Trabajo y capital. El proyecto anunciado por Correa reformula la realidad social ecuatoriana. |
El nuevo Código
laboral propuesto por el presidente Correa refleja las nuevas relaciones entre
fuerzas sociales.
Como una meta más en la
profundización de la denominada Revolución Ciudadana, el gobierno de Rafael
Correa se plantea revolucionarizar las relaciones laborales, en ese país. En el
acto por la celebración del 1º de Mayo, realizado en la ciudad portuaria de Esmeraldas,
fue el mismo mandatario quien hiciera público el anuncio de un nuevo Proyecto
de Código Orgánico del Trabajo en Ecuador. Allí, el ministro de Relaciones
Laborales, Carlos Marx Carrasco, le entregó copias del proyecto a la presidenta
de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, y a representantes obreros de
esa ciudad, con la finalidad de socializar el texto y comenzar el debate. Ese
mismo día, las calles de Quito se encontraban atestadas por dos grandes
movilizaciones, una organizada por la Alianza País y gremios afines, y la otra
por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) que es una coalición de centrales
sindicales, principalmente de izquierda. Mientras los primeros celebraban que
ese mismo día se estuviese presentando en Esmeraldas el nuevo código, los otros
expresaban que hay varios puntos del mismo, que son para el debate. “Pedimos
debatir el nuevo Código de Trabajo. Queremos que el Gobierno, la Asamblea y el
pueblo ecuatoriano lo discutamos tripartitamente”, dijeron.
En Esmeraldas, bajo el lema de que “El trabajo humano está por encima del capital” Correa hizo hincapié en que la Revolución Ciudadana es un proceso político de transformación de las relaciones de poder en beneficio de las mayorías populares y principalmente de los trabajadores. En su intervención no se limitó a hablar solamente del nuevo código laboral, sino que intentó enmarcarlo en un proceso general que es el de cambio de la matriz productiva. Según Correa no es posible salir del atraso estructural de la región sin revertir la injusta división internacional del trabajo, que condenó a los latinoamericanos a ser nada más que productores de materias primas. Para eso resaltó la importancia que tiene el desarrollo científico y tecnológico, como lo demuestra la reciente inauguración de la ciudad del conocimiento Yachay. Por todas estas razones un nuevo código del trabajo, no representa nada más que una simple herramienta de arbitrio en las relaciones entre trabajadores y empresarios, sino un proyecto integral que permita que el Ecuador despegue como ese mentado “jaguar latinoamericano” al que el viceministro de Cooperación Económica y Desarrollo alemán, Hans Jürgen Beerfeltz, asociaba con los emergentes “tigres asiáticos”.
En su discurso en la Plaza Cívica de Esmeraldas, Correa dijo que “lo mejor está por venir” para los trabajadores con el nuevo Código “revolucionario y socialista”, que prioriza al ser humano sobre el capital, haciendo referencia a que hoy en Ecuador las relaciones de fuerzas cambiaron y que por esa misma razón se debe seguir combatiendo contra la terrible desigualdad, que aún no fue erradicada. Correa señaló que durante el imperio del neoliberalismo “para competir se tenía que lograr ‘flexibilización laboral’, eufemismo para disfrazar la explotación laboral… So pretexto de incrementar la competitividad y atraer inversiones, la política neoliberal implementó mecanismos de explotación y precarización del trabajo, como la tercerización laboral. Ahora es prohibida la tercerización, compatriotas. ¡Prohibido olvidar!”. Según el mandatario hoy están dadas las condiciones para revertir la injusta explotación de la que fueron víctimas los trabajadores de ese país, y que esa reversión implica en simultáneo la transformación productiva y la autonomía nacional.
