2015/07/26

Pablo Sirven, Mirtha Legrand, el sentido común y la resistencia antidictatorial

Hoy en La Nación, el periodista Pablo Sirven hace una enconada defensa de los dichos de Mirtha Legrand contra el gobierno argentino. La señora de los almuerzos expresó "Yo creo que es una dictadura lo que estamos viviendo. Sacar jueces, poner jueces, porque se les viene encima la noche, eso es absolutamente anormal”. Más allá de la libertad que tiene para decir al aire estas opiniones personales,  ante un numeroso público televidente, Sirven considera que Legrand no está tan lejos de la verdad, y que el escrache de militantes oficialistas hacia ella representa “una de las manifestaciones preferidas de hostigamiento por parte de regímenes totalitarios”.

Quien escribe no intentará ninguna defensa del gobierno, ni de funcionarios aludidos en la nota, ni de la militancia que pudo haber escrachado a Legrand. Lo que enerva en la nota es el excesivo conservadurismo asentado en nuevos paradigmas ideológicos, que lejos de acercar al público a la posibilidad de un debate político serio, no hace más que refritar un sentido común que aleja a las mayorías del compromiso político y de la necesidad de formarse para comprender la historia y la cultura que en una secuencia conforma la coyuntura y la extiende.

Sirven no sólo se asienta en la supuesta crítica a un régimen totalitario, enarbola para ello todas las banderas del sentido común más retrógrado que aún vive en la sociedad argentina. No sólo se planta en la defensa política de Legrand, también la resalta como una pop star, que fue capaz a lo largo de décadas de haber creado su propia referencia social. “La estrella de los almuerzos ostenta un tipo de representación popular, difusa pero legítima, que deviene de su excepcional vigencia durante tantas décadas. Eso supone un aval sostenido por parte de una vasta porción del público que se siente interpretada por ella o la mira hasta para disentir” señala Sirven, agregando luego “Muchas veces, Mirtha Legrand, aun en sus opiniones más discutibles, ha actuado como un fino sismógrafo que expresa temores, reclamos o prejuicios, fundados o no, de distintos sectores de la sociedad”.  Los halagos estarán extendidos en la nota, ya que en esa aprobación Sirven apoyará los dichos de la señora. Legrand de esa forma se constituye en una especie de estereotipo o referencia de cómo debiera ser una mujer a lo largo de su vida. Eso ya implica una definición muy precisa del sujeto femenino de la ideología. La cita de los dichos de la hermana melliza de Mirtha Legrand en un libro que sobre ella escribiera el periodista Néstor Montenegro resulta paradigmática: "Chiquita es como un cisne que entra en un lago de petróleo, pulcra, blanca y majestuosa, lo cruza y la vemos salir por la otra orilla, tal como entró, inmaculada".

Podríamos extendernos demasiado en la creación y reproducción de los estereotipos sociales, los sujetos de la ideología, pero eso conllevaría mucho más texto del que se necesita para sólo presentar el problema. De acuerdo a Sirven eso que reina en el sentido común es válido y proclive de resaltar, resulta aleccionador. Tinelli también puede opinar lo que quiera aunque viva y gane mucho dinero en un país bajo un régimen totalitario y dictatorial. Sirven se ataja al principio “Que Mirtha Legrand crea que está viviendo en una dictadura, y lo diga abiertamente al aire en un canal de televisión mientras cientos de miles de personas la sintonizan libremente, puede resultar un tremendo contrasentido”. En la nota Sirven también lo dice, pero apela a la relatividad de la semántica para que la palabra “dictadura” quede enmarcada. Lo que dice el Diccionario de la Real Academia del término es probable que Legrand nunca lo haya leído, y lo que quiso decir también es diferente. Dictadura en la boca de la señora es lo que la mayoría piensa del significado de la palabra.

Si hay un argumento que los medios hegemónicos no dejan de repetir para atacar al gobierno, es el del supuesto relato, colocándose ellos mismos como el adversario preciso, el enunciador del contrarelato. La Argentina es Cuba, ellos son los gusanos de Miami; la Argentina es comunista, ellos son los defensores del capitalismo democrático y la libertad individual. El supuesto podría decirse así: “En la Argentina se está viviendo una Dictadura, un feroz autoritarismo que genera una grieta entre los que defienden el régimen, y la resistencia republicana y democrática, que no soporta el avasallamiento de los otros dos poderes, principalmente el Judicial, ni tampoco la avanzada contra los medios libres”. Habría que andar un poquito nomás por las calles de los principales conglomerados urbanos del país, para ver que aquello no es más que una fantasía microclimática, y que los problemas que tiene la mayoría de los argentinos dista demasiado de lo que los medios plantean como tal. Si hay algo que obnubila a la oposición política es esa idéntica visión de lo que demanda la sociedad, y que no es precisamente lo que los medios le ofertan. El oficialismo si sigue siendo mayoría, es porque está mucho más cerca de la realidad.

1 comentario:

Adrián Corbella dijo...

Me gustó. La publico.