Con la participación de 2.200 representantes de pueblos indígenas de siete regiones del planeta, se realizó en Nueva York la primera conferencia mundial que asume la defensa de 370 millones de nativos en el mundo.
Cuando el hombre occidental decidió conquistar el mundo,
también les puso nombre a quienes debía invadir y quitarles su territorio. La
antropología moderna, nacida en el siglo XVII, se precipitaba así como un saber
que permitía clasificar las diferentes razas humanas, tanto desde su aspecto
físico, social o cultural. De tal forma aparecieron en la taxonomía las
llamadas poblaciones primitivas. Si bien en el último tiempo fueron surgiendo
corrientes que abogan por la diversidad y la pluralidad cultural, del paradigma
discriminatorio y colonialista aún no se pudo salir. Indígenas se les llama a
todos aquellos que son oriundos de una tierra y que son portadores de la
tradición cultural más ancestral. Curiosamente siempre fueron considerados como
bárbaros y marginales, mientras que los que los despojaban eran los que traían
el rasgo civilizatorio.
La Primera Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas, realizada entre el lunes 22 y el martes 23, tuvo lugar en Nueva York, más precisamente en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Fue en ocasión del 69º período de sesiones de la Asamblea General del organismo multilateral y congregó a 2200 representantes de pueblos indígenas de siete regiones del planeta o cerca de 100 países con población indígena. La tarea del foro era homologar los documentos signados en 2007, cuando la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas –promulgada un año después– acordó atender las necesidades básicas de 370 millones de nativos en el mundo que carecen de acceso a lo que les era propio.
De particular importancia fue la presencia de las diferentes delegaciones indígenas latinoamericanas, pero si hubo alguna que mostró un sello de distinción, esa fue la delegación de Bolivia, ya que fue acompañada por su dignatario Evo Morales Ayma, el primer indígena en llegar a la presidencia de una nación, y que por esa misma razón también galvaniza los derechos de los diferentes pueblos indígenas de todo el planeta. La Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas del Mundo, aprobada en 2008, tuvo como actor principal a Bolivia, en tanto adalid de la defensa de los derechos de la Madre Tierra o Pachamama.
El cambio climático, gatillado por una desenfrenada industrialización o liberación a la atmósfera de emisiones de carbono, y su impacto en la cultura de los pueblos indígenas del mundo, fue una de las banderas de la Conferencia, con la misma preeminencia que los históricos reclamos por tierra y territorio.
La primera conferencia de pueblos indígenas fue inaugurada por el secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, y quien lo sucedió en las palabras fue el mandatario boliviano Evo Morales. El titular de la ONU destacó en la apertura del foro el impulso que le dio a ese acontecimiento el presidente de Bolivia. Ban Ki-moon, en el saludo de bienvenida, que brindó en varias lenguas originarias a los concurrentes, recordó su visita a Bolivia, en junio (en ocasión de la Cumbre del G-77 + China), y ponderó los avances que el país andino y amazónico verificó en el último tiempo en materia de los derechos de los pueblos indígenas. El surcoreano además señaló a Evo Morales como el principal gestor de la homologación de los derechos de los pueblos indígenas por parte de Naciones Unidas.
Tras las palabras de Ban, Evo Morales apeló a la trilogía compuesta por la vida, la Madre Tierra y la paz como principios del movimiento indígena. “Los principios fundamentales del movimiento indígena son la vida, la Madre Tierra y la paz, estos principios fundamentales del movimiento indígena del mundo son amenazados permanentemente por un sistema, por un modelo, el sistema capitalista y el modelo de cómo acabar con la vida y con la Madre Tierra”, dijo Evo Morales, y abogó por la erradicación de la extrema pobreza y la discriminación, además, de la defensa de la vida a favor de los pueblos indígenas. “Es un imperativo para todos los gobiernos del mundo avanzar en la superación y erradicación de las condiciones de la extrema pobreza y la discriminación que todavía sufren los pueblos indígenas para dar solución a los problemas estructurales de pobreza”, dijo en el marco de su alocución, y destacó que en Bolivia la extrema pobreza disminuyó del 38 por ciento al 18 por ciento (a partir de 2006) lo que, a su juicio, es un récord histórico. Asimismo, sostuvo que los pueblos indígenas resistieron de manera permanente los procesos de colonización registrados en los distintos países de la región y resaltó que se conservó la cultura de la vida enmarcada en la armonía y el equilibrio con la Madre Tierra. “Esta Conferencia Mundial debe ser el punto de partida para definir acciones colectivas en defensa de la vida para iniciar procesos de transformación y de cambio a partir de la soberanía y la ciencia de los pueblos indígenas en directa combinación con la tecnología y el avance científico de estos tiempos”, enfatizó.