Por su parte el ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx Carrasco, en el mismo acto haciendo entregas de copias del proyecto de código laboral, dijo que “este es un día de conmemoración, histórico, para la reflexión, para la unidad de la clase trabajadora”, explicando luego que con este Código comienza un “debate serio, profundo y democrático”, invitando a todos los ciudadanos a aportar con este proyecto. Según informara por esos días el diario El Telégrafo, Marx Carrasco subrayó que se busca que el Código permita la máxima libertad de organización sindical, pero enmarcada en la Constitución y las leyes. Se pretende, además, que se dinamicen las relaciones laborales, así como una más efectiva administración de justicia de los derechos de los trabajadores, en el marco de la equidad y justa distribución de ingresos, indicando a su vez que el debate marcará “una nueva armonía social” entre empleadores, trabajadores y el Estado. “Sin trabajo no hay ganancia”, manifestó el Ministro, al recalcar que el proyecto debe debatirse sobre la mesa. “Aquí no hay secretos”, apuntó, señalándoles a los presentes que “con este nuevo Código, el poder lo tienen ustedes, compañeros trabajadores”.
En Esmeraldas, bajo el lema de que “El trabajo humano está por encima del capital” Correa hizo hincapié en que la Revolución Ciudadana es un proceso político de transformación de las relaciones de poder en beneficio de las mayorías populares y principalmente de los trabajadores. En su intervención no se limitó a hablar solamente del nuevo código laboral, sino que intentó enmarcarlo en un proceso general que es el de cambio de la matriz productiva. Según Correa no es posible salir del atraso estructural de la región sin revertir la injusta división internacional del trabajo, que condenó a los latinoamericanos a ser nada más que productores de materias primas. Para eso resaltó la importancia que tiene el desarrollo científico y tecnológico, como lo demuestra la reciente inauguración de la ciudad del conocimiento Yachay. Por todas estas razones un nuevo código del trabajo, no representa nada más que una simple herramienta de arbitrio en las relaciones entre trabajadores y empresarios, sino un proyecto integral que permita que el Ecuador despegue como ese mentado “jaguar latinoamericano” al que el viceministro de Cooperación Económica y Desarrollo alemán, Hans Jürgen Beerfeltz, asociaba con los emergentes “tigres asiáticos”.
En su discurso en la Plaza Cívica de Esmeraldas, Correa dijo que “lo mejor está por venir” para los trabajadores con el nuevo Código “revolucionario y socialista”, que prioriza al ser humano sobre el capital, haciendo referencia a que hoy en Ecuador las relaciones de fuerzas cambiaron y que por esa misma razón se debe seguir combatiendo contra la terrible desigualdad, que aún no fue erradicada. Correa señaló que durante el imperio del neoliberalismo “para competir se tenía que lograr ‘flexibilización laboral’, eufemismo para disfrazar la explotación laboral… So pretexto de incrementar la competitividad y atraer inversiones, la política neoliberal implementó mecanismos de explotación y precarización del trabajo, como la tercerización laboral. Ahora es prohibida la tercerización, compatriotas. ¡Prohibido olvidar!”. Según el mandatario hoy están dadas las condiciones para revertir la injusta explotación de la que fueron víctimas los trabajadores de ese país, y que esa reversión implica en simultáneo la transformación productiva y la autonomía nacional.
Por su parte el ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx Carrasco, en el mismo acto haciendo entregas de copias del proyecto de código laboral, dijo que “este es un día de conmemoración, histórico, para la reflexión, para la unidad de la clase trabajadora”, explicando luego que con este Código comienza un “debate serio, profundo y democrático”, invitando a todos los ciudadanos a aportar con este proyecto. Según informara por esos días el diario El Telégrafo, Marx Carrasco subrayó que se busca que el Código permita la máxima libertad de organización sindical, pero enmarcada en la Constitución y las leyes. Se pretende, además, que se dinamicen las relaciones laborales, así como una más efectiva administración de justicia de los derechos de los trabajadores, en el marco de la equidad y justa distribución de ingresos, indicando a su vez que el debate marcará “una nueva armonía social” entre empleadores, trabajadores y el Estado. “Sin trabajo no hay ganancia”, manifestó el Ministro, al recalcar que el proyecto debe debatirse sobre la mesa. “Aquí no hay secretos”, apuntó, señalándoles a los presentes que “con este nuevo Código, el poder lo tienen ustedes, compañeros trabajadores”.
