Los delegados
fabriles alineados con Cipriano Reyes en los frigoríficos Swift y Armour de
Berisso, estando muy concentrados con las problemáticas laborales en el puesto
mismo de trabajo, no eran unos desconocidos en sus barrios, todo lo contrario.
No ponían sus esfuerzos militantes en el territorio de su vivienda, es verdad,
pero no lo descuidaban. Los testimonios de gente de aquellos tiempos dicen que
los laboristas apuntalaban a los chicos de los barrios para que ellos hagan el
trabajo entre los vecinos. En el Berisso de los años que promediaban la década
del ’40, surgieron diferentes expresiones de militancia barrial, que en un
contexto general acompañaban las experiencias sindicales combativas. No se
escindían de lo que sucedía en las fábricas, todo lo contrario, creaban en los
barrios el lugar propicio del repliegue y la solidaridad. Y porque no, de un
punto claro para construir una nueva ofensiva. En aquellos tiempos los
trabajadores de los frigoríficos cuando marchaban a una huelga encontraban en
los barrios el respaldo necesario para hacerle frente la situación. Los nacientes
clubes y centros de fomento aportaban el marco solidario.
A un obrero que
pasaba 12 o 14 horas en la fábrica, en condiciones muy desfavorables e
intentando resolver los problemas que aquejaban al conjunto de sus compañeros
de trabajo, no se le podía pedir que cuando regresara al barrio se pusiera a
programar como resolver la construcción de veredas, o conseguir mangueras para
que el agua llegara lo más lejos posible de las por entonces bastante
distanciadas canillas, ya que una sola de ellas abastecía de agua potable a
varias manzanas a su alrededor. O en todo caso conseguir baldes para recoger el
preciado líquido para los vecinos de la cuadra, trasladándolos hasta el lugar. Los
niños cuando despertaban sedientos por la noche, se prendían de la
transpiración de las chapas de zinc con las cuales estaban construidas la gran
mayoría de las viviendas de entonces. Ese fue un testimonio que quien escribe,
pudo escuchar alguna vez y nunca podrá olvidar.
Si bien las
fuerzas motrices que constituirían al partido laborista, estaban conformadas principalmente por obreros fabriles; contaban con el apoyo irrestricto de los vecinos,
principalmente de los jóvenes. Por esos tiempos las autoridades de los centros
de fomento tenían edades que rondaban los veinte años.
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