De acuerdo con los precisos informes realizados por la ABI (Agencia Boliviana de Información), el jefe de Estado compartió las experiencias registradas en Bolivia, tales como la lucha de los movimientos sociales para cambiar el modelo neoliberal, que atenta contra la vida y la naturaleza, y recordó que antes de haber llegado al gobierno, en enero de 2006, el movimiento indígena boliviano era utilizado para ganar votos y no era tomado en cuenta para gobernar pero, a su juicio, en corto tiempo se demostró que los indígenas pueden administrar un país en el marco del servicio, compromiso y sacrificio a favor de la población.
“Los gobernantes del mundo tienen que gobernar obedeciendo a los pueblos y con los pueblos, con los movimientos sociales (...). Nuestros pueblos, nuestras naciones, no pueden ser gobernados por banqueros ni por grandes empresarios o transnacionales”, dijo Evo, y sostuvo a su vez que los recursos naturales deben beneficiar a todos, por lo que destacó el incremento de la renta petrolera de 300 millones de dólares, registrados en 2005, a 6000 millones de dólares previstos para fines de 2014. “Con la nacionalización, Bolivia se liberó económicamente de los gendarmes de la economía mundial”, vale decir Banco Mundial y especialmente del FMI (Fondo Monetario Internacional) aseguró el presidente andino ante los presentes.
Evo consideró también –en su alocución– que el cambio climático se convirtió en uno de los problemas de mayor gravedad para el planeta y la humanidad y, a su juicio, la mejor forma para combatir el cambio climático es con las políticas, con las experiencias y vivencias del movimiento indígena, basadas en la complementariedad y de cómo vivir en armonía con la Madre Tierra. “Los pueblos indígenas deben ser los protagonistas de cambio de sus propios modelos de desarrollo, respetándose la pluralidad social, cultural, económica y jurídica; debemos fortalecer los lazos de unidad de los pueblos respetando o despertando la energía comunal para construir la cultura de la hermandad, la paz y la vida”, aseguró el mandatario andino, e instó a cuidar y proteger las tierras de vocación productiva en el mundo y a promover toda la potencialidad productiva de las tierras, fundamentalmente aquellas que pertenecen y utilizan los pueblos indígenas.
La soberanía alimentaria fue otro de los principales temas abordados por el presidente boliviano. En tal sentido les demandó a los pueblos indígenas fortalecer la capacidad para alimentar con productos orgánicos y ecológicos a todos los pueblos del mundo. “Es un imperativo que los pueblos indígenas del mundo realicen plenamente el ejercicio de sus derechos individuales y colectivos a la tierra y al territorio, también tenemos que superar las limitaciones relacionadas con la naturaleza de su desarrollo integral a través del acceso a la educación, salud, agua, saneamiento básico y todos los servicios básicos”, afirmó.
