Este año se
realizarán las elecciones presidenciales en el país del altiplano. El
presidente Evo Morales irá por una nueva reelección, pero esta vez la Central
Obrera Boliviana (COB) ubicada a la
izquierda del gobierno, orgánicamente será parte de un frente único para aislar
a la derecha definitivamente.
El año pasado tras la muerte de Hugo Chávez, la socióloga
chilena Marta Harnecker, aseguró en una entrevista que le realizara el
periódico Mundo Obrero, perteneciente
al Partido Comunista Español, que Bolivia, Ecuador y Venezuela están
construyendo es una alternativa avanzada al neoliberalismo, y a su vez modificando sustancialmente las relaciones de
fuerza que fueron dominantes por mucho tiempo. No resulta ocioso señalar que
esos tres países celebraron procesos constituyentes, que culminarían con nuevas
Constituciones Políticas de Estado, en las cuales las mayorías populares tienen
plena participación e injerencia.
Según expresó el vicepresidente Álvaro García Linera en su
libro “Las tensiones creativas de la Revolución” en los albores del nuevo
siglo, más precisamente con lo que se llamó la “Guerra del agua”, se inició el
proceso de cambio social en Bolivia. En abril del año 2000, con las grandes
sublevaciones populares, se terminó con un consenso pasivo que el
neoliberalismo había construido por más de quince años. Las masas populares,
principalmente los trabajadores y el movimiento campesino- indígena conformaron
un bloque social, que en 2003 con la “Guerra del gas” produjeran la renuncia
del presidente derechista Gonzalo Sánchez de Losada (hoy prófugo de la Justicia
y protegido en los EE. UU.). Ese mismo bloque sería la base principal del
Movimiento al Socialismo- Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos
(MAS- IPSP) que en enero de 2006 llevaría a la presidencia del país al
dirigente campesino Evo Morales. El año anterior el MAS había ganado en primera
vuelta por el 54 %.
Una realidad en
movimiento
Para entender qué es “el proceso de cambio” ya que así se lo
denomina en Bolivia. El mismo no es patrimonio de un partido o un gobierno a
través de su experiencia de gestión; es el resultado de años de resistencia al
neoliberalismo, de las insurrecciones populares durante las guerras del agua y
del gas, de la experiencia constituyente de 2008, al igual que de los
diferentes enfoques que se realizan desde la variedad plurinacional, y de los
que se posicionan a la izquierda del gobierno. Pueden existir diferentes
visiones estratégicas, o modos de interpretar al proceso, pero todos lo
sostienen como tal. Además vale hacer la
aclaración de que el MAS- IPSP si bien intenta constituirse como un auténtico
partido político de masas, muchos analistas en Bolivia consideran que aún no ha
podido romper con las tendencias
centrípetas y corporativas, que genera el hecho de ser aún una gran
coordinación de movimientos sociales. Obviamente que eso no es poco, pero sus
principales líderes (como lo es Evo Morales), saben que eso también es parte de
profundizar el proceso de cambio.
En mayo del año pasado el Tribunal Constitucional Plurinacional
(TCP) que es el organismo encargado de ejercer el control de
constitucionalidad, y precautelar el respeto, la vigencia de los derechos y las
garantías constitucionales, en el marco de los principios del Estado
Plurinacional de Bolivia, dictaminó como válida la posibilidad de que en los
comicios que se celebrarán en octubre de este año, tanto el actual presidente
Evo Morales como el vicepresidente Álvaro García Linera puedan ser reelegidos. A casi un año de que se produzcan las elecciones, en
octubre del año pasado, Evo Morales convocó a su fuerza para iniciar la campaña
electoral. En esa ocasión el líder del MAS instó a sus seguidores a que en las
próximas presidenciales se debe ganar por el 74 % de los sufragios. “En 2002 obtuvimos el 20%, pero
cuando ganamos las elecciones, en 2005, fue con 54%. Llega 2009 y ganamos con
64%, es decir, 10% más que en la anterior elección y ahora la meta debe ser
llegar el próximo año al 74%” les expresó Evo a sus partidarios. Lejos
de suponer el incremento del porcentaje electoral como una cuestión meramente
cuantitativa, hay que entenderlo a esto como una fuerte apuesta a construir una
relación de fuerzas mucho más holgada, que implique no sólo el desarrollo de la
herramienta política, sino también dejar a la derecha mucho más aislada, con
una unidad mayor del pueblo boliviano. “Lo más importante para mí es el
tema de la unidad. Unidad orgánica y unidad política” dijo en esa ocasión,
asegurando luego que ”tenemos tiempo todavía para superar, mejorar y unirnos”,
agregando que para él “la unidad es el triunfo del pueblo, es la derrota del
imperio, es un programa con principios” porque “la unidad en Bolivia es
sepultura para los neoliberales”.
