2014/08/17

Correa, un anfitrión para la paz

Esperanzas. La presencia de Ernesto Samper en Ecuador
 abre nuevas perspectivas para la Unasur.
La visita de Ernesto Samper como futuro titular de la Unasur abre una instancia nueva en Latinoamérica.
En tiempos de la Colonia, al sur de la Gran Colombia se lo denominaba las tierras del Ecuador, en referencia a ese círculo imaginario que divide al planeta en dos hemisferios iguales. Por allí, por donde pasa el paralelo cero y hoy se encuentra la República del Ecuador, esa línea también indica que se está en la latitud cero. Precisamente ahí, muy cerca de esas coordenadas, se está terminando de construir el edificio que será la sede que a partir de diciembre tendrá la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). El pasado lunes 11 de agosto, el presidente ecuatoriano Rafael Correa recibió al ex mandatario colombiano Ernesto Samper Pizano, quien a partir del próximo 22 de agosto –cuando tenga lugar la cumbre del organismo multilateral en Montevideo– sucederá al venezolano Alí Rodríguez Araque en el cargo de titular de la Unasur. Entre otras motivaciones, la visita de Samper fue conocer el edificio que se está construyendo en el complejo Ciudad Mitad del Mundo, ubicado 14 km al norte de Quito. También, el ex presidente neogranadino tiene en mente a Ecuador no sólo como sede de Unasur, sino como el sitio más adecuado para proseguir la construcción en su país de la ansiada paz que le lleva a Colombia casi tres cuartos de siglo de un conflicto armado que recién ahora avizora alguna posibilidad de resolución. El presidente Correa ya había ofrecido el territorio de su país como sede de las próximas negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y el insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN). El ofrecimiento no fue adrede, ya que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ya había tirado esa posibilidad. La designación de Samper al frente del organismo regional (ver abajo), tal vez no sea demasiado ociosa al respecto, ya que terminar con el conflicto armado más viejo del continente implique para la Unasur uno de los principales desafíos en cuanto a lo que se refiere a lo no explícitamente económico para la integración, sino más bien al hacer surgir un nuevo paradigma geopolítico y geoestratégico, que sirva como plataforma de relanzamiento de una política económica no tan atada a la injusta división internacional del trabajo que le tocó al continente, y en la cual, conflictos como el colombiano, permiten que los EE.UU. legitimen su accionar contra las soberanías de los países regionales. La dominación económica necesita previamente de otros insumos sin los cuales ella no sería posible. En tal sentido el conflicto armado colombiano, al igual que la no resolución del diferendo limítrofe y marítimo entre Chile y Bolivia, conspiran contra el ansiado despegue regional. No son las únicas razones obviamente, pero sin resolverlas, ellas mantienen trazos característicos de lo viejo en el continente.
El pasado jueves 7 de agosto el presidente Correa viajó a Bogotá, para estar presente en la ceremonia de toma de posesión como jefe de Estado del reelecto mandatario Juan Manuel Santos. Allí Correa tuvo la oportunidad de conversar con Ernesto Samper, y también con el presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy. Con este último, Correa dialogó sobre el recientemente acordado Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el país andino y la Unión Europea. Las conversaciones con Samper no trascendieron demasiado, ya que el ex mandatario colombiano aún no asumió oficialmente al frente del organismo, aunque ese encuentro fue el preludio de la visita que cuatro días después realizó a Quito. Fue así que el sábado 9, en su habitual Enlace Ciudadano, en el cual Correa realiza el informe de labores, dio a conocer que el lunes arribaría Samper a Quito. Allí dijo el mandatario que hay "consenso entre todos los países de la región" en cuanto a la designación del ex presidente colombiano.
La mañana del lunes, Ernesto Samper, junto a su esposa, arribaron a la capital ecuatoriana para allí participar del tradicional cambio de guardia en el Palacio de Carondelet, acompañando al presidente Correa, al canciller Ricardo Patiño y a la secretaria nacional de la Alianza País, Doris Soliz. En cuanto a su designación como reemplazante del venezolano Alí Rodríguez Araque, Samper expresó que si bien la decisión definitiva con respecto a su nombramiento como secretario general de la Unasur tendrá lugar el 22 en Montevideo, él ya está realizando todas las gestiones pertinentes no sólo para asumir en el cargo, sino también para cuando esté lista la sede de Unasur en el Complejo Mitad del Mundo irse a vivir a Ecuador. "Estoy encantando de poder vivir en Quito", dijo Samper, y agregó: "Yo Espero que Quito sea a la Unasur, lo que Washington es a la OEA". Aseguró también que él desea que la región hable una sola voz, y que para eso es necesario fortalecer el camino de la integración, dinamizando y fortaleciendo los lazos entre naciones. Remarcó que su trabajo será el de "consolidar" las gestiones anteriores. "Vamos a consolidar el trabajo que han hecho los antecesores, concretamente Alí Rodríguez y María Emma Mejía", añadiendo luego: "Me siento muy orgulloso de estar representando también al ex presidente Néstor Kirchner, con quien tuve una gran amistad". Vale señalar al respecto que la sede de Unasur llevará el nombre del extinto mandatario argentino, quien ocupara la primera secretaría general del organismo regional.
