Extraña presencia
Codo a codo. Compañías impensadas en una marcha con dirigentes de izquierda. |
Que sectores de la izquierda marchen contra un gobierno no
resulta ninguna novedad, ya que precisamente la movilización es una de las
principales prácticas de este sector político de la sociedad en tiempos de
democracia. Por lo demás, resulta saludable que así suceda, cuando un gobierno
se olvida o hace todo en contra de los que menos tienen. Lo que no resulta para
nada verosímil es que la izquierda lo haga junto a la derecha más retrógrada y
a los sectores más conservadores de la sociedad, como fue la marcha del “18A”,
que bajo el lema de ir contra la reforma judicial, expresa a todo un sector de
la sociedad que si bien en la última década tuvo una gran bonanza económica,
cree que eso es más por méritos propios que por políticas que apuntalaron sus
posibilidades de consumo. Marchó principalmente aquel que dice que “paga sus
impuestos” y no quiere que se “mantenga más a los vagos”, y que “los derechos
humanos son solamente para los delincuentes”. Todas frases que expresan un
sentido común que se reproduce a diario, a través de lo que los grandes medios
insertan en la vida cotidiana, y convierten en vox pópuli. Una movilización, la
del jueves, donde pudieron verse pancartas con leyendas como: “No queremos
marxismo en la Argentina ”
o “Kirchnerismo=Comunismo”, o que entre los que marcharon haya habido uno que
con aerosol negro pintara sobre la placa de un desaparecido: “Viva Videla”, a
pocos metros de Plaza de Mayo. A diferencia de los pasados 8N y 13S, esta vez
pudo verse a figuras políticas partidarias, que también fueron convocantes, y
lo preocupante es que bajo el pretexto de luchar contra un gobierno que
supuestamente atropella los derechos ciudadanos, también hayan sido parte de la
jornada sectores que se dicen de izquierda, mucho más cuando lo que está en
juego no son los derechos de la ciudadanía en general sino el privilegio que
algunos sectores del Establishment pueden perder, con la reforma de un Poder
Judicial que no se distingue para nada del de las noches más oscuras de nuestra
historia.
No siempre los partidarios de las izquierdas pueden hacer
coincidir sus posiciones teóricas o sus finos análisis, con la práctica que
debieran llevar adelante, si es verdad que se plantean como objetivo principal,
transformar la sociedad en beneficio de los que en el reparto de la torta
capitalista resultan los más perjudicados. O para decirlo con otras palabras,
ser el soporte que permita a esos sectores, principalmente los trabajadores,
avanzar hacia una sociedad más justa.
En la actualidad representada por los diversos procesos
suramericanos, y en particular el de la Argentina , no siempre la comprensión de los
mismos se encuentra apuntada en relación con determinadas medidas o acciones de
gobierno que favorecen a los sectores populares, o la profundización de
derechos democráticos, sino que muchas veces son vistos como una simple argucia
que pretende enmascarar o prevenir un verdadero proceso de liberación, el cual
para determinados sectores de izquierda, se ve colapsado por los llamados
gobiernos progresistas, o “populistas” cuando son nombrados en sentido peyorativo.
Si bien el gran espectro de la izquierda argentina que no
comparte ninguna simpatía con respecto al Gobierno puede coincidir en un
diagnóstico similar, los que conocen de cerca las diferentes metodologías de
ese espacio político afirman que en lo concreto lo que más les cuesta es
encontrar puntos de coincidencia en la práctica, y que al no hacerlo terminan
en una crítica permanente del accionar del otro.
Días previos al 18 pudo verse en las redes sociales, como a
través de un comunicado del Nuevo MAS, afirmando que no apoyaban el cacerolazo,
por considerarlo gorila y expresión de una disputa en las alturas, marcaban
diferencias con otras expresiones como son el Partido Obrero y Libres del Sur,
a lo que desde el PO le contestaban en forma de chicana que el Nuevo MAS era
filo K y que serían los próximos invitados al programa 6-7-8. Lo cierto, por lo
que Miradas al Sur pudo saber, es que entre estos sectores políticos, existen
sustanciales diferencias metodológicas en cuanto a lo que concierne al trabajo
sindical, principalmente en los gremios estatales, y a la labor de ayuda a los
inundados particularmente en la ciudad de La Plata. Mientras
unos pretenden realizar un trabajo sindical sistemático, acusan a los otros de
hacerlo solamente con fines electorales, y que esa es una razón también para
convocar al cacerolazo junto a un espectro político principalmente enrolado en
la derecha.
En dialogo con Miradas al Sur, un referente del Partido de la Liberación también de La Plata , le expresó a este
medio que ellos son bien conscientes de quién es el enemigo principal del
pueblo argentino, y que por esa misma razón esa fuerza no podría apoyar nunca
una movilización convocada por grupos monopólicos en contra de un gobierno que
está tocando algunos resortes principales del poder económico, aunque a su vez
tenga algunas limitaciones para poder llevar adelante una verdadera
transformación de la estructura del capitalismo dependiente.
Este cronista recordaba una frase de Marx pronunciada ante
la muerte de Lasalle: “Aunque tuviéramos muchas diferencias, nuestros enemigos
eran los mismos”.
1 comentario:
Por eso ganan los que no fueron a la marcha (yo decía algo así en el útimo post). Saludos.
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