2013/11/03

La Guerra del Gas, el fin del liberalismo y el 17 de octubre

Bolivia. El vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, afirmó que en octubre de 2003 se terminó de derrumbar un modelo de economía y cargó contra el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
Izq.:Álvaro García Linera. El vicepresidente de Bolivia se refirió a la guerra del gas.//Der.:Gonzalo Sánchez de Lozada. Ex presidente, responsable de la crisis anterior a 2003.

El pasado domingo, el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, se expresó en referencia a los hechos acontecidos en su país, una década atrás, y que fueran conocidos como la Guerra del Gas, y sobre todo, habló de la responsabilidad que le cupo en dicha crisis al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. En el programa dominical Pueblo es Noticia, que se emite por los medios estatales Radio Patria Nueva y Bolivia TV, Linera dijo que “en octubre del 2003 se terminó de derrumbar un modelo de economía, un modelo de Estado, un modelo de política corrupta vinculada, y centralizada en partidos neoliberales”, informó ese día la Agencia de Noticias de Bolivia (ABI). Según el vicepresidente, y en base a una cronología de sucesos ocurridos en octubre, indicó que ese mes tiene mucha carga histórica, debido a que en él se dieron siempre muchas definiciones. Días atrás, más precisamente el 17, en una multitudinaria marcha realizada en el distrito paceño de El Alto, el presidente Evo Morales promulgó la ley que declara al 17 de Octubre como Día de la Dignidad Nacional. Lo hizo, ante la nutrida concurrencia que participó de la concentración, y se refirió a que ese día fue el punto culmine de la Agenda de Octubre, que en 2003 hiciera concluir con el gobierno de Sánchez de Lozada, tras casi dos meses de conflicto.
Cuando en septiembre de 2003, por decisión del por entonces presidente, se pretendía exportar gas a Estados Unidos y México, a través de un gasoducto que lo llevaría primero a Chile, para luego ser trasladado en barco hacia el norte, fue cuando estalló la crisis que movilizó a grandes masas de trabajadores y campesinos para impedir que esto se concrete. Al pueblo boliviano no le resultaba para nada simpático que Chile fuera el primer destino, debido al viejo conflicto por el tema de la salida al mar, pero sobre todo porque la exportación del combustible iba a desabastecer lo necesario para el consumo interno, y además, hacerlo implicaba una ganancia irrisoria. Los precios con los que se iba a exportar gas eran muy bajos, y por muchos, considerados casi de regalo, ya que ni siquiera compensaba la construcción del gasoducto que llevaría el combustible hasta el puerto chileno de Mejillones. La Guerra del Gas que concluiría el 17 de octubre de 2003, con la dimisión y huida de Gonzalo Sánchez de Lozada hacia los Estados Unidos (lugar donde aún sigue refugiado) y de muchos altos funcionarios de gobierno, iba abrir en Bolivia el proceso que 2 años después se plasmaría en el triunfo electoral de Evo Morales. El pueblo boliviano en octubre de 2003 no sólo se opuso a que el gas se fuera del país, sino que también se pronunció por el llamamiento a una Asamblea Constituyente que modifique sustancialmente la institucionalidad dominante hasta ese tiempo.
El vicepresidente García Linera, en Pueblo es Noticia, también se refirió a que “Sánchez de Lozada creía que los bolivianos somos unos incapaces y que solamente deberíamos ser obreros de quinta que generamos materia prima para los extranjeros” y que el ex mandatario “en persona condujo la privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la Empresa Nacional de Electrificación (Ende), la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) y el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB)” dijo indignándose, para luego agregar que según de Lozada, los bolivianos eran algo así como una especie de “animalitos parlantes” que sólo estaban para ser sirvientes de los extranjeros. Según Linera, durante esos días de insurrección popular transcurridos entre septiembre y octubre de 2003, lo único que le preocupaba a Sánchez de Lozada era el estado de los extranjeros presentes en Bolivia, sin importarle demasiado que 70 bolivianos hayan caído muertos por las balas del ejército y la policía, debido a que él mismo ordenó a las fuerzas públicas reprimir, para mantenerse en el poder. La conmemoración que se realizara el pasado 17 de octubre tuvo lugar justamente en ese sitio donde se produjera lo que se conoce como “La Masacre de El Alto”, y dónde cayeran 26 trabajadores, a los cuales en la concentración, sus viudas recordaron vestidas de negro. “Se está cayendo su Gobierno y sigue hablando feliz de llevar todo a los extranjeros, sin preocuparle las marchas, si le falta gas a los bolivianos o que si la pobreza es grande; se preocupaba si los extranjeros tienen materia prima, ésa es la mentalidad de la oligarquía boliviana que sigue presente en algunos políticos que vienen de esa vieja época