En algún sentido
el cine tiene un gran parentesco con el idealismo. Si alguien tiene que dar la
vuelta al mundo para encontrase con determinada persona, lo más probable es que
la encuentre. Si el personaje debe llegar antes que explote la bomba, aunque tenga
dificultades para hacerlo, va a llegar a tiempo y podrá desactivar los
explosivos. Tal vez hasta tenga que correr pero, lo hará.
La lógica que
rige al materialismo es mucho menos previsible, es la misma que rige la vida
cotidiana, una lógica del despropósito, de la incertidumbre. La gran apuesta de
Marx al enunciar la contradicción entre las esferas de la necesidad y la
libertad, no era suprimir lo que se produce de manera espontánea, sino acortar
la diferencia, enunciar la previsión. Si la libertad fue enunciada como la
conciencia de la necesidad, no se trata de encapsular la necesidad, de domarla,
sino de recortar sus efectos. El reino de la necesidad es la naturaleza misma.
Lacan alguna vez dijo que el animal es el menos libre, no tiene la posibilidad
de diversificar sus impulsos. Definir -como lo hiciera Freud- a la pulsión como
carente de objeto, es un indicador muy claro de la libertad como rasgo humano,
pero a sabiendas de que existe una fuerza indefinida (Drang) que es
determinante en última instancia. Ese
Drang podría homologarse a la necesidad en Marx.
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