2013/07/07

A cinco años del rescate de Ingrid Betancourt

Colombia. 


El pasado martes 2 de julio, se cumplieron cinco años del rescate que las fuerzas armadas colombianas hicieran de 15 rehenes que la guerrilla de las FARC mantenía retenidos en la selva del Guaviare, entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt de ciudadanía franco-colombiana, tres contratistas estadounidenses, siete miembros del ejército y cuatro de la policía. La Operación Jaque, tal como fue denominada, sorprendió a la opinión pública no solamente de Colombia, sino que alcanzó relevancia internacional, debido a que en la acción de rescate no hubo pérdida de vidas humanas y ni siquiera se disparó un solo tiro.
Para entender un poco más esta operación, vale enmarcarla dentro del proceso fallido de Canje Humanitario que intentaron llevar adelante las FARC, en el cual se proponía la liberación de guerrilleros presos a cambio de retenidos por el grupo político-militar. Si bien desde 2005 el gobierno francés pidió al de Colombia que se realizara un intercambio humanitario, esto cobró más fuerza en 2007 cuando asumió el ex presidente Nicolas Sarkozy. La doble ciudadanía de Ingrid Betancourt jugaba un rol preponderante, y por eso el mandatario galo le mostró al por entonces presidente colombiano Álvaro Uribe que el método de rescate armado hacía peligrar la vida de los retenidos. La mediación francesa no tuvo efecto, y luego se le sumó la del mandatario bolivariano Hugo Chávez y la de la ex senadora radical Piedad Córdoba. Todo esto en los últimos meses de 2007. Uribe pareció cansarse de que otros países se metieran en el conflicto armado más viejo del continente y, a través de un comunicado, en noviembre de ese año puso fin a la mediación de Chávez y Córdoba que venía desarrollándose desde agosto. Ante esto, la guerrilla decidió liberar para fin de ese año a la ex legisladora Consuelo González de Perdomo, a Clara Rojas y a su pequeño hijo Emmanuel, nacido en cautiverio, todo en señal de desagravio hacia Chávez y Piedad. La operación no se produjo como estaba prevista, ya que se demoró la entrega de las coordenadas, y además el niño apareció fuera de las redes de la guerrilla en una institución pública. Las dos mujeres serían liberadas los primeros días de enero cuando una comitiva internacional prevista para la recepción ya se había retirado. En febrero, nuevamente se produjeron liberaciones unilaterales por parte de las FARC y el pedido de éstas era que se liberaran los municipios de Florida y Pradera para llevar adelante el canje humanitario. Pero la estrategia uribista era otra, a pesar de cierta presión internacional, principalmente de países suramericanos y de algunos de Europa. Uribe siempre intentó que el conflicto colombiano no entrara en la órbita exterior y que la presión por los retenidos por la guerrilla no trascendiera demasiado. El 1º de marzo de 2008 las fuerzas armadas colombianas bombardearon un campamento ubicado en la selva de la Angostura, en la provincia ecuatoriana de Sucumbíos dando muerte a la mayoría de los guerrilleros allí atrincherados, entre los que se encontraba el 2 de esa fuerza, Raúl Reyes, e incluso estudiantes mexicanos de la UNAM. Todo indicaba que desde ese campamento se intentaba adelantar conversaciones humanitarias, entre diversas partes, entre las que también se encontraba el gobierno de Francia. La incursión en territorio ecuatoriano generó un serio conflicto diplomático tanto con Ecuador como con Venezuela.
El 8 de junio el presidente Chávez expresaba que “llegó la hora de que las FARC liberen a todos los que tienen allá en la montaña. Sería un gran gesto humanitario, a cambio de nada. Así lo planteo yo, ahora que hay un nuevo jefe (Alfonso Cano). Ese podría ser el primer paso para que se acabe la guerra interna en Colombia”. La preocupación del mandatario bolivariano como la de otros de Suramérica era que el conflicto armado colombiano se transformara en el puntal para que, a partir de la ayuda militar norteamericana a Colombia, los Estados Unidos preservaran su injerencia en la región, peligrando de esa forma la soberanía de las naciones vecinas. El debate en cuanto a los retenidos por la guerrilla pasaba entonces por si deberían ser rescatados por la vía militar o a través de un acuerdo humanitario, dando pie este último a un proceso de paz en el país neogranadino.
