.
En una acción sincronizada un prestigioso bufete de
abogados de Florida ya presentó una demanda contra el gigante asiático,
esperando la sanción de la ley para poder llevarla adelante sin ninguna traba.
Para que esto sea posible China deberá perder su inmunidad soberana como
sucedió en 2016 cuando el Congreso de los EEUU aprobó la Ley de Justicia contra
los promotores de actos terroristas que permitió a las víctimas y
sobrevivientes demandar a Arabia Saudí por complicidad en los ataques del 11 de
septiembre.
Este proyecto contempla además una variedad de
recursos que EEUU podría emplear para profundizar su guerra comercial contra
China. Estar pendiente de cualquier artilugio para poder sacar ventajas y
obviar las propias falencias. Se sumaron además diversos corifeos aliados de la
superpotencia desplegados por el mundo para acompañar la iniciativa.
La respuesta china no se hizo esperar y el lunes 20 el
portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del gigante asiático, Geng
Shuang contestó diversas preguntas relacionadas a la prensa internacional. El
periodista de la CNN se refirió explícitamente a la presentación del proyecto
de ley de los republicanos al igual que de algunas declaraciones del presidente
Trump sobre la idea de investigar en China el surgimiento del Covid-19 y sobre
las posibles consecuencias que podría enfrentar este país si resultase
“conscientemente responsable” de la irrupción del nuevo coronavirus.
Al respecto Geng dijo: “Ante las grandes crisis de
salud pública y las enfermedades infecciosas, la comunidad internacional debe
ser solidaria y trabajar unida, no recurrir a acusaciones mutuas o exigir
represalias y rendición de cuentas”.
El funcionario chino no tuvo escrúpulos en decir a su
vez si “¿Alguien le pidió a Estados Unidos que ofreciera compensaciones
por la gripe H1N1 2009, que se diagnosticó por primera vez antes de estallar a
gran escala en los Estados Unidos y luego se extendió a 214 países y regiones,
matando a casi 200 mil personas?,” agregando que: “El SIDA se informó por
primera vez en los EEUU, en la década de 1980 y luego se extendió por todo el
mundo, causando innumerables sufrimientos a innumerables víctimas. ¿Alguien se
presentó y le pidió a los Estados Unidos que rindan cuentas? Además, Kishore Mahbubani,
profesor de la Universidad Nacional de Singapur, dijo en una entrevista el otro
día que la crisis financiera en los Estados Unidos provocada por el colapso de
Lehman Brothers en 2008 se convirtió en una crisis financiera global. ¿Alguien
le pidió a los Estados Unidos que tomara las consecuencias?”.
“Estados Unidos debe entender que su enemigo es el
virus, no China” agregó Geng Suang y afirmó que “La comunidad internacional
solo puede vencer al virus uniéndose. Atacar y desacreditar a otros países no
salvará el tiempo y las vidas perdidas. Esperamos que aquellos del lado
estadounidense respeten los hechos, la ciencia y el consenso internacional,
dejen de atacar y culpar a China por nada, dejen de hacer comentarios
irresponsables y se concentren en combatir la epidemia en casa y promover la
cooperación internacional”.
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