16 rosas rojas
nacidas de madrugada
regresarán cada noche
de la tierra liberada
(pintada callejera)
Todo comenzó el 15 de agosto de 1972, con el intento de fuga organizado por el ERP, las FAR y Montoneros, de 110 presos políticos en el penal de Rawson, que culminaría con el fusilamiento de 16 combatientes el 22 de agosto. Solamente pudieron hacerlo un grupo entre los que estaban Mario Roberto Santucho, Marcos Osatinsky y Fernando Vaca Narvaja entre otros, partiendo hacia Chile. Realizar el balance de lo fallido de la fuga, es decir de los errores operativos que dieron lugar a la masacre no es la tarea de lo que sigue, sino encuadrar los hechos dentro de un contexto político específico, en el cual la dictadura no tuvo ningún reparo en hacerlo.
Según las organizaciones político- militares, la fuga planificada para el 15 era una continuación de la lucha de los trabajadores caídos en 1921, en lo que se conoce como La Patagonia Rebelde.
En una entrevista realizada por la revista chilena Punto Final, a las conducciones de las organizaciones revolucionarias, Mario Roberto Santucho expresaba que: “Está claro que la acción de la dictadura fue perfectamente consciente, planificada, pensada y selectiva” afirmando luego que “la dictadura se decidió por la eliminación física de estos compañeros. Porque tal es su temor a cada uno de estos combatientes revolucionarios que prefieren afrontar todas las consecuencias políticas en una acción de este tipo y no tener que enfrentar a un grupo de compañeros como los que asesinaron. En esto son coherentes con la situación de nuestro país desde que se estableció la dictadura militar de Onganía. Desde entonces se produce esta forma de violencia desesperada del partido militar, que se debate para mantener el capitalismo en la Argentina. Frente al embate de las masas, ha creado la situación de un ejercicio de la violencia permanente contra el pueblo argentino”.
Desde 1966 la camarilla militar había tomado el poder del Estado, para llevar adelante lo que el general Onganía había denominado “Revolución Argentina”, y que era un proceso de concentración y centralización monopolista, que reforzaba la dependencia y la entrega. El proyecto original de la cúpula militar comenzó a destronarse con las jornadas de mayo del ’69. El Cordobazo generó las condiciones para una oleada de luchas populares, y terminó desgastando a Onganía siendo reemplazado éste, por el General Levingston, quien ante la presión popular también tuvo que ser recambiado en 1971 por el General Alejandro Agustín Lanusse, quien ante la nueva situación tuvo que dar marcha atrás con el proyecto original de la dictadura, que era quedarse por treinta años, y buscar ahora una salida negociada con los partidos políticos. De esta forma surgió el GAN (Gran Acuerdo Nacional) un proyecto para encontrarle una salidera a la crisis, que le resultara a la cúpula militar y sus socios civiles, lo más favorable posible. De esta forma Lanusse nombró al radical Arturo Mor Roig como Ministro del Interior, para instrumentar el GAN.
Las elecciones se realizarían en 1973 con el mayor condicionamiento posible, y preocupaba una posible postulación y retorno del exilio del General Perón. Es así que para el 25 de agosto de 1972 se ponía fecha límite para que los eventuales candidatos puedan fijar residencia en el país, con lo cual se intentaba dejar fuera de juego a Perón. De esta forma la fuga patagónica se inscribía en el marco de las luchas que denunciaban el carácter fraudulento del GAN, y la posterior masacre realizada por la dictadura sería la señal más clara de ello.
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