A lo largo de los años kirchneristas, se dijo incontables veces que, se había recuperado la política, agregando que, “como herramienta de transformación”. Esto suponía que una masa crítica -en la que se incluía a una importante franja juvenil- volvía a tener confianza en una vieja práctica que había sido rechazada categóricamente por gran parte de la ciudadanía. De todas formas; el rechazo, la crisis de representatividad no son equivalentes a la indiferencia. En los primeros hay una gran cuota de politización, en todo caso de “política negativa” al decir de Gramsci; mientras que en la indiferencia hay un rasgo diferente. Algo bastante rebelde para la comprensión, de todos aquellos que hacen de la política un centro de actividad ineludible. Al resto no le incumbe. Los que no creen en la magia, nunca se preguntan el porqué de su incredulidad. En cambio para los primeros las respuestas casi siempre rozan el facilismo, o intentan creer que se trata de algo temporal. Ya volverán a creer en la política, dicen, como si se tratara de algo ineludible.
La afirmación de que la política había vuelto como herramienta de transformación, tiene diferentes andariveles. Rescataremos uno que es el que supone que la ciudadanía volvió a interesarse por la cosa pública y el tomar partido. En la ideología que predomina en el Pro, por lo contrario se impone la idea de que el destino pasa por el esfuerzo personal y la iniciativa individual o privada. Si la cosa pública importa es por la razón de que ésta no debe entorpecer la libertad de lo privado. Eso también es tomar partido. Sin embargo la toma de posición no está ligada a transformarse en orgánica. Tanto el kirchnerismo como el Pro formaron masas ideológicas, que en su mayoría no se expresan partidariamente.
Comparto la idea de Bertolt Brecht de considerar al analfabeto político. "No sabe que el costo de la vida depende de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece diciendo que odia la política". Aunque pienso que hoy son justamente las organizaciones políticas las que crean a ese analfabeto, tanto impidiendo su acceso a ellas, como educándolo por dentro para la salvación individual.
La afirmación de que la política había vuelto como herramienta de transformación, tiene diferentes andariveles. Rescataremos uno que es el que supone que la ciudadanía volvió a interesarse por la cosa pública y el tomar partido. En la ideología que predomina en el Pro, por lo contrario se impone la idea de que el destino pasa por el esfuerzo personal y la iniciativa individual o privada. Si la cosa pública importa es por la razón de que ésta no debe entorpecer la libertad de lo privado. Eso también es tomar partido. Sin embargo la toma de posición no está ligada a transformarse en orgánica. Tanto el kirchnerismo como el Pro formaron masas ideológicas, que en su mayoría no se expresan partidariamente.
Comparto la idea de Bertolt Brecht de considerar al analfabeto político. "No sabe que el costo de la vida depende de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece diciendo que odia la política". Aunque pienso que hoy son justamente las organizaciones políticas las que crean a ese analfabeto, tanto impidiendo su acceso a ellas, como educándolo por dentro para la salvación individual.
2 comentarios:
Muy interesante tu posteo.
Cabría agregar que, además del enorme esfuerzo que realizan los medios para desideologizar a su público ya sea mintiendo, frivolizando o acomodando hechos y circunstancias, lo que más contribuye al rechazo de la política es la claudicación de los políticos ante el poder real. Esa eterna "bajada de lienzos", con honrosas excepciones, los ha forzado a mentir de antemano con campañas en las que prometen lo que jamás podrían cumplir, aunque quisieran. Y luego a seguir mintiendo para tratar de justificar su incumplimiento. También están los que ni siquiera están interesados en cumplir con lo prometido.
Como contrapartida a tanta defraudación que, en el caso de Argentina y tantos otros hermanos latinoamericanos, ha sido muy frecuente en el último siglo, están las consideraciones de Brecht, tan enormemente genuinas e importantes.
Nos han facilitado fanatizarnos y "pre"ocuparnos por trivialidades y nos han impedido ocuparnos de lo que realmente es importante para nuestras vidas: LA POLÍTICA. De las buenas o malas políticas dependerán nuestra integridad, nuestra dignidad y nuestro futuro.
Así es Tilo, los medios también contribuyen en gran forma, pero la conducta de la clase política a veces deja mucho que desear. Pienso que la indiferencia es parte de una estrategia sistémica. En EEUU por ejemplo el voto es voluntario, lo que hace que gran parte de la población mire a la política casi con los mismos ojos con los que ven otras actividades. la política sería nada más que para sus seguidores al igual que el cine o el deporte.
Saludos
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