Algunos supuestos
que llevan adelante muchos grupos de izquierda, resultan falaces, si se los
examina detenidamente y a los ojos de la teoría marxista.
Uno bastante
común es el de intentar intensificar la lucha corporativa de fracciones de la clase trabajadora o de otros sectores
populares. Esto no significa que no se deba dar la lucha económica y
reivindicativa de esos diferentes actores, pero suponer que con ello se crean
mejores condiciones para la Revolución, no es pertinente. Vayamos por parte. La
necesidad de conformar un bloque social hegemonizado por la clase obrera,
implica la participación de todos los sectores que previamente deben estar
caracterizados como necesarios. En las condiciones actuales del capitalismo
tardío, el “proletariado” no es un todo unificado, e incluso se pueden ver
diferentes formulaciones acerca de ello. Lo que se debe saber es qué fracción
social obrera debe conducir al conjunto. Para ser más precisos, hay que señalar
que en la década del ‘40 en la Argentina eso fueron los trabajadores de los
frigoríficos, mientras que en los ‘70 los de las automotrices cordobesas. No
significa ningún privilegio sino más bien, saber qué tipo de alternativa debe
construirse a partir los sectores sociales más avanzados, y que ello dé
herramientas para resolver los problemas de todos los otros que participan de
un mismo bloque. Ese proceso es dinámico y no cristalizado, por lo cual no se
debe leer lo antedicho de manera sincrónica.
En las
condiciones actuales, la exacerbación del espontaneísmo economicista lleva
indefectiblemente al aislamiento de las luchas parciales, y a que se incremente
la concurrencia entre fracciones proletarias y populares. La unidad política de
los trabajadores siempre es socavada por la competencia entre ellos mismos,
afirmaban Marx y Engels en el Manifiesto.
Por esta misma razón se podría afirmar que la principal contradicción en el
seno del pueblo trabajador es la que opone concurrencia a unidad o asociación.
Engels en la Situación de la clase obrera
en Inglaterra, señalaba que el tercer momento de la revuelta proletaria era
la asociación. Ello superaba la rotura de máquinas y el ajusticiamiento
personal de los patrones.
La idea errónea
de suponer que con la lucha sindical indefinida se incrementa el nivel de
conciencia es parte de un determinismo abstracto, que identifica un salto de lo
social a lo político, con una concepción de la superestructura ideológica como
reflejo.
Espontáneamente
las masas son conservadoras, al menos en la actualidad. La lucha sectorial la
ven con buenos ojos cuando se trata de sus propios intereses corporativos. La
lucha de los otros sectores de la sociedad les resulta molesta e impertinente. “Pesimismo
de la inteligencia, optimismo de la voluntad”.
La lucha social se debe dar sabiendo que es tal. No hay huelga general hasta que la patronal o el gobierno caigan. Los trabajadores en la lucha sindical buscan resolver sus problemas contractuales- corporativos, por eso terminan en la negociación. El salto cualitativo para la construcción de una sociedad de iguales, va por otros andariveles.
La lucha social se debe dar sabiendo que es tal. No hay huelga general hasta que la patronal o el gobierno caigan. Los trabajadores en la lucha sindical buscan resolver sus problemas contractuales- corporativos, por eso terminan en la negociación. El salto cualitativo para la construcción de una sociedad de iguales, va por otros andariveles.
2 comentarios:
Aca lo que hay que tener en cuenta es que hay que unificar a la clase y guiarla en contra de la burguesia, siempre estalla en formas distintas, hay que saber canalizarla, saludos compañeros, le paso mi blog para que se pase si quiere
andamios1995.blogspot.com.ar
Gracias por el enlace. Vamos por ahí. Saludos
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