Este año el
presidente Evo Morales va por una nueva reelección. El dato saliente es que la
Central Obrera Boliviana, esta vez, se sumó orgánicamente a un frente único,
para aislar a la derecha.
La histórica Central Obrera Boliviana (COB) -formada al
calor de las jornadas revolucionarias de 1952-, en un ampliado realizado antes
de fin de año en la ciudad de Santa Cruz, decidió apoyar orgánicamente al
Movimiento al Socialismo- Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos
(MAS- IPSP) que comanda el mandatario Evo Morales Ayma. Esta resolución fue
hecha pública en el “Encuentro de trabajadores” realizado en febrero en
Cochabamba, en el cual participaron todos los movimientos sociales que integran
el MAS, la COB, y los principales dirigentes políticos, sindicales y sociales
de la nueva Bolivia. La central que cuenta entre sus filas a más de dos
millones de trabajadores, respondió así a la convocatoria realizada por Evo, en
octubre del año pasado, cuando éste propusiera que en octubre pero de este año,
se debe ganar las elecciones por el 74 % de los sufragios. Lejos de suponer un
mero esfuerzo cuantitativo, la propuesta del mandatario, se sostiene en que se
debe aumentar en cada elección un 10 % de influencia en la población. Si en
2005 el MAS se impuso por el 54 % y en 2009 fue por el 64 %, en octubre
próximo, la cifra propuesta, implicará que las relaciones de fuerza a favor del
cambio social, se irán consolidando, no solamente en los porcentajes
electorales, sino principalmente en cuanto al desarrollo organizativo de las
bases sociales en las cuales se sostiene el proceso.
En 2005 tras varios años de luchas, el pueblo boliviano
elegiría por primera vez en su historia a un presidente indígena. El dirigente
campesino Evo Morales ganaría ese año la presidencia por el 54 %, culminando
así una seguidilla de gobernantes fallidos, que desde la Guerra del Agua en el 2000,
puso en marcha lo que en el país del altiplano se conoce como el proceso de
cambio. Un proceso de luchas populares, que por ejemplo en 2003 con la
denominada Guerra del Gas, hiciera que el por entonces presidente Gonzalo
Sánchez de Losada tuviera que huir del país. Aún hoy sigue prófugo de la
Justicia boliviana, y con asilo político en los Estados Unidos. A principios de
este siglo, lo que hizo crisis fue el modelo neoliberal que había sido
hegemónico por casi 20 años, y eso confluyó no solamente con las luchas sino
fundamentalmente con la construcción de una alternativa política como el MAS
que llevó a Evo a ganar las elecciones presidenciales en 2005.
El salto político
Cuando una fuerza política, tiene como componente principal
de su organización, no a los clásicos partidos, sino que se fue conformando a
partir de la confluencia de movimientos sociales, culturales, o sindicales, la
tarea no resulta del todo obvia, ya que no se trata simplemente de la
militancia social o sindical. El aspecto de la representación se amplía, y es
necesario abordar a sectores que antes no estaban dentro de los parámetros
organizativos.
Según precisan muchos analistas bolivianos el MAS- IPSP aún
no puede considerarse como una auténtica
herramienta política, sino más bien como una muy grande coordinación de
organizaciones sociales, indígenas, campesinas, e incluso sindicales. Si existe
algo que le da cohesión es principalmente el fuerte liderazgo de Evo Morales.
La legendaria central clasista que nuclea
a dos millones de asalariados, tuvo en su momento diferencias con el gobierno
de Morales, e incluso hace dos años atrás se había propuesto construir un nuevo
partido de trabajadores, cosa que hoy quedó desechada, al menos por el momento.
Si bien los trabajadores en su mayoría apoyan la gestión de Evo, siempre
resulta conveniente que las organizaciones obreras mantengan su autonomía con
respecto al gobierno, que de por sí debe gobernar para los diferentes sectores
de la sociedad. El dato saliente del ampliado del MAS realizado en febrero y
que llevó como nombre “Encuentro de los trabajadores” fue la presencia de la
COB, ratificando su apoyo orgánico al proceso de cambio liderado por el
gobierno del MAS, y de su presidente Evo Morales. “La Central Obrera Boliviana
va hacer y hace conocer su voz oficial a nombre de los trabajadores del país,
porque de manera orgánica, por resolución del Ampliado Nacional con la
declaración de Santa Cruz, del 21 de noviembre, la Central Obrera Boliviana
resuelve defender, profundizar y fortalecer el proceso de cambio a la cabeza
del compañero Evo Morales”, dijo en la Casa Campestre de Cochabamba, el
secretario ejecutivo de la COB Juan Carlos Trujillo, quien además cargó contra
los detractores del proceso de cambio, que según él intentan dividir y
fraccionar a la clase obrera. Trujillo aseguró que “es fundamental sellar el
reencuentro de los trabajadores del país” y luchar por la independencia de
clase con respecto al imperialismo y el capitalismo. A su juicio, “no se puede
perdonar a la derecha” que por más de 20 años se aprovechó de los recursos
naturales de Bolivia, para su beneficio. “Sepa bien la derecha que los
trabajadores unidos, siempre vamos a defender la democracia que tanto nos ha
costado recuperar, construir”, dijo, e instó a los trabajadores a resolver sus
diferencias y “defender este proceso” porque “es de todos y para todos”.
Trujillo
Juan Carlos Trujillo es un joven dirigente minero que asumió como líder
de la COB hace tres años. Desde su asunción dijo que él no era del MAS, sino un
partidario de la izquierda. Tuvo formación político- sindical en la Escuela de
cuadros sindicales Lázaro Peña de Cuba, y al momento de asumir a cargo de la
COB, planteó que la organización obrera debía reencauzar al proceso de cambio.
Trujillo no negaba al proceso, sino que disentía en cuanto a la direccionalidad
del mismo, y por esa misma razón se había planteado junto a otros dirigentes
sindicales, la conformación en 2012 de un instrumento político de los
trabajadores. “La Central Obrera Boliviana va a reencaminar (el proceso de
cambio) y va a intervenir en defensa de los intereses de los trabajadores y del
país porque el proceso que vivimos es de los trabajadores de Bolivia, no es de un
partido político”, había dicho Trujillo hace dos años atrás. Y en verdad es
así, el denominado proceso de cambio es un flujo que se viene desarrollando
desde la guerra del agua en el año 2000 y que tiene final abierto. Es cierto
que existen diferentes posiciones de cómo encaminarlo, pero son diferencias de
matices en cuanto a una misma intención liberadora. En tal sentido se podría
decir que la unidad que sellaron el MAS- IPSP junto a la COB, representa una
soldadura social estratégica para aislar a la derecha y enfrentar en mejores
condiciones a los sectores concentrados de la economía.
Nota publicada en la Revista Malas Palabras
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