El nuevo Código. La necesidad de comenzar a debatir el
borrador, obedece a que el actual –que data de 1934–, según Marx Carrasco ya no
se ajusta a la realidad ecuatoriana. En una entrevista que le realizara El
Ciudadano TV el pasado 7 de mayo, el ministro, lo primero que aclaró
es que no se trata de un código laboral, sino “de Trabajo” y que su cartera
debería volver a llamarse como corresponde “Ministerio de Trabajo y no de
Relaciones Laborales”, señalando que hace falta un decreto, para recuperar
“nombre y apellido”. En tal sentido, subrayaba que “hay una diferencia no
menor, no solamente formal, en hablar de relaciones laborales y hablar del
trabajo” ya que las relaciones laborales necesariamente implican un vínculo
entre empleado y empleador, y de esa forma se deja de lado una gran variante de
trabajadores hoy no contemplados en ese esquema. Hoy existen subempleados,
desempleados y formas mixtas que no se encuentran enmarcados dentro del antiguo
modelo. Por esa misma razón para Marx Carrasco se hace imprescindible un nuevo
código que contemple un “nuevo marco jurídico que dinamice la generación de empleo,
que dinamice al trabajo y que sirva de tutelaje de la seguridad jurídica del
derecho de los trabajadores”. El nuevo código debe establecer la equidad entre
el trabajo y el capital, pero para eso según él hoy se dan formas confusas como
la figura del trabajador autónomo, que en su gran mayoría son semiempleados,
sin los beneficios que les otorgaría la ocupación plena. Habría trabajadores
que de esa manera no gozarían de derechos, y en ese sentido –dijo–, el
presidente Correa fue bien enfático en decir que su gobierno es un gobierno de
los trabajadores, pero no sólo de los que se encuentran bajo relación de
dependencia, sino de todos los trabajadores cualquiera sea su condición. Se
trata del quinto borrador sobre la reforma, y se espera que el debate se abra a
toda la sociedad. En tal sentido el ministro señalaba su anhelo de que se
incorporen además de los trabajadores, diferentes sectores como son colegios de
abogados, economistas, sociólogos e incluso diferentes partidos políticos y
empresarios.
Si bien el proyecto aún no ha sido remitido formalmente a la Asamblea para su debate, un borrador fue entregado simbólicamente a su presidenta, Gabriela Rivadeneira, el 1º de Mayo, tal como se señalara más arriba. La propuesta consta de 528 artículos, doce disposiciones generales, cinco transitorias, diez reformatorias, cuatro derogatorias y una final, y parte de sus reformas han generado cierta disconformidad. Dos de ellas son el reemplazo de la jubilación patronal por un bono y la mensualización del décimo tercero, que equivale a un sueldo que se recibe en diciembre con el fin de cubrir los gastos de fin de año; y décimo cuarto, que es un Salario Básico Unificado para la compra de útiles por el inicio de clases. Ambos artículos son los principalmente cuestionados por las direcciones sindicales del FUT. También entre los puntos a debatir pero en el que pareciera existir consenso es la creación de una normativa que permita la conformación de sindicatos por rama de actividad. Según lo expresado por Carlos Marx Carrasco, esto obedece a que en el modelo de sindicato por empresa, hoy existen muchos establecimientos con muy pocos trabajadores, en muchos casos precarizados, y que eso dificulta su sindicalización. De tal forma el sindicato por rama permitiría que trabajadores de una misma especialidad, aunque trabajando en diferentes empresas, puedan tener el resguardo sindical. En el discurso pronunciado el 1º de Mayo, Correa recordaba que “en el 2007, la cementera más grande del país, con más de 600 millones de dólares en ventas, en un juicio laboral declaraba que no tenía trabajadores porque a todos los tenía tercerizados”. Por otra parte, el jefe de la cartera laboral, en el programa televisivo de El Ciudadano TV afirmaba que la falta de sindicalización en determinadas empresas, además de perjudicar a los trabajadores, crea una competencia desleal entre el mismo empresariado, ya que no es lo mismo que sus trabajadores tengan una asociación gremial que vele por sus derechos, a que no la tengan y por ende se encuentren sujetos a la manipulación patronal. Según el ministro esto podría beneficiar la construcción en Ecuador de una gran central unitaria de trabajadores. Hoy existen varias pequeñas centrales en un marco de fragmentación. Aunque lo de la central sindical no sea un tema del que se hable en el nuevo código.