Tras la apertura Evo Morales se declaró emocionado al ver “instalados y reconocidos” a representantes de pueblos indígenas del mundo, en la bandeja superior del salón de sesiones del plenario de la ONU, en Nueva York. Hecho que sucede por primera vez en la historia política del organismo multilateral en más de 60 años. “Muy emocionante, me siento orgulloso por ellos, por acompañar este debate de la cumbre indígena en Naciones Unidas”, señaló en declaraciones a la ABI, después de que, junto al líder surcoreano Ban Ki-moon, inaugurara la primera Conferencia Mundial sobre Pueblos Indígenas, en el ámbito del organismo. Desde que asumió la presidencia de Bolivia, de población mayoritariamente indígena y originaria, Evo, el primer presidente cultural y étnicamente originario de Latinoamérica, ha galvanizado en la órbita internacional los derechos indígenas del mundo. “Es la primera vez que en las Naciones Unidas por fin se debate, en la Cumbre, sobre los derechos del movimiento indígena, antes no había eso, pese a la oposición de algunos gobiernos, de Estados”, afirmó. “Me ha sorprendido ver en la bandeja superior del plenario de las Naciones Unidas a los hermanos indígenas con una wiphalade todos los colores. Hace tiempo, hace años, hemos planteado la cumbre de los pueblos indígenas. De esta manera también hacen una defensa del movimiento indígena en las Naciones Unidas”, afirmó Evo, sensibilizado, e instó por último a adoptar los modelos ancestrales de vida de los indígenas como reserva frente a los males que transversalizan la vida humana. “La mejor forma de combatir el capitalismo, el imperialismo, los modelos de desarrollo de Occidente, es recuperando la forma y la vivencia del movimiento indígena; es complementariedad y, sobre todo, armonía con la Madre Tierra. Y eso es lo más importante que reconozcan los Estados en el mundo”, afirmó.
La Comisión Económica para la América Latina (Cepal), en el marco de la Conferencia, presentó su informe “Pueblos indígenas en América latina: avances en el último decenio y retos pendientes para la garantía de sus derechos”. En ella se apuntan logros pero también difíciles circunstancias presentes y de futuro inmediato para las poblaciones autóctonas.
Si bien han existido mejoras en salud, educación, e incluso en la participación política, todavía no existe el respeto al derecho a la consulta previa sobre lo que ocurrirá en los territorios ancestrales, dicen desde la Cepal, asegurando que los conflictos socioambientales aparecen regidos aún por los intereses de los mercados internacionales, y el respeto a las zonas indígenas se da más en los papeles que en la realidad, se señala en el portal uruguayo LaRed21.
La Cepal reconoció los fuertes trabajos desarrollados por los gobiernos de Ecuador, Bolivia y México para reducir la mortalidad infantil en las poblaciones indígenas, enfatizando a su vez que en la última década “17 países disponen de alguna institucionalidad estatal con el mandato específico de gestionar la salud intercultural”.
Entre los puntos interesantes del documento –también según LaRed2–, aparecen cambios importantes en el número de las poblaciones indígenas latinoamericanas. En 2006, se contabilizaban 642 poblaciones indígenas y ahora hay 826 comunidades en Latinoamérica, con unos 45 millones de habitantes (el 8,3% del total latinoamericano), por lo que se entiende que hubo una recuperación demográfica. Con excepción de Bolivia, hubo un aumento en todos los países, encabezados por México. Frente a este escenario está el opuesto: centenas de poblaciones indígenas corren riesgo de desaparecer. Lo peor ocurre en Brasil, donde 70 comunidades están amenazadas, el 23% de los indios brasileños; en Bolivia, sufren riesgo 13 de los 39 pueblos indígenas; y en Colombia hay 35 etnias “en riesgo de desaparición cultural o física”. “Si a la fragilidad demográfica se suman otros factores de vulnerabilidad socioambiental y territorial, como los desplazamientos forzados, la escasez de alimentos, la contaminación de las aguas, la degradación de los suelos, la desnutrición y elevada mortalidad, por mencionar algunos, probablemente la cifra de pueblos en peligro de desaparición sea muy superior”, detalla el informe. A ello se suman 200 pueblos indígenas en aislamiento y extrema vulnerabilidad debido a la explotación exógena de sus recursos, concluyen.
En líneas generales, los diversos informes realizados por las delegaciones indígenas muestran la gran preocupación por los proyectos extractivistas, no sólo por la afectación del medio ambiente, sino también por el desplazamiento de las comunidades. No sólo la minería a cielo abierto es un síntoma, también los proyectos de sojización de las tierras y las plantaciones que luego se destinan a la producción de agrocombustibles. Particularmente los pueblos indígenas de Colombia resaltaron el papel negativo que tiene para su supervivencia el largo conflicto armado que arrastran desde hace más de medio siglo. Según el informe de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), la presencia de grupos ilegales y fuerzas militares en territorio indígena sigue siendo una de las principales causas del confinamiento de estas comunidades a las que se les niega el derecho a transitar libremente por vías y ríos generando “desabastecimiento alimentario y de salud, y sumen a los pueblos afectados en situaciones de total incomunicación durante períodos prolongados que pueden durar varios meses”. Por esta infracción al derecho internacional humanitario –según el diario El Espectador– se han reportado 236 víctimas, sobre todo del pueblo wounaan, siendo el ejército el principal perpetrador.