En tal sentido, el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, quien acompañó a Samper en todas las actividades que éste realizó en Quito, señaló que: "El ex presidente Samper tiene ideas muy interesantes sobre el fortalecimiento y las temáticas fundamentales que Unasur puede desa­rrollar".
Pero como más arriba se señalara, la visita del futuro titular de Unasur a Ecuador conllevaba otro matiz de gran importancia. La posibilidad de que las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ver abajo) tengan lugar en Ecuador son la opción más ventajosa para todas las partes en cuestión. En su visita no dejó de señalarlo. Según informara el diario La Hora, de Quito, el ex mandatario señaló con respecto a esa posibilidad que "todos estos acercamientos son bienvenidos; además, tanto el gobierno como el ELN tienen confianza en el presidente Correa, y creo que para estos temas tan sensibles lo mejor es que haya un margen de confianza entre las partes. Y ese margen creo que existiría para el caso del presidente Correa y el ELN", expresó. También insistió que, para que el proceso de paz en Colombia esté completo, se necesita que se sienten a la mesa el ELN, las FARC y el gobierno, entre otras cosas porque hay temas convergentes, como el caso de las víctimas.
"Hay 7 millones de víctimas de la violencia que son los verdaderos destinatarios de todos los esfuerzos de paz que se llevan a cabo", dijo y también desestimó las críticas de varios sectores políticos y militares del Ecuador que han reprochado que el territorio ecuatoriano sea utilizado para estos acercamientos.
"Las guerrilla, tanto las FARC como el ELN han terminado contaminando fronteras; no hay una especie de campana hermética para que la guerrilla no pase las fronteras que tiene Colombia con los vecinos; los países vecinos van a ser los más beneficiados", indicó, y recordó que fue en el Ecuador donde se vivió el episodio de Raúl Reyes el 1º de marzo de 2008, de los cultivos ilícitos, etc.
Sin embargo, Samper también advirtió que tras un acuerdo de paz, los grupos guerrilleros se van a desmovilizar y desarmar. "Los pocos que existan en esa actividad van aquedar en la posición de organizaciones criminales y seguirán siendo combatidos con la misma eficacia".
"Cuando se logre la paz, vamos a tener una paz negativa que es la ausencia de enfrentamiento armado, pero comenzará la más difícil; la paz positiva que es construir un nuevo país para poder vivir como viven ustedes, en paz, con tranquilidad, sin sobresaltos, sin zozobras" les dijo a los ecuatorianos.
Si se piensa que en marzo de 2008 cuando las fuerzas armadas colombianas bombardearon en terreno ecuatoriano, un campamento de las Farc dando de baja al por entonces dos de esa guerrilla Luis Edgar Devia Silva alias Raúl Reyes, y que tal acción fue el desencadenante de un serio conflicto diplomático entre el país neogranadino no sólo con Ecuador, sino también con Venezuela, los enunciados de Samper resultan aleccionadores. Ambos países habían retirado sus embajadores de Bogotá por ese entonces. Dicho conflicto se intensificó hasta llegando a acusar a Correa como al por entonces presidente Hugo Chávez de ser cómplices de la guerrilla, ya que así estaba escrito en documentos encontrados en los ordenadores que habrían pertenecido a Raúl Reyes. Recién en 2010 con la asunción de Santos en reemplazo de Álvaro Uribe, y tras la exitosa mediación del por entonces secretario general de la Unasur Néstor Kirchner, se restablecieron relaciones entre Colombia y los otros dos países vecinos. Cuando se recapitula todo esto, saber hoy que Ecuador puede ser sede de conversaciones de paz resulta un dato inestimable. Sin embargo, el canciller ecuatoriano Patiño dijo al respecto que son muy halagadoras las palabras de Samper, pero quien decidirá si el presidente Correa y Ecuador tendrán protagonismo en las conversaciones de paz con el ELN será precisamente el gobierno de Colombia.
