El viejo Aued es un tipo que dice ser de los primeros
peronistas de Berisso. Igual la edad no le da, pero sabiendo que de aquellos
primeros no quedan, y que los que sí están eran muy chicos, a mí
particularmente lo que Aued diga, me parece importante. Mi viejo por ejemplo es
más grande que el susodicho, pero en el ’45 tenía 15 años. Aued por las cuentas
que hago en el ’55 más de quince no tenía, andaba por ahí. De todas formas
vivió al peronismo como uno quisiera escucharlo en una cantidad de personas que
hoy resultaría imposible. Los que me
conocen saben que siempre dije que habiendo nacido en el ’53, hasta los 14 o 15
años fui peronista. Obvio nací en Berisso, y mi familia era peronista. Por qué
dejé de serlo es parte de otra historia, pero para los que no lo saben no soy
ni gorila ni nada que se le parezca, tal vez sea más peronista que otros, y también
más católico que algunos. Las cosas que uno adquirió de pequeño no se
desprenden fácilmente, y lo que queda seguramente se elabora en torno a lo que
fue primero. Creo que ser ateo y marxista es una forma de ser crítico o en todo
caso racionalista con respecto a los errores que nunca más quise que mis
semejantes cometieran. De la religión peronista me quedó por ejemplo ser un extremado
anti radical, y a eso no lo puedo superar a pesar de habérmelo planteado como problema
muchas veces. Tal vez no quiera. Pero como la cosa no es conmigo, aunque nunca
esté de más saber desde dónde se habla, voy a proseguir con lo del viejo Aued,
pero cuando era un púber. Para ser más preciso, con él hablo cuando me
encuentro comprando el diario en la esquina de casa, y como en el kiosco me
quedó siempre un rato, casi siempre me lo encuentro. Cuando le dije que Perón
no tuvo agallas para enfrentarse a los golpistas en el 55 y que si lo hacía
tenía respaldo popular y también los cañones antiaéreos para bajarle los
aviones a Rojas, me miró medio desconfiando, y diciéndome que yo no era
peronista, que cómo iba a decir que el Pocho no tenía pelotas. Que nadie había
hecho tanto por los laburantes como lo había hecho Perón. En eso le tuve que
dar la razón, pero le afirmé que cuando un gobierno despierta la sed de
justicia en un pueblo no puede retroceder. Me miró y me dijo “En eso tenés
razón”. Pero me afirmó que los peronistas están para dar muchas más batallas. “Pero
quedan peronistas como vos” le repliqué. Aued me respondió que la presidenta sí,
pero debajo de ella NO. Aued es uno de esos viejos peronistas que al igual que
mi viejo, les rebrotó el viejo peronismo, el de Evita, cuando el gobierno enfrentó
al campo en el 2008. A mi particularmente, eso me llevó a apoyar en ese momento
la lucha contra los que siempre tuvieron el poder en la Argentina. Lo que no me cabe es que, las cosas pasen
y que los errores históricos no se corrijan. Tal vez por eso a los 14 o 15 dejé
de ser peronista.
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