neoliberal” dijo el vicepresidente, y recordó la soberbia del ex ministro de Defensa Carlos Sánchez Berzaín, que un día antes de que huya Sánchez de Lozada, dijo que los manifestantes “pueden marchar dos meses,” pero que “Sánchez de Lozada no va renunciar”. Sánchez Berzaín al igual que de Lozada, hoy enfrentan cargos de la Justicia de Bolivia y están refugiados en los Estados Unidos, en donde se les diera asilo, sin importar que los procesos que enfrentan tengan que ver con genocidio, peculado y corrupción. “En lugar de enfrentar la Justicia” dijo Linera, “Sánchez de Lozada decidió huir, subirse al helicóptero que lo trasladara al aeropuerto y de ahí a Estados Unidos, acompañado de varios de sus ministros, entre otros el de Hidrocarburos, Jorge Berindoague”. Vale señalar que los últimos días de septiembre el fiscal general del Estado boliviano Ramiro Guerrero viajó a los Estados Unidos para realizar la contratación de un estudio jurídico de ese país para que desde ahí se pueda gestionar las extradiciones tanto de Sánchez de Lozada, como de los ex ministros Sánchez Berzaín y Berindoague, todos implicados en la causa que ya en Bolivia dejó entre rejas a varios jefes militares. Lo curioso del viaje del fiscal Guerrero fue que, por varios días, Estados Unidos se negó a otorgarle la visa para entrar en ese país. Como es ya una costumbre, los norteamericanos no tienen ningún empacho en refugiar a sus socios y amigos, por más que estén procesados por delitos aberrantes. Lo del terrorista cubano Luis Posada Carriles es un claro ejemplo.
García Linera, en su exposición de dos horas, aseguró que Sánchez de Lozada es “el criminal más terrible que ha tenido la historia” de Bolivia, y que pese a que la Justicia del país del altiplano se haya cansado de pedirle a los Estados Unidos su extradición nunca se la han otorgado a pesar de que sobre la cabeza del ex mandatario exista un juicio pendiente en el que se cuenta la masacre de 70 bolivianos. En base a recortes de diarios publicados en 2003, el vicepresidente señaló que militares estadounidenses mantenían un “cuarto de guerra” en pleno Estado Mayor del Ejército en La Paz y que eran precisamente ellos quienes coordinaban las principales acciones y toma de decisiones. García Linera mostró una foto impresa en un periódico de ese tiempo en la cual se podía ver a Sánchez de Lozada “custodiado” por sus aliados políticos Jaime Paz Zamora y Manfred Reyes Villa, asegurando que Estados Unidos aportó 63 millones de dólares para alivianar los gastos que le insumía la crisis al gobierno boliviano y que se reflejaba en las cuentas nacionales. Linera señaló que el apoyo explícito de Paz Zamora, jefe del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) a Sánchez de Lozada, le costó el apedreado de su casa en La Paz, “por apoyar al criminal”. Vale señalar al respecto que en los ’90, tanto Paz Zamora como el socialdemócrata MIR fueron también artífices del ideario neoliberal, y que por esa misma razón no resulta inverosímil el apoyo dado a de Lozada.
El vicepresidente boliviano también cargó las tintas contra el ex alcalde de La Paz Juan del Granado y del gobernador de Santa Cruz Rubén Costas, a los que tildó de cómplices de Sánchez de Lozada. Linera dijo que Del Granado “fungió de portavoz oficioso del masacrador” De Lozada, cuando éste ordenó que las fuerzas armadas coparan las calles de La Paz, mientras que Costas, por ese tiempo, ya perfilaba la idea de autonomía de Santa Cruz, ante la posibilidad del derrumbe del proyecto neoliberal en el resto de Bolivia. Linera recordó una solicitada de Costas, el mismo día de la huida de Sánchez de Lozada, en la cual ya anunciaban el espíritu separatista. “Se va Sánchez de Lozada pero quedarán sus compadres, ya no con el discurso neoliberal sino con el discurso del separatismo” señaló el vicepresidente, recordando tal vez el fallido intento desestabilizador llevado adelante en 2008 por los prefectos de la media luna.
Curiosamente, cuando Bolivia inicia el pedido de extradición y recuerda a los caídos en la Guerra del Gas, la periodista estadounidense Anastasia O’Grady publicó en The Wall Street Journal un artículo en el cual señala que Bolivia es un Estado que tiende a convertirse en un nuevo Afganistán, debido a su buena relación con Irán y por la presencia en el altiplano de extremistas africanos. Rápida de reflejos, la ministra de Comunicación Amanda Dávila dijo que “no es casual que, precisamente a 10 años de la Guerra del Gas, el periódico publique la columna de O’Grady recurriendo a una afirmación de Gonzalo Sánchez de Lozada del 20 de junio de 2005, en La Tercera de Chile”, en la cual el ex presidente había afirmado que “Bolivia se transformará en un estado fallido, al igual que Afganistán, que sólo exporta drogas y desorden”. Para poder comprender a O’Grady, sólo basta señalar que alguna vez dijo que el presidente estadounidense Barack Obama es “un demócrata de extrema izquierda”.

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