Ernesto Samper, un liberal a la Unasur
El nombre de Ernesto Samper comenzó a rodar en Brasilia, a mediados de julio, cuando los presidentes de los países suramericanos asistieron a la cumbre entre la Unasur y los Brics. El presidente colombiano Juan Manuel Santos ya había expresado que si los demás países lo apoyaban, Colombia respaldaría a su ex mandatario. Samper, quien fuera presidente entre 1994 y 1998 por el Partido Liberal, es una de las figuras políticas más controvertidas por el espectro de la derecha política de su país. Fue así que cuando en el ’94 le ganó en segunda vuelta al conservador Andrés Pastrana, éste alegó que el candidato liberal había ganado con el apoyo económico del narcotráfico. Lo cierto es que ante la posibilidad de que Samper fuera designado al frente de la Unasur, Pastrana –quien fuera presidente entre 1998 y 2002– salió nuevamente a recordar las acusaciones hechas en el ’94 que llevaron a la investigación judicial iniciada en 1995 que llevó el nombre de Proceso 8.000 y que terminó siendo precluida por el Congreso, sin resultados sobre culpabilidad o inocencia. Lo cierto es que esas acusaciones vienen enmarcadas en las tensiones entre sectores de la política colombiana, en referencia al proceso de paz ya iniciado con la guerrilla de las Farc en La Habana. En líneas generales se podría decir que los más férreos opositores a la paz –entre los que se destaca el ex presidente Álvaro Uribe– apoyaron en las últimas presidenciales colombianas a Óscar Iván Zuluaga, en detrimento de Santos quien logró el apoyo de sectores de la izquierda en cuanto a lo que se consideró como un plebiscito por la paz. Andrés Pastrana jugó para el uribismo, mientras que Samper desde hace ya bastante tiempo es uno de los encendidos promotores de las negociaciones de paz para terminar con el viejo conflicto armado de su país.
En tal sentido, Samper fue uno de los principales mentores de la campaña de Santos para su reelección, mientras que su partido (el liberal) dio un apoyo explícito, destacándose la labor de su líder Cesar Gaviria. No pocos analistas en Colombia sostienen que la designación de Samper es uno de los premios que el presidente Santos les otorgara a los liberales por su esfuerzo en la campaña electoral. De todas formas acá lo que vale es la intención explícita de llevar adelante un proceso de paz que atañe no solamente a Colombia. Samper ya había revelado que el presidente Juan Manuel Santos le había pedido que desde su futuro cargo promueva una participación activa de la Unasur en el proceso de paz que desde finales de 2012 protagoniza su gobierno con las FARC y en el que eventualmente vaya a iniciarse con el ELN. "Atendiendo a una recomendación del presidente Santos, trabajaré para que Unasur juegue un papel importante en el acompañamiento del proceso de paz de La Habana, si lo juzgan útil las partes", dijo Samper, citado por DPA.
El pasado 17 de julio, en Brasilia, el presidente venezolano, Nicolás Maduro dijo en conferencia de prensa "Ya tenemos secretario general" en referencia al ex presidente colombiano. Fue tras la reunión de los presidentes suramericanos con el clúster Brics.
Tras la muerte de Néstor Kirchner fue designada la colombiana María Emma Mejía, a quien sucedió el venezolano Alí Rodríguez Araque, y si todo se da como está previsto, el próximo 22 de agosto en Montevideo la secretaría general del organismo regional será nuevamente ocupada por un colombiano.
Acuerdo colombiano para sumar al ELN
Desde finales de 2012, el gobierno de Colombia viene sosteniendo en La Habana las conversaciones de paz con la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Dicho proceso, que no implica el cese del fuego, viene avanzando tal vez de forma lenta, pero también segura. Que la guerrilla más antigua del continente haya aceptado sentarse a negociar no resulta un dato menor, pero tal vez lo más relevante al respecto sea la actitud del gobierno de Colombia, quien apura una salida negociada al viejo conflicto armado, que en más de medio siglo generó un número superlativo de muertes y desplazamientos.
Pero como hay otros actores que no están en La Habana, resulta necesario emprender todos los diálogos que comprendan al conflicto. Ya desde hace algunos meses, el gobierno de Santos viene anticipando la necesidad de sentarse con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Según revelara Rafael Correa en su pasada visita a Bogotá el pasado jueves 8, ya en su país se dieron algunos acercamientos entre el gobierno colombiano y la guerrilla del ELN, por lo cual él se encuentra completamente a favor de que Ecuador sea sede de las próximas negociaciones. "El presidente Santos ya pasó a la historia, él es un hombre en el que se puede confiar" le dijo Correa al periodista Hollman Morris, y precisó que si Santos lo requiere su país está disponible para esa gran tarea humanitaria.


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