Los acontecimientos
que se vienen desarrollando desde diciembre en ese país de la Europa Oriental
muestran a las claras las intenciones de los Estados Unidos y Europa, de ocupar
un lugar estratégico en el nuevo mapa multipolar, intentando contrarrestar el creciente protagonismo ruso
en el escenario de la geopolítica.
Nota publicada en Mascaró
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Los últimos acontecimientos en Ucrania se transformaron en
uno de los principales focos de atención de la opinión pública internacional.
Las pantallas de la TV al igual que en Venezuela muestran principalmente
escenas de violencia pero muy poco acerca de qué cosas están en juego en esos
lugares. Sin dudas, una tendencia generalizada de los medios de comunicación
masiva, de mostrar hechos que se recortan de la realidad, generando imágenes
que se propalan casi como si se tratara de puro espectáculo. Al igual que en
las películas de acción que se realizan en Hollywood se trata luego de castigar
a los malos. Pero dejemos de lado la cinematografía y la simulación cinéfila de
los medios, para encontrar algunas claves que permitan entender mínimamente qué
sucede en esa zona de la Europa
Oriental.
Sólo hay que observar el mapa de lo que fue la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) para poder inferir que su disolución
no representaba nada más que desarticular al denominado campo del socialismo
real para retornar a un capitalismo que de hecho hacía tiempo que allí, ya se
venía restaurando. En primer lugar fue un movimiento geoestratégico muy bien
pensado para aislar a la principal nación de la ex URSS, es decir, a Rusia. Se
trataba de meter un cordón de naciones ex soviéticas que la separen del resto
de naciones europeas, otro en el Cáucaso cerrándole el paso hacia el Oriente
Próximo, y también quitarle el Asia central. Por otro lado se le privaba a
Rusia considerablemente, el acceso a los diferentes mares cercanos. Tanto por
el mar Negro, el Báltico y el Caspio lo que le quedó a Rusia de zona costera
fue muy escaso por no decir ínfimo en relación a los que supo ocupar
estratégicamente durante la era soviética. Un serio problema para un país con
una gran flota. Esta pequeña introducción permite aproximarnos a la importancia
de Ucrania en ese plan de la OTAN para neutralizar cualquier intento de
resucitamiento ruso. Ucrania junto a Bielorrusia son el principal muro entre
Rusia y la Europa Occidental, pero Ucrania a su vez es clave en cuanto al
control de las costas del mar Negro en sociedad con Georgia. La importancia
geoestratégica de Ucrania es el principal elemento para que Occidente pretenda
sacarla de la órbita rusa, en un tiempo en el que se está reconfigurando el
mapa geopolítico mundial, y Rusia sea un actor global de importancia.
Lo cierto es que al interior de Ucrania, hay diferentes
regiones en las cuales, las posiciones difieren acerca de cómo debe alinearse
la ex república soviética en el tablero regional. Si seguir manteniendo una
relación estrecha con Rusia o incorporarse a la Comunidad Europea. En diciembre
las movilizaciones se iniciaron precisamente a partir de que el por entonces
presidente Viktor Yanukovich se negara a firmar un importante acuerdo con la
Unión Europea a pesar de ya llevar el país varios años de negociaciones para integrarse al bloque de
las 28 naciones de la zona euro. Los que salieron a la calle fueron
principalmente los habitantes de la capital Kiev y la región occidental
decididamente proeuropea. En el este del
país y el sur, la mayoría de los ucranianos están mayormente identificados con
la alianza con Rusia. Principalmente en la península de Crimea, en la cual el
domingo 16 de marzo sus habitantes refrendaron su autonomía con respecto a
Ucrania, para sumarse a Rusia. De hecho Rusia tiene firmado un contrato de
arrendamiento con Ucrania hasta 2042 para tener su único puerto militar en el
Mar Negro, precisamente en Crimea. Hasta 1954 esta península fue territorio
ruso y se la cedió a Ucrania como un
regalo por Nikita Kruschev.
Además a Crimea llegan por año más de un millón de turistas rusos.