La Primera Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas, realizada entre el lunes 22 y el martes 23, tuvo lugar en Nueva York, más precisamente en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Fue en ocasión del 69º período de sesiones de la Asamblea General del organismo multilateral y congregó a 2200 representantes de pueblos indígenas de siete regiones del planeta o cerca de 100 países con población indígena. La tarea del foro era homologar los documentos signados en 2007, cuando la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas –promulgada un año después– acordó atender las necesidades básicas de 370 millones de nativos en el mundo que carecen de acceso a lo que les era propio.
De particular importancia fue la presencia de las diferentes delegaciones indígenas latinoamericanas, pero si hubo alguna que mostró un sello de distinción, esa fue la delegación de Bolivia, ya que fue acompañada por su dignatario Evo Morales Ayma, el primer indígena en llegar a la presidencia de una nación, y que por esa misma razón también galvaniza los derechos de los diferentes pueblos indígenas de todo el planeta. La Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas del Mundo, aprobada en 2008, tuvo como actor principal a Bolivia, en tanto adalid de la defensa de los derechos de la Madre Tierra o Pachamama.
El cambio climático, gatillado por una desenfrenada industrialización o liberación a la atmósfera de emisiones de carbono, y su impacto en la cultura de los pueblos indígenas del mundo, fue una de las banderas de la Conferencia, con la misma preeminencia que los históricos reclamos por tierra y territorio.
La primera conferencia de pueblos indígenas fue inaugurada por el secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, y quien lo sucedió en las palabras fue el mandatario boliviano Evo Morales. El titular de la ONU destacó en la apertura del foro el impulso que le dio a ese acontecimiento el presidente de Bolivia. Ban Ki-moon, en el saludo de bienvenida, que brindó en varias lenguas originarias a los concurrentes, recordó su visita a Bolivia, en junio (en ocasión de la Cumbre del G-77 + China), y ponderó los avances que el país andino y amazónico verificó en el último tiempo en materia de los derechos de los pueblos indígenas. El surcoreano además señaló a Evo Morales como el principal gestor de la homologación de los derechos de los pueblos indígenas por parte de Naciones Unidas.
Tras las palabras de Ban, Evo Morales apeló a la trilogía compuesta por la vida, la Madre Tierra y la paz como principios del movimiento indígena. “Los principios fundamentales del movimiento indígena son la vida, la Madre Tierra y la paz, estos principios fundamentales del movimiento indígena del mundo son amenazados permanentemente por un sistema, por un modelo, el sistema capitalista y el modelo de cómo acabar con la vida y con la Madre Tierra”, dijo Evo Morales, y abogó por la erradicación de la extrema pobreza y la discriminación, además, de la defensa de la vida a favor de los pueblos indígenas. “Es un imperativo para todos los gobiernos del mundo avanzar en la superación y erradicación de las condiciones de la extrema pobreza y la discriminación que todavía sufren los pueblos indígenas para dar solución a los problemas estructurales de pobreza”, dijo en el marco de su alocución, y destacó que en Bolivia la extrema pobreza disminuyó del 38 por ciento al 18 por ciento (a partir de 2006) lo que, a su juicio, es un récord histórico. Asimismo, sostuvo que los pueblos indígenas resistieron de manera permanente los procesos de colonización registrados en los distintos países de la región y resaltó que se conservó la cultura de la vida enmarcada en la armonía y el equilibrio con la Madre Tierra. “Esta Conferencia Mundial debe ser el punto de partida para definir acciones colectivas en defensa de la vida para iniciar procesos de transformación y de cambio a partir de la soberanía y la ciencia de los pueblos indígenas en directa combinación con la tecnología y el avance científico de estos tiempos”, enfatizó.