Entre otras propuestas, el borrador del nuevo código contempla la regulación de las horas suplementarias de trabajo, la remuneración requerida para esa modalidad, la creación y sostenimiento por parte de los empresarios de comedores para sus empleados, protección de las trabajadoras embarazadas, y principalmente la adquisición de derechos, de los trabajadores autónomos, los voluntarios, los no remunerados domésticos, cooperativos, comunitarios, trabajadores sexuales y subordinados. La mensualización de los sueldos decimotercero (aguinaldo) y el salario básico unificado, al igual que el reemplazo de la jubilación por un bono, son los que generan mayor debate, principalmente por las posiciones que los representantes sindicales tienen acerca de ello.
Si bien el proyecto aún no ha sido remitido formalmente a la Asamblea para su debate, un borrador fue entregado simbólicamente a su presidenta, Gabriela Rivadeneira, el 1º de Mayo, tal como se señalara más arriba. La propuesta consta de 528 artículos, doce disposiciones generales, cinco transitorias, diez reformatorias, cuatro derogatorias y una final, y parte de sus reformas han generado cierta disconformidad. Dos de ellas son el reemplazo de la jubilación patronal por un bono y la mensualización del décimo tercero, que equivale a un sueldo que se recibe en diciembre con el fin de cubrir los gastos de fin de año; y décimo cuarto, que es un Salario Básico Unificado para la compra de útiles por el inicio de clases. Ambos artículos son los principalmente cuestionados por las direcciones sindicales del FUT. También entre los puntos a debatir pero en el que pareciera existir consenso es la creación de una normativa que permita la conformación de sindicatos por rama de actividad. Según lo expresado por Carlos Marx Carrasco, esto obedece a que en el modelo de sindicato por empresa, hoy existen muchos establecimientos con muy pocos trabajadores, en muchos casos precarizados, y que eso dificulta su sindicalización. De tal forma el sindicato por rama permitiría que trabajadores de una misma especialidad, aunque trabajando en diferentes empresas, puedan tener el resguardo sindical. En el discurso pronunciado el 1º de Mayo, Correa recordaba que “en el 2007, la cementera más grande del país, con más de 600 millones de dólares en ventas, en un juicio laboral declaraba que no tenía trabajadores porque a todos los tenía tercerizados”. Por otra parte, el jefe de la cartera laboral, en el programa televisivo de El Ciudadano TV afirmaba que la falta de sindicalización en determinadas empresas, además de perjudicar a los trabajadores, crea una competencia desleal entre el mismo empresariado, ya que no es lo mismo que sus trabajadores tengan una asociación gremial que vele por sus derechos, a que no la tengan y por ende se encuentren sujetos a la manipulación patronal. Según el ministro esto podría beneficiar la construcción en Ecuador de una gran central unitaria de trabajadores. Hoy existen varias pequeñas centrales en un marco de fragmentación. Aunque lo de la central sindical no sea un tema del que se hable en el nuevo código.
Entre otras propuestas, el borrador del nuevo código contempla la regulación de las horas suplementarias de trabajo, la remuneración requerida para esa modalidad, la creación y sostenimiento por parte de los empresarios de comedores para sus empleados, protección de las trabajadoras embarazadas, y principalmente la adquisición de derechos, de los trabajadores autónomos, los voluntarios, los no remunerados domésticos, cooperativos, comunitarios, trabajadores sexuales y subordinados. La mensualización de los sueldos decimotercero (aguinaldo) y el salario básico unificado, al igual que el reemplazo de la jubilación por un bono, son los que generan mayor debate, principalmente por las posiciones que los representantes sindicales tienen acerca de ello.