Para entender un poco más los
acontecimientos que vienen sucediendo en Ucrania desde diciembre es preciso
remontarse a una década atrás, cuando en el país se produjo la denominada Revolución
Naranja. En noviembre de 2004 tras haberse realizado los comicios
presidenciales, fue necesario ir a segunda vuelta entre el candidato del
Partido de las Regiones Viktor Yanukovich (acercado a Rusia) y la coalición de
Viktor Yuschenko (pro
europeo). A Yuschenko
se le unieron otras figuras opositoras como Yulia Tymoshenko para el ballotage
y así y todo gana el partido de las Regiones. Pero la oposición denunció
fraude, se movilizaron realizando grandes protestas y logrando que se vote por
tercera vez. Esta vez sí ganó la denominada Coalición Naranja y gobernó hasta
2010, a pesar que a los 6 meses de haber asumido la gestión, Tymoshenko dejó su
cargo de primera ministra. En 2010 nuevamente ganó las elecciones el Partido de
las Regiones y asumió nuevamente Yanukovich, hasta febrero de este año, cuando tuvo
que dejar el cargo.
No habiéndoles funcionado la
Revolución Naranja, diez años después las potencias occidentales lo volvieron a
intentar, como en Siria, Libia y las primaveras árabes. En diciembre las
manifestaciones opositoras no fueron sólo movilizaciones ciudadanas, sino
principalmente acciones violentas desarrolladas por grupos de extrema derecha.
Según informara el portal El Espía
Digital: “En Lvov, los
manifestantes se apoderaron del edificio abandonado de la policía regional,
llevándose decenas de unidades de medios especiales, y prendieron fuego al
cuartel de las tropas del Ministerio del Interior. En Ivano-Frankovsk, los
radicales entraron libremente en las oficinas de la administración regional. En
Lvov y Ternopil, irrumpieron en la sede del fiscal quemando gran parte de la
documentación allí guardada. En la frontera con Polonia, bloquearon los puestos
de control fronterizo”.
Cuando el 20 de febrero la
Rada Suprema (parlamento) de Ucrania prohibió la acción antiterrorista, hizo
que las fuerzas de seguridad se retiren del conflicto, y dejándoles las riendas
sueltas a los grupos de ultraderecha. Éstos tomarían la embajada de Canadá, y
el gobierno de ese país descaradamente anunció que impondría sanciones al
gobierno de Ucrania. Por su parte el vicepresidente de los EEUU Joe Biden dijo
el 21 que el gobierno debía retirar a la policía y las fuerzas de seguridad de
la calle, porque sí no, ellos les impondrían también sanciones por la violencia
que se daba en el país. John Kerry, secretario de Estado de los EEUU dijo que “El presidente Yanukovich debe
celebrar inmediatamente negociaciones serias con los líderes de la oposición
para establecer un gobierno de transición”.
Yanukovich y la oposición alcanzaron
un acuerdo en fijar un gobierno de coalición, regresar a la Constitución de
2004 y adelantar elecciones presidenciales en 10 días. Pero este acuerdo quedó
sujeto a la creciente violencia callejera de los extremistas de ultraderecha
que pedían la renuncia del presidente, mientras que los diputados eligieron un
nuevo presidente: Oleksandr
Turchínov, consolidando lo que sin dudas fue un golpe de Estado. De lo
acordado anteriormente en que se harían comicios en 10 días, a esa fecha se la
pospuso para el 25 de mayo. Yanukovich se fue de Ucrania, y las regiones del
Este y el Sur del país al igual que
Crimea, reunidos en la ciudad de Járkov,
asumieron desde entonces el poder político autónomo hasta que se
resuelva lo que denominan una seria crisis institucional. Es por esta razón que
el referéndum realizado en Crimea en marzo, más allá de la opinión adversa de
Occidente es plenamente válido.
De todas formas el conflicto
en esa zona de la Europa Oriental sigue abierto, mostrando otra vez que los que
proponen luchar contra el terrorismo y por la democracia, son justamente los
que no vacilan, a la hora de utilizar todas las formas de lucha posibles. La
hipocresía de Occidente.
1 comentario:
Perfecto anàlisis -el encomillado lo agrego yo/No habiéndoles funcionado la Revolución Naranja, diez años después "las potencias occidentales lo volvieron a intentar", como en Siria, Libia y las primaveras árabes. En diciembre las manifestaciones opositoras no fueron sólo movilizaciones ciudadanas, sino principalmente acciones violentas desarrolladas por grupos de extrema derecha.
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