A partir de ese encuentro con
los militantes -desarrollado en octubre- prosiguieron diferentes ampliados del
MAS- IPSP entre los que se destaca principalmente el denominado “Encuentro de
los trabajadores” realizado el pasado 2 de febrero en Cochabamba. Allí además
de los diferentes movimientos sociales que integran el MAS, se produjo la
adhesión orgánica de la Central Obrera Boliviana (COB), que si bien no forma
parte del partido, se posicionó como el principal aliado para profundizar el
proceso de cambio. La COB tiene 2 millones de afiliados.
“La Central Obrera Boliviana hace conocer
su voz oficial a nombre de los trabajadores del país, porque de manera
orgánica, por resolución del Ampliado Nacional de Santa Cruz, del 21 de
noviembre, la COB resuelve defender, profundizar y fortalecer el proceso de
cambio a la cabeza del compañero Evo Morales”, dijo en febrero el secretario
ejecutivo de la central Juan Carlos Trujillo, quien además cargó contra los
detractores del proceso de cambio, que según él intentan dividir y fraccionar a
la clase obrera. Trujillo aseguró que “es fundamental sellar el reencuentro de
los trabajadores del país” y luchar por la independencia de clase con respecto
al imperialismo y el capitalismo. A su juicio, “no se puede perdonar a la
derecha” que por más de 20 años se aprovechó de los recursos naturales de
Bolivia, para su beneficio. “Sepa bien la derecha que los trabajadores unidos,
siempre vamos a defender la democracia que tanto nos ha costado recuperar,
construir”, dijo, e instó a los trabajadores a resolver sus diferencias y
“defender este proceso” porque “es de todos y para todos”.
Juan Carlos Trujillo es un joven dirigente minero que asumió como líder
de la COB hace tres años. Desde su asunción dijo que él no era del MAS, sino un
partidario de la izquierda. Tuvo formación político- sindical en la Escuela de
cuadros sindicales Lázaro Peña de Cuba, y al momento de asumir a cargo de la
COB, planteó que la organización obrera debía reencauzar al proceso de cambio.
Trujillo en 2012, junto a otros dirigentes sindicales se planteó la conformación
de un instrumento político de los trabajadores. “La Central Obrera Boliviana va
a reencaminar (el proceso de cambio) y va a intervenir en defensa de los
intereses de los trabajadores y del país porque el proceso que vivimos es de
los trabajadores de Bolivia, no es de un partido político”, había dicho el
dirigente minero por ese entonces. El denominado proceso de cambio es un flujo
que se viene desarrollando desde la guerra del agua del año 2000, y que tiene
final abierto. Es cierto que existen diferentes posiciones de cómo encaminarlo,
pero son diferencias de matices en cuanto a una misma intención liberadora. En
tal sentido se podría decir que la unidad que sellaron el MAS- IPSP junto a la
COB, representa una soldadura social estratégica para aislar a la derecha y
enfrentar en mejores condiciones a los sectores concentrados de la economía.
Nota publicada en Mascaró de mayo de 2014
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