“Tensiones creativas.” Así las denominó el vicepresidente
de Bolivia Álvaro, García Linera, a las ya clásicas recomendaciones maoístas de
resolución de “las contradicciones en el seno del pueblo”. En su libro Las
tensiones creativas de la revolución, García Linera dice que en la
actualidad del proceso de cambio en Bolivia se está frente a cómo limar esas
tensiones entre los diferentes sectores populares, de forma creativa para
avanzar en la profundización del cambio social. Al parecer eso se puso en
práctica, ya que hoy la Central Obrera Boliviana (COB) –ubicada a la izquierda
del gobierno– se alineó a la fuerza del presidente Evo Morales para aislar a la
derecha. La mención al proceso de Bolivia resulta válida, ya que Ecuador, si
bien no cuenta con una central sindical de envergadura, ambos países se
encuentran en rumbos similares, con procesos constituyentes que llevaron a la
reforma de las cartas magnas, y ambos se pronuncian por el “socialismo del Buen
Vivir”. No hace tanto las diferentes expresiones sindicales del Frente Unitario
de Trabajadores ecuatoriano señalaban que “dejamos claro que nuestra posición
es absolutamente consecuente con nuestra clase y con los objetivos de nuestro
pueblo encaminados al Buen Vivir, y que bajo ningún concepto le hacemos el
juego a la derecha, a la oligarquía, ni a ningún aventurero que propicie la
anarquía, lo que hacemos es defender con dignidad y de pie nuestros legítimos
derechos laborales” sostenían en un documento firmado por las diversas
centrales sindicales.
El debate por la mensualización del decimotercer mes y el Salario Básico Unificado (SUB) confronta posiciones, pero de forma saludable. Para entender un poco más qué está en juego, hay que precisar que ya no se trata de una contradicción entre los trabajadores y los empresarios, sino entre los trabajadores y el Estado. La propuesta que realizó el gobierno de repartir mensualmente el aguinaldo y el SUB, está principalmente dirigida a los trabajadores de la esfera pública y no de la privada. Los empleados de los privados podrían optar por si cobrarán de esa manera o no. El principal argumento que utiliza el gobierno es que considerando que la economía ecuatoriana está dolarizada, resulta imposible emitir moneda para pagar esos sueldos complementarios y que de esa manera, es el Estado quien debe ahorrar todo el año para pagar esos salarios. De esa forma se plantea que los trabajadores vayan adquiriendo una cultura del ahorro, y que no sigan dependiendo asistencialmente del Estado. Marx Carrasco, en tal sentido, planteó que lo bueno sería que los trabajadores abran una cuenta bancaria para depositar esa diferencia, y a fin de año cobrar con intereses. Por su parte, desde el sindicalismo se esgrime que, teniendo en cuenta que el valor de los salarios hoy no resulta del todo favorable, los trabajadores no podrían ahorrar, y que en todo caso se debería realizar una sustancial mejora salarial. Mesías Tatamuez, presidente de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut), consideró que no pueden aceptarse mecanismos que atenten contra conquistas laborales conseguidas desde hace décadas. Los décimos, dijo, son un ahorro forzoso en una economía familiar en la que es casi imposible guardar dinero por el ajustado ingreso frente al nivel de gasto. Según informara el diario El Universo, el presidente Correa en su habitual Enlace Ciudadano realizado el pasado sábado 10 de mayo en Machala dijo que es incomprensible la posición de los sindicalistas: “Esa discusión no resiste el menor análisis, pídanme que les entregue mi diploma antes que ceder a discusiones tan absurdas. En eso no vamos a retroceder, pero que quede muy claro: la mensualización de los décimos es sólo ganar, nadie pierde”, dijo, asegurando que a petición escrita del empleado se pagará, el primero, en diciembre, y el segundo, antes del inicio del año escolar, lo que para él es “aumentar opciones, márgenes de acción y oportunidades”. Según Correa, “el empleador va a estar contentísimo en no pagar mensualmente el décimo, porque el empleador gana, el que pierde es el trabajador. El ejemplo es muy fácil, suponiendo que el décimo tercero que recibe en diciembre sea de $ 1.200, si en lugar de recibir los $ 1.200 en diciembre, reciben 100 en enero, 100 en febrero, 100 en marzo y lo ponen en el banco, en diciembre van a tener $ 1.200 más intereses. ¿Ganaron o perdieron?”, preguntó el presidente al público, y dirigiéndose a su ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx Carrasco, le preguntó dónde estaba lo “revolucionario” del texto, ya que “yo veo simples reformas, nosotros somos un gobierno revolucionario, no reformista”, dijo.
