¿A qué herencia renunciamos? Se preguntaba Lenin en el texto de
idéntico nombre publicado a
principios de 1898, pero escrito el año anterior durante su
exilio en Siberia. También hacía hincapié en la herencia a la cual no renunciaban los marxistas rusos de la década del '90 del Siglo XIX.
En el texto de
1897, Lenin comienza citando a Mijailovski, quien ese año había afirmado en un
artículo periodístico que los materialistas dialécticos rusos no deseaban tener
ningún vínculo de continuidad con el pasado y decididamente renunciaban a la
herencia, a saber la de las décadas del ’60 y ’70 del Siglo XIX.
Según Lenin esa
falacia acerca de la renuncia a la herencia por parte de los discípulos rusos
no había sido un invento de Mijailovski, ya que anteriormente a él, lo había dicho la mayoría de los representantes de la prensa liberal- populista de
Rusia. En la medida que “los discípulos fueron desarrollando sus puntos de
vista en la literatura rusa” y “cuanto más exhaustiva y detalladamente se
fueron pronunciando sobre una serie de problemas teóricos y prácticos” señalaba
nuestro autor, a los adversarios se les fue poniendo cada vez más difícil poder
refutarlos y por tanto, apelaron a realizar diferentes invenciones con el único
propósito de desacreditar a los incipientes marxistas rusos.
Lenin precisaba
en su texto que con la supuesta renuncia a la herencia, se pretendía señalar
que de esa forma, los marxistas producían "una ruptura con las mejores
tradiciones del mejor y más avanzado sector de la sociedad rusa", rompiendo con el
hilo democrático, y muchas otras falacias.
En tal sentido lo
que Lenin intentaba señalar con fuerza es la necesidad de realizar una crítica
científica de los errores conceptuales de la herencia, pero no invalidándola. La
absurda idealización del pequeño productor agropecuario, la percepción
romántica acerca de las diferentes corrientes del pensamiento social, no entendiendo
que ellas estaban determinadas en última instancia por el flujo económico; eran
algunos de los aportes críticos de los discípulos a la tradición populista, que
tampoco identificaba el carácter progresivo del capitalismo ruso de entonces.
Lenin en la
introducción al texto realizaba una aclaración, y es que no tendría ningún
sentido que su exposición quede eximida de ofrecer pruebas concretas acerca de
cómo refutar las acusaciones de la
prensa liberal- populista. En tal sentido se limitaría a analizar la “herencia”
solamente en sus aspectos económicos y sociales, sin entrar en los problemas
filosóficos, literarios y estéticos.
En el primero de
los cinco capítulos del escrito, Lenin hace referencia a “Uno de los
representantes de la ‘herencia’”. Allí hará una descripción de los escritos de
Skaldin realizados entre 1867 y 1869, que llevaron el nombre de En una perdida aldea y en la capital.
Allí expondrá las diferencias de ese autor con respecto a las posiciones de los
populistas frente a los problemas suscitados a partir de la reforma campesina
ocurrida durante los ’60. Lenin puso énfasis en los planteos sensatos del autor
oponiéndolos a los relatos melosos de los populistas, valorando que Skaldin no
intentara engañarse a sí mismo, ni cayendo en idealizaciones acerca de la
realidad de su tiempo. Skaldin era un burgués. Lenin no dejó de señalarlo, pero
reconociendo que el desarrollo objetivo del capitalismo en Rusia, y
principalmente en el campo, le daba a Skaldin mayor cercanía a la realidad
objetiva que las idealizaciones que en torno a ello hacían los populistas. En
tal sentido Lenin era categórico cuando señalaba que “los discípulos no se
lanzan contra la herencia sino contra los aditamentos románticos y pequeño
burgueses que los populistas hacen a ella”.
Vale señalar al
respecto que las principales diferencias de Lenin con los populistas eran de
interpretación y caracterización del proceso que se venía desarrollando en
Rusia. Hay que señalar que su hermano mayor Aleksandr Uliánov fue un activista
populista de la organización Naródnaya Volia (Voluntad del Pueblo) que fuera
ejecutado en 1887 por haber realizado acciones terroristas.
En una aclaración
realizada posteriormente a la escritura de ¿A
qué herencia…? Lenin expresó que se vio imposibilitado de nombrar por
razones de censura a quien fue su principal referente de la herencia: Nikolai
Chernishevski y por esa razón citó a Skaldin. Chernishevski fue el autor del ¿Qué hacer? de 1862 de gran influencia
en Lenin, quien posteriormente iría a titular uno de sus principales textos con
el mismo nombre. El libro del 62 tuvo gran repercusión en una cantidad muy
importante de militantes políticos y sociales de ese tiempo principalmente del
movimiento de los narodniki.
De alguna manera
el planteo de Lenin en el texto de 1897 propone un cierto modo de intervención
sobre la realidad, un modo de intervención marxista. No se deja de lado la
herencia de los movimientos populares, sino que se intenta desarrollar a partir
de ellos, una práctica que tenga en cuenta los desvíos ideológicos del
movimiento preexistente para profundizar el cauce histórico. Lenin es enfático
cuando afirma que los discípulos no rompían con las mejores tradiciones del
movimiento popular, sino que le aportaban a él, una visión científica,
despejada de idealizaciones, relatos melosos y romanticismos.
Lenin anticipaba
uno de sus grandes armamentos conceptuales, la lucha teórica, entendida como
lucha por la conducción del movimiento en su conjunto, y que sin más es posible
identificar con la visión que Marx y Engels esbozaron el Manifiesto, cuando señalaron que “Los comunistas no forman un
partido aparte del resto de los partidos proletarios” pero se diferencian en que
“teóricamente cuentan con una clara visión de las condiciones de la marcha y de
los resultados del movimiento en su conjunto”.
En la evaluación teórico-
práctica del movimiento en su conjunto es dónde los marxistas pueden ir
despejando las herencias que en lugar de permitir el avance, implican
retrocesos. Cuando Leonardo planteaba la dicotomía en el trabajo artístico entre
lo que denominaba “per via di porre” o “per via di levare”. La primera es la
que se hace con la pintura por ejemplo, agregando elementos a lo que ya existe,
mientras que la otra es quitando de la piedra como en la escultura, para
encontrar la forma.
La tarea no es agregar
más a lo existente, sino transformar quitando progresivamente lo que se ha
vuelto un obstáculo. La herencia no debe renegarse, sino trabajarla a partir de
una precisa crítica práctico- teórica.
2 comentarios:
Gracias por compartirlo. Muy motivante en estos tiempos.
Abrazos y gracias
Gracias. Slds
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