2016/11/04

Año 1939.

Año 1939.
Esa noche no había nada que festejar, pero Josef abrió esa botella de vodka que tenía guardada desde hacía más o menos un año. Cuando un barco finlandés había llegado al puerto de La Plata para cargar conservas de carne, él les cambió tabaco negro del Chaco a los marineros nórdicos por bebida blanca. En un bar de la Nueva York, tras salir del frigorífico Josef se fue a tomar unos tragos y ahí conoció a Risto, marinero finlandés con el que se pusieron a hablar en ruso, mientras tomaban caña quemada. Risto le prometió una botella de vodka ruso comprado en Primorsk si Josef le conseguía tabaco. Al otro día cerraron el trato. Desde que había llegado a la Argentina por segunda vez – hacía ya unos veinticinco años- Josef no bebía vodka de su patria.
Ese día abrió la botella porque lo habían despedido del frigorífico. Tal vez pensaba que emborrachándose con un alcohol conocido podría redimirse de sus penas.

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