Hoy en La Nación, el periodista Pablo Sirven
hace una enconada defensa de los dichos de Mirtha Legrand contra el gobierno
argentino. La señora de los almuerzos expresó "Yo creo que es una dictadura lo que
estamos viviendo. Sacar jueces, poner jueces, porque se les viene encima la
noche, eso es absolutamente anormal”. Más allá de la libertad que tiene para
decir al aire estas opiniones personales, ante un numeroso público televidente, Sirven considera que Legrand no está tan lejos de la verdad, y que el escrache de
militantes oficialistas hacia ella representa “una de las manifestaciones
preferidas de hostigamiento por parte de regímenes totalitarios”.
Quien escribe no intentará ninguna defensa del gobierno, ni
de funcionarios aludidos en la nota, ni de la militancia que pudo haber
escrachado a Legrand. Lo que enerva en la nota es el excesivo conservadurismo
asentado en nuevos paradigmas ideológicos, que lejos de acercar al público a la
posibilidad de un debate político serio, no hace más que refritar un sentido
común que aleja a las mayorías del compromiso político y de la necesidad de
formarse para comprender la historia y la cultura que en una secuencia conforma
la coyuntura y la extiende.
Sirven no sólo se asienta en la supuesta crítica a un régimen
totalitario, enarbola para ello todas las banderas del sentido común más
retrógrado que aún vive en la sociedad argentina. No sólo se planta en la
defensa política de Legrand, también la resalta como una pop star, que fue capaz a lo largo de décadas de haber creado su
propia referencia social. “La estrella de los almuerzos
ostenta un tipo de representación popular, difusa pero legítima, que deviene de
su excepcional vigencia durante tantas décadas. Eso supone un aval sostenido
por parte de una vasta porción del público que se siente interpretada por ella
o la mira hasta para disentir” señala Sirven, agregando luego “Muchas veces,
Mirtha Legrand, aun en sus opiniones más discutibles, ha actuado como un fino
sismógrafo que expresa temores, reclamos o prejuicios, fundados o no, de
distintos sectores de la sociedad”. Los halagos
estarán extendidos en la nota, ya que en esa aprobación Sirven apoyará los
dichos de la señora. Legrand de esa forma se constituye en una especie de estereotipo
o referencia de cómo debiera ser una mujer a lo largo de su vida. Eso ya
implica una definición muy precisa del sujeto femenino de la ideología. La cita de los dichos de la hermana melliza de Mirtha Legrand en un libro que sobre ella
escribiera el periodista Néstor Montenegro resulta paradigmática: "Chiquita
es como un cisne que entra en un lago de petróleo, pulcra, blanca y majestuosa,
lo cruza y la vemos salir por la otra orilla, tal como entró, inmaculada".
Podríamos extendernos demasiado en la creación y reproducción
de los estereotipos sociales, los sujetos de la ideología, pero eso conllevaría
mucho más texto del que se necesita para sólo presentar el problema. De
acuerdo a Sirven eso que reina en el sentido común es válido y proclive de
resaltar, resulta aleccionador. Tinelli también puede opinar lo que quiera
aunque viva y gane mucho dinero en un país bajo un régimen totalitario y dictatorial. Sirven
se ataja al principio “Que Mirtha Legrand crea que está viviendo
en una dictadura, y lo diga abiertamente al aire en un canal de televisión
mientras cientos de miles de personas la sintonizan libremente, puede resultar
un tremendo contrasentido”. En
la nota Sirven también lo dice, pero apela a la relatividad de la semántica para
que la palabra “dictadura” quede enmarcada. Lo que dice el Diccionario de la
Real Academia del término es probable que Legrand nunca lo haya leído, y lo que
quiso decir también es diferente. Dictadura en la boca de la señora es lo que
la mayoría piensa del significado de la palabra.
Si hay un argumento que los
medios hegemónicos no dejan de repetir para atacar al gobierno, es el del
supuesto relato, colocándose ellos mismos como el adversario preciso, el
enunciador del contrarelato. La Argentina es Cuba, ellos son los gusanos de
Miami; la Argentina es comunista, ellos son los defensores del capitalismo
democrático y la libertad individual. El supuesto podría decirse así: “En la Argentina se está viviendo una
Dictadura, un feroz autoritarismo que genera una grieta entre los que defienden
el régimen, y la resistencia republicana y democrática, que no soporta el
avasallamiento de los otros dos poderes, principalmente el Judicial, ni tampoco
la avanzada contra los medios libres”. Habría que andar un poquito nomás por
las calles de los principales conglomerados urbanos del país, para ver que
aquello no es más que una fantasía microclimática, y que los problemas que
tiene la mayoría de los argentinos dista demasiado de lo que los medios
plantean como tal. Si hay algo que obnubila a la oposición política es esa
idéntica visión de lo que demanda la sociedad, y que no es precisamente lo que
los medios le ofertan. El oficialismo si sigue siendo mayoría, es porque está
mucho más cerca de la realidad.
1 comentario:
Me gustó. La publico.
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