2014/04/06

¿Qué se juega en Ucrania? Claves de una disputa estratégica.


Los acontecimientos que se vienen desarrollando desde diciembre en ese país de la Europa Oriental muestran a las claras las intenciones de los Estados Unidos y Europa, de ocupar un lugar estratégico en el nuevo mapa multipolar, intentando  contrarrestar el creciente protagonismo ruso en el escenario de la geopolítica.

Nota publicada en Mascaró

Los últimos acontecimientos en Ucrania se transformaron en uno de los principales focos de atención de la opinión pública internacional. Las pantallas de la TV al igual que en Venezuela muestran principalmente escenas de violencia pero muy poco acerca de qué cosas están en juego en esos lugares. Sin dudas, una tendencia generalizada de los medios de comunicación masiva, de mostrar hechos que se recortan de la realidad, generando imágenes que se propalan casi como si se tratara de puro espectáculo. Al igual que en las películas de acción que se realizan en Hollywood se trata luego de castigar a los malos. Pero dejemos de lado la cinematografía y la simulación cinéfila de los medios, para encontrar algunas claves que permitan entender mínimamente qué sucede  en esa zona de la Europa Oriental.
Sólo hay que observar el mapa de lo que fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) para poder inferir que su disolución no representaba nada más que desarticular al denominado campo del socialismo real para retornar a un capitalismo que de hecho hacía tiempo que allí, ya se venía restaurando. En primer lugar fue un movimiento geoestratégico muy bien pensado para aislar a la principal nación de la ex URSS, es decir, a Rusia. Se trataba de meter un cordón de naciones ex soviéticas que la separen del resto de naciones europeas, otro en el Cáucaso cerrándole el paso hacia el Oriente Próximo, y también quitarle el Asia central. Por otro lado se le privaba a Rusia considerablemente, el acceso a los diferentes mares cercanos. Tanto por el mar Negro, el Báltico y el Caspio lo que le quedó a Rusia de zona costera fue muy escaso por no decir ínfimo en relación a los que supo ocupar estratégicamente durante la era soviética. Un serio problema para un país con una gran flota. Esta pequeña introducción permite aproximarnos a la importancia de Ucrania en ese plan de la OTAN para neutralizar cualquier intento de resucitamiento ruso. Ucrania junto a Bielorrusia son el principal muro entre Rusia y la Europa Occidental, pero Ucrania a su vez es clave en cuanto al control de las costas del mar Negro en sociedad con Georgia. La importancia geoestratégica de Ucrania es el principal elemento para que Occidente pretenda sacarla de la órbita rusa, en un tiempo en el que se está reconfigurando el mapa geopolítico mundial, y Rusia sea un actor global de importancia.
Lo cierto es que al interior de Ucrania, hay diferentes regiones en las cuales, las posiciones difieren acerca de cómo debe alinearse la ex república soviética en el tablero regional. Si seguir manteniendo una relación estrecha con Rusia o incorporarse a la Comunidad Europea. En diciembre las movilizaciones se iniciaron precisamente a partir de que el por entonces presidente Viktor Yanukovich se negara a firmar un importante acuerdo con la Unión Europea a pesar de ya llevar el país varios años de  negociaciones para integrarse al bloque de las 28 naciones de la zona euro. Los que salieron a la calle fueron principalmente los habitantes de la capital Kiev y la región occidental decididamente proeuropea.  En el este del país y el sur, la mayoría de los ucranianos están mayormente identificados con la alianza con Rusia. Principalmente en la península de Crimea, en la cual el domingo 16 de marzo sus habitantes refrendaron su autonomía con respecto a Ucrania, para sumarse a Rusia. De hecho Rusia tiene firmado un contrato de arrendamiento con Ucrania hasta 2042 para tener su único puerto militar en el Mar Negro, precisamente en Crimea. Hasta 1954 esta península fue territorio ruso  y se la cedió a Ucrania como un regalo por Nikita Kruschev. Además a Crimea llegan por año más de un millón de turistas rusos.