De acuerdo con los precisos informes realizados por la ABI (Agencia Boliviana de Información), el jefe de Estado compartió las experiencias registradas en Bolivia, tales como la lucha de los movimientos sociales para cambiar el modelo neoliberal, que atenta contra la vida y la naturaleza, y recordó que antes de haber llegado al gobierno, en enero de 2006, el movimiento indígena boliviano era utilizado para ganar votos y no era tomado en cuenta para gobernar pero, a su juicio, en corto tiempo se demostró que los indígenas pueden administrar un país en el marco del servicio, compromiso y sacrificio a favor de la población.
“Los gobernantes del mundo tienen que gobernar obedeciendo a los pueblos y con los pueblos, con los movimientos sociales (...). Nuestros pueblos, nuestras naciones, no pueden ser gobernados por banqueros ni por grandes empresarios o transnacionales”, dijo Evo, y sostuvo a su vez que los recursos naturales deben beneficiar a todos, por lo que destacó el incremento de la renta petrolera de 300 millones de dólares, registrados en 2005, a 6000 millones de dólares previstos para fines de 2014. “Con la nacionalización, Bolivia se liberó económicamente de los gendarmes de la economía mundial”, vale decir Banco Mundial y especialmente del FMI (Fondo Monetario Internacional) aseguró el presidente andino ante los presentes.
Evo consideró también –en su alocución– que el cambio climático se convirtió en uno de los problemas de mayor gravedad para el planeta y la humanidad y, a su juicio, la mejor forma para combatir el cambio climático es con las políticas, con las experiencias y vivencias del movimiento indígena, basadas en la complementariedad y de cómo vivir en armonía con la Madre Tierra. “Los pueblos indígenas deben ser los protagonistas de cambio de sus propios modelos de desarrollo, respetándose la pluralidad social, cultural, económica y jurídica; debemos fortalecer los lazos de unidad de los pueblos respetando o despertando la energía comunal para construir la cultura de la hermandad, la paz y la vida”, aseguró el mandatario andino, e instó a cuidar y proteger las tierras de vocación productiva en el mundo y a promover toda la potencialidad productiva de las tierras, fundamentalmente aquellas que pertenecen y utilizan los pueblos indígenas.
La soberanía alimentaria fue otro de los principales temas abordados por el presidente boliviano. En tal sentido les demandó a los pueblos indígenas fortalecer la capacidad para alimentar con productos orgánicos y ecológicos a todos los pueblos del mundo. “Es un imperativo que los pueblos indígenas del mundo realicen plenamente el ejercicio de sus derechos individuales y colectivos a la tierra y al territorio, también tenemos que superar las limitaciones relacionadas con la naturaleza de su desarrollo integral a través del acceso a la educación, salud, agua, saneamiento básico y todos los servicios básicos”, afirmó.
Tras la apertura Evo Morales se declaró emocionado al ver “instalados y reconocidos” a representantes de pueblos indígenas del mundo, en la bandeja superior del salón de sesiones del plenario de la ONU, en Nueva York. Hecho que sucede por primera vez en la historia política del organismo multilateral en más de 60 años. “Muy emocionante, me siento orgulloso por ellos, por acompañar este debate de la cumbre indígena en Naciones Unidas”, señaló en declaraciones a la ABI, después de que, junto al líder surcoreano Ban Ki-moon, inaugurara la primera Conferencia Mundial sobre Pueblos Indígenas, en el ámbito del organismo. Desde que asumió la presidencia de Bolivia, de población mayoritariamente indígena y originaria, Evo, el primer presidente cultural y étnicamente originario de Latinoamérica, ha galvanizado en la órbita internacional los derechos indígenas del mundo. “Es la primera vez que en las Naciones Unidas por fin se debate, en la Cumbre, sobre los derechos del movimiento indígena, antes no había eso, pese a la oposición de algunos gobiernos, de Estados”, afirmó. “Me ha sorprendido ver en la bandeja superior del plenario de las Naciones Unidas a los hermanos indígenas con una wiphalade todos los colores. Hace tiempo, hace años, hemos planteado la cumbre de los pueblos indígenas. De esta manera también hacen una defensa del movimiento indígena en las Naciones Unidas”, afirmó Evo, sensibilizado, e instó por último a adoptar los modelos ancestrales de vida de los indígenas como reserva frente a los males que transversalizan la vida humana. “La mejor forma de combatir el capitalismo, el imperialismo, los modelos de desarrollo de Occidente, es recuperando la forma y la vivencia del movimiento indígena; es complementariedad y, sobre todo, armonía con la Madre Tierra. Y eso es lo más importante que reconozcan los Estados en el mundo”, afirmó.
