Toda sociedad necesita ciertos equilibrios para reproducirse
y mantener la distribución de los roles preestablecidos. Cuando ese equilibrio
tiende a romperse es cuando la crisis ya está en la gatera. En la Argentina los
diferentes sectores populares tienen ciertos hábitos y necesidades adquiridas
que no son fáciles quitárselos, mucho más de un plumazo. Louis Althusser en Ideología y Aparatos ideológicos de Estado señalaba
que la reproducción de la fuerza de trabajo no solamente está condicionada por
el establecimiento de un salario mínimo garantizado “biológico” sino también por las necesidades de un mínimo histórico. Marx citado
por Althusser señalaba que: “los obreros ingleses necesitan cerveza y los
proletarios franceses, vino”. En toda formación social concreta las
diferentes fracciones de clase tienen un cierto kit de necesidades adquiridas que cuando no les es posible
satisfacer, se genera el descontento. La demanda capitalista de consumo en tal
sentido se vuelve un boomerang. A menos que se suponga que en la sociedad
actual ya no se necesita de la fuerza de trabajo, lo dicho anteriormente tiene
plena vigencia. Tampoco pueden eludirse el conjunto de sectores sociales que se
encuentran en estado de marginación ya sea por el desempleo o el trabajo
informal, ya que esos sectores siguen perteneciendo a la sociedad, y cuando no pueden
saciar esas necesidades establecidas está comprobado históricamente que
reaccionan. Tanto los conocidos saqueos, como el crecimiento de la delincuencia
responden a ese fenómeno, ya que la insatisfacción no solamente es canalizada
por la protesta social. La existencia de dichos fenómenos sociales, va
generando además, insatisfacción en otros sectores de la sociedad que se
sienten agredidos por esos flagelos. El reclamo por la inseguridad por ejemplo.
Se puede tensar la cuerda, de
hecho el gobierno de Cambiemos lo está haciendo, pero lo que no se puede obviar
es la reacción. Todo ajuste siempre fue acompañado de represión, pero para eso
los diferentes sectores de la sociedad deben aprobarlo, y nunca fue así si sus
necesidades primordiales no son satisfechas. La intención de mostrar un país
devastado casi comparable a un territorio que se recupera de una gran crisis o
una guerra, sólo le sirve a los más furiosos adeptos del macrismo para
justificar el rumbo actual.
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