Jaque. “Todo el arte de la guerra consiste en el engaño.” La frase del legendario estratega chino Sun Tzu parecía acomodarse perfectamente a la operación que se iría a realizar el 2 de julio de 2008 para liberar a los 15 rehenes de la guerrilla. Tras conocerse detalles de supervivencia de los retenidos, las fuerzas militares de Colombia prepararon el operativo que en primera instancia consistía en infiltrar al secretariado de las FARC, y a distintas cuadrillas que mantenían a los rehenes con la meta de colocarlos en un mismo lugar a todos los que hasta ese momento se encontraban separados, aunque sí dentro de la misma región. Una vez logrado este primer objetivo, que supuestamente obedecía a que todos serían trasladados ante el nuevo comandante Alfonso Cano para ser parte de un canje humanitario en curso, un helicóptero blanco de una pseudo ONG, que en verdad era un helicóptero militar camuflado, descendió en territorio selvático y, tras conversar con dos jefes guerrilleros dentro del aparato en gesto de complicidad, hicieron subir a los 15 retenidos esposados y emprendieron la fuga. Para sorpresa de los que estaban siendo trasladados, se escuchó decir “somos el Ejército Nacional, están libres”. La nave se dirigió hasta la base militar de Tolemaida, desde donde luego fueron llevados en avión hasta Bogotá.
Por lo sofisticado de la acción, según la revista Semana, lo realizado por las fuerzas militares colombianas estuvo “a la altura de operaciones tan famosas como Entebbe, en la que fuerzas especiales israelíes liberaron a 102 rehenes de un avión secuestrado por terroristas palestinos en 1976. O como la del rescate de rehenes en la embajada iraní en Londres en 1980, o la que ordenó Fujimori para acabar con la toma de la embajada de Japón en Lima en 1996. A diferencia de la Jaque, en todas ellas hubo muertos”. Pero, para las FARC, sin dudas Jaque resultó un duro golpe ya que de manera casi imprevista su enemigo se les metió en “la madriguera” y se llevó uno de los botines más preciados, con los cuales se pretendía negociar, aunque lo que seguramente pudo haber desmoralizado más a los principales jefes de la guerrilla era ese flanco extremadamente débil, por donde la misma organización resultaba relativamente fácil de penetración e infiltración. La relativa autonomía de algunos de los frentes de la guerrilla, y la difícil tarea de mantener una organización centralizada operativamente, eran datos que no les resultaban indiferentes.
Del engaño al Proceso de Paz. Si bien la sentencia de Sun Tzu parecía haber estado presente en Jaque, una operación exitosa no resulta equivalente a ganar la guerra, y mucho menos dejando de tener en cuenta otra máxima del estratega chino (“No existe país que se haya beneficiado con una guerra prolongada”) ya que no hay mayor torpeza que mantener enfrentamientos indefinidamente. El conflicto armado ininterrumpido era, para todo un sector de la oligarquía colombiana, el presupuesto para sostener sus privilegios económicos en un Estado resquebrajado. Y fue por esta razón que su más fiel representante, Álvaro Uribe, nunca quiso alcanzar una salida negociada del conflicto como hoy se lo intenta en la mesa de La Habana entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC.
El pasado lunes 1º de julio se reiniciaron las conversaciones en Cuba, correspondientes al ciclo decimoprimero, en el cual se debaten las formas de Participación Política. Se destaca que en esta nueva ronda se pongan en consideración muchas de las propuestas que fueran debatidas en el Foro Dilemas Jurídicos del proceso de paz, que tuviera lugar en la Universidad del Externado de Bogotá a pedido de las dos partes que se sientan a la mesa de negociaciones.


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