Para entender un poco más los acontecimientos que vienen sucediendo en Ucrania desde diciembre es preciso remontarse a una década atrás, cuando en el país se produjo la denominada Revolución Naranja. En noviembre de 2004 tras haberse realizado los comicios presidenciales, fue necesario ir a segunda vuelta entre el candidato del Partido de las Regiones Viktor Yanukovich (acercado a Rusia) y la coalición de Viktor Yuschenko (pro europeo). A Yuschenko se le unieron otras figuras opositoras como Yulia Tymoshenko para el ballotage y así y todo gana el partido de las Regiones. Pero la oposición denunció fraude, se movilizaron realizando  grandes protestas y logrando que se vote por tercera vez. Esta vez sí ganó la denominada Coalición Naranja y gobernó hasta 2010, a pesar que a los 6 meses de haber asumido la gestión, Tymoshenko dejó su cargo de primera ministra. En 2010 nuevamente ganó las elecciones el Partido de las Regiones y asumió nuevamente Yanukovich, hasta febrero de este año, cuando tuvo que dejar el cargo.
No habiéndoles funcionado la Revolución Naranja, diez años después las potencias occidentales lo volvieron a intentar, como en Siria, Libia y las primaveras árabes. En diciembre las manifestaciones opositoras no fueron sólo movilizaciones ciudadanas, sino principalmente acciones violentas desarrolladas por grupos de extrema derecha. Según informara el portal El Espía Digital: “En Lvov, los manifestantes se apoderaron del edificio abandonado de la policía regional, llevándose decenas de unidades de medios especiales, y prendieron fuego al cuartel de las tropas del Ministerio del Interior. En Ivano-Frankovsk, los radicales entraron libremente en las oficinas de la administración regional. En Lvov y Ternopil, irrumpieron en la sede del fiscal quemando gran parte de la documentación allí guardada. En la frontera con Polonia, bloquearon los puestos de control fronterizo”.
Cuando el 20 de febrero la Rada Suprema (parlamento) de Ucrania prohibió la acción antiterrorista, hizo que las fuerzas de seguridad se retiren del conflicto, y dejándoles las riendas sueltas a los grupos de ultraderecha. Éstos tomarían la embajada de Canadá, y el gobierno de ese país descaradamente anunció que impondría sanciones al gobierno de Ucrania. Por su parte el vicepresidente de los EEUU Joe Biden dijo el 21 que el gobierno debía retirar a la policía y las fuerzas de seguridad de la calle, porque sí no, ellos les impondrían también sanciones por la violencia que se daba en el país. John Kerry, secretario de Estado de los EEUU dijo que “El presidente Yanukovich debe celebrar inmediatamente negociaciones serias con los líderes de la oposición para establecer un gobierno de transición”.
Yanukovich y la oposición alcanzaron un acuerdo en fijar un gobierno de coalición, regresar a la Constitución de 2004 y adelantar elecciones presidenciales en 10 días. Pero este acuerdo quedó sujeto a la creciente violencia callejera de los extremistas de ultraderecha que pedían la renuncia del presidente, mientras que los diputados eligieron un nuevo presidente: Oleksandr Turchínov, consolidando lo que sin dudas fue un golpe de Estado. De lo acordado anteriormente en que se harían comicios en 10 días, a esa fecha se la pospuso para el 25 de mayo. Yanukovich se fue de Ucrania, y las regiones del Este y el Sur  del país al igual que Crimea, reunidos en la ciudad de Járkov,  asumieron desde entonces el poder político autónomo hasta que se resuelva lo que denominan una seria crisis institucional. Es por esta razón que el referéndum realizado en Crimea en marzo, más allá de la opinión adversa de Occidente es plenamente válido.

De todas formas el conflicto en esa zona de la Europa Oriental sigue abierto, mostrando otra vez que los que proponen luchar contra el terrorismo y por la democracia, son justamente los que no vacilan, a la hora de utilizar todas las formas de lucha posibles. La hipocresía de Occidente.

1 comentario:

Monica dijo...

Perfecto anàlisis -el encomillado lo agrego yo/No habiéndoles funcionado la Revolución Naranja, diez años después "las potencias occidentales lo volvieron a intentar", como en Siria, Libia y las primaveras árabes. En diciembre las manifestaciones opositoras no fueron sólo movilizaciones ciudadanas, sino principalmente acciones violentas desarrolladas por grupos de extrema derecha.