Más allá de la prédica de Correa se espera que los trabajadores puedan debatir seriamente el proyecto de Código del Trabajo, y que salgan beneficiados de ello. Sería parte de resolver favorablemente las tensiones creativas que propone García Linera, y que obviamente no son exclusivas de Bolivia.
El debate por la mensualización del decimotercer mes y el Salario Básico Unificado (SUB) confronta posiciones, pero de forma saludable. Para entender un poco más qué está en juego, hay que precisar que ya no se trata de una contradicción entre los trabajadores y los empresarios, sino entre los trabajadores y el Estado. La propuesta que realizó el gobierno de repartir mensualmente el aguinaldo y el SUB, está principalmente dirigida a los trabajadores de la esfera pública y no de la privada. Los empleados de los privados podrían optar por si cobrarán de esa manera o no. El principal argumento que utiliza el gobierno es que considerando que la economía ecuatoriana está dolarizada, resulta imposible emitir moneda para pagar esos sueldos complementarios y que de esa manera, es el Estado quien debe ahorrar todo el año para pagar esos salarios. De esa forma se plantea que los trabajadores vayan adquiriendo una cultura del ahorro, y que no sigan dependiendo asistencialmente del Estado. Marx Carrasco, en tal sentido, planteó que lo bueno sería que los trabajadores abran una cuenta bancaria para depositar esa diferencia, y a fin de año cobrar con intereses. Por su parte, desde el sindicalismo se esgrime que, teniendo en cuenta que el valor de los salarios hoy no resulta del todo favorable, los trabajadores no podrían ahorrar, y que en todo caso se debería realizar una sustancial mejora salarial. Mesías Tatamuez, presidente de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut), consideró que no pueden aceptarse mecanismos que atenten contra conquistas laborales conseguidas desde hace décadas. Los décimos, dijo, son un ahorro forzoso en una economía familiar en la que es casi imposible guardar dinero por el ajustado ingreso frente al nivel de gasto. Según informara el diario El Universo, el presidente Correa en su habitual Enlace Ciudadano realizado el pasado sábado 10 de mayo en Machala dijo que es incomprensible la posición de los sindicalistas: “Esa discusión no resiste el menor análisis, pídanme que les entregue mi diploma antes que ceder a discusiones tan absurdas. En eso no vamos a retroceder, pero que quede muy claro: la mensualización de los décimos es sólo ganar, nadie pierde”, dijo, asegurando que a petición escrita del empleado se pagará, el primero, en diciembre, y el segundo, antes del inicio del año escolar, lo que para él es “aumentar opciones, márgenes de acción y oportunidades”. Según Correa, “el empleador va a estar contentísimo en no pagar mensualmente el décimo, porque el empleador gana, el que pierde es el trabajador. El ejemplo es muy fácil, suponiendo que el décimo tercero que recibe en diciembre sea de $ 1.200, si en lugar de recibir los $ 1.200 en diciembre, reciben 100 en enero, 100 en febrero, 100 en marzo y lo ponen en el banco, en diciembre van a tener $ 1.200 más intereses. ¿Ganaron o perdieron?”, preguntó el presidente al público, y dirigiéndose a su ministro de Relaciones Laborales, Carlos Marx Carrasco, le preguntó dónde estaba lo “revolucionario” del texto, ya que “yo veo simples reformas, nosotros somos un gobierno revolucionario, no reformista”, dijo.
Más allá de la prédica de Correa se espera que los trabajadores puedan debatir seriamente el proyecto de Código del Trabajo, y que salgan beneficiados de ello. Sería parte de resolver favorablemente las tensiones creativas que propone García Linera, y que obviamente no son exclusivas de Bolivia.
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