La Comisión Económica para la América Latina (Cepal), en el marco de la Conferencia, presentó su informe “Pueblos indígenas en América latina: avances en el último decenio y retos pendientes para la garantía de sus derechos”. En ella se apuntan logros pero también difíciles circunstancias presentes y de futuro inmediato para las poblaciones autóctonas.
Si bien han existido mejoras en salud, educación, e incluso en la participación política, todavía no existe el respeto al derecho a la consulta previa sobre lo que ocurrirá en los territorios ancestrales, dicen desde la Cepal, asegurando que los conflictos socioambientales aparecen regidos aún por los intereses de los mercados internacionales, y el respeto a las zonas indígenas se da más en los papeles que en la realidad, se señala en el portal uruguayo LaRed21.
La Cepal reconoció los fuertes trabajos desarrollados por los gobiernos de Ecuador, Bolivia y México para reducir la mortalidad infantil en las poblaciones indígenas, enfatizando a su vez que en la última década “17 países disponen de alguna institucionalidad estatal con el mandato específico de gestionar la salud intercultural”.
Entre los puntos interesantes del documento –también según LaRed2–, aparecen cambios importantes en el número de las poblaciones indígenas latinoamericanas. En 2006, se contabilizaban 642 poblaciones indígenas y ahora hay 826 comunidades en Latinoamérica, con unos 45 millones de habitantes (el 8,3% del total latinoamericano), por lo que se entiende que hubo una recuperación demográfica. Con excepción de Bolivia, hubo un aumento en todos los países, encabezados por México. Frente a este escenario está el opuesto: centenas de poblaciones indígenas corren riesgo de desaparecer. Lo peor ocurre en Brasil, donde 70 comunidades están amenazadas, el 23% de los indios brasileños; en Bolivia, sufren riesgo 13 de los 39 pueblos indígenas; y en Colombia hay 35 etnias “en riesgo de desaparición cultural o física”. “Si a la fragilidad demográfica se suman otros factores de vulnerabilidad socioambiental y territorial, como los desplazamientos forzados, la escasez de alimentos, la contaminación de las aguas, la degradación de los suelos, la desnutrición y elevada mortalidad, por mencionar algunos, probablemente la cifra de pueblos en peligro de desaparición sea muy superior”, detalla el informe. A ello se suman 200 pueblos indígenas en aislamiento y extrema vulnerabilidad debido a la explotación exógena de sus recursos, concluyen.
En líneas generales, los diversos informes realizados por las delegaciones indígenas muestran la gran preocupación por los proyectos extractivistas, no sólo por la afectación del medio ambiente, sino también por el desplazamiento de las comunidades. No sólo la minería a cielo abierto es un síntoma, también los proyectos de sojización de las tierras y las plantaciones que luego se destinan a la producción de agrocombustibles. Particularmente los pueblos indígenas de Colombia resaltaron el papel negativo que tiene para su supervivencia el largo conflicto armado que arrastran desde hace más de medio siglo. Según el informe de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), la presencia de grupos ilegales y fuerzas militares en territorio indígena sigue siendo una de las principales causas del confinamiento de estas comunidades a las que se les niega el derecho a transitar libremente por vías y ríos generando “desabastecimiento alimentario y de salud, y sumen a los pueblos afectados en situaciones de total incomunicación durante períodos prolongados que pueden durar varios meses”. Por esta infracción al derecho internacional humanitario –según el diario El Espectador– se han reportado 236 víctimas, sobre todo del pueblo wounaan, siendo el ejército el principal perpetrador.
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