2015/01/18

Las circunstancias y la educación. El dualismo de Owen, y la 3ra Tesis de Marx sobre Feuerbach

“la teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, quienes cambian las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la otra (así, por ejemplo, en Robert Owen).
La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria [umwälzende Praxis]”.
Tesis III sobre Feuerbach

Tal vez esta sea una de las tesis con mayor carga conceptual con respecto al qué hacer político, y por ende con mayor incidencia en la denominada teoría de la organización, ya sea en referencia a cuál es el rol del partido, cómo se ubica en relación a las masas, y de singular importancia cómo deben formarse sus cuadros. Si bien hace ya un tiempo quién escribe comenzó esta saga referida a las Tesis sobre Feuerbach, principalmente en relación a la filosofía, trazando líneas de demarcación entre materialismo e idealismo, la tesis abordada en este opúsculo tardó en llegar. La razón de la demora es probable que tenga que ver con el fuerte contenido político de la misma, no por obviar ese condimento, si no principalmente porque el principal abordaje había sido filosófico. No dejará de serlo de todas formas.

No resultaría demasiado explicativo señalar que Robert Owen fue un socialista utópico, es decir alguien  que planteara llegar a una sociedad transformada mediante métodos no científicos. Esa explicación resultaría escasa si se tiene en cuenta que Owen no fue tan utópico como se podría señalar, sino más bien formado con teorías que correspondían a una burguesía que por ese entonces proponía el mejoramiento general de la sociedad, mediante reformas progresivas. Owen si se quiere fue alguien que intentó desarrollar un capitalismo más efectivo. En tal sentido mejorar las condiciones de producción de los obreros mediante el denominado “filantropismo empresarial” resultaba parte de un humanismo burgués que hasta hoy no deja de formar parte de la agenda de las principales políticas progresistas. Cuando Owen patrocinaba el socialismo autogestionario lo hacía principalmente para el campo, pues sabía a la perfección que sin el desarrollo de las fuerzas productivas agrarias, es imposible avanzar en las correspondientes a la ciudad y la incipiente industria. La revolución que proponía Owen era “desde arriba”, y por esa razón adscribía a ideas como las de que tanto las circunstancias, como la educación eran determinantes para los hombres. Obviamente que los de arriba también eran hombres, pero a lo que se refería era principalmente a los de abajo.

En su crítica Marx señalaba correctamente que a las circunstancias las cambian los hombres, y que para educar antes hay que haberse educado. Se trata sí, de una posición filosófica diferente, a la que hubieran propuesto tanto los materialistas metafísicos, como los socialistas como Owen,  y eso porque Marx rompía con la reduplicación imaginaria de la sociedad, presente en el dualismo. Los hombres y sus circunstancias, al igual que la educación y los educadores, son parte de un mismo proceso, de una misma práctica. La revolución deja de ser sólo “desde arriba”, y si bien la que se realiza “desde abajo” va a ser la principal apuesta, el aspecto principal de la contradicción abajo- arriba, se dirimirá en una única totalidad. Tal vez ésta sea la razón por la cual el Estado es el principal sitio de la disputa política. El lugar donde se dirimen las relaciones de fuerza entre clases sociales en lucha.

De tal forma si hay algunos elementos claves para una teoría de la organización política, ellos son entre otros el hecho de que un partido político que se precie ser la representación efectiva de una clase social, nunca puede ser un docente externo, ni una vanguardia exógena a la clase que dice representar, ya que si así lo hiciera reproduciría el dualismo oweniano. 

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