La realidad política
argentina pareciera haber entrado hoy dentro de un laberíntico juego. No son
pocos los que hoy se encuentran desconcertados, y a partir de ello intentan
encontrar las claves para saber por dónde avanzar de una manera conducente. Tal
vez lo que sucedió es que todos los supuestos que hasta hace poco tiempo parecían
muy firmes, se fueron cayendo de las estanterías y una vez en el suelo,
necesitan ordenarse nuevamente, como en un complicado rompecabezas. El
oficialismo no era una fuerza ni homogénea, ni inquebrantable, mientras que la denominada
oposición tampoco es un campo unificado. La transversalidad esta vez carcomió
todos los componentes de la sociedad política en su conjunto, pero ya no como
la estrategia de alguien, sino como resultado efectivo de una crisis de
representatividad, que habiendo emergido en 2001, tuvo cierto apaciguamiento,
pero que de nuevo se encuentra sobre el tapete. Algunos años atrás, el sociólogo
Julio Godio manifestaba que si la oposición estaba en crisis, era porque eran
el resabio del “Que se vayan todos”. Esta apreciación de Godio bien valía para
entender simultáneamente al oficialismo.
Hoy asistimos a una cierta
disgregación, y fragmentación, de las fuerzas políticas institucionales. Lo
nuevo no encontró un formato acorde, y terminó volviendo a dispersarse. Sergio
Massa como emergente, es un desprendimiento de la fuerza oficial, un emergente
por derecha, pero que tal vez no se diferencie sustancialmente del proyecto
presidencial del gobernador Daniel Scioli. Resulta mucho más genuina la posición
de Mauricio Macri, de oponerse al armado que impone el ya famoso “Círculo Rojo”.
Morales Solá no dejó de reprochárselo, añadiendo que en ese círculo tanto
Scioli como Massa también están. Fontevecchia le sentenciaba al jefe de gobierno, que era
muy difícil que pudiese llegar a presidente en 2015 si no se abría al
peronismo. Mientras tanto uno se pregunta en qué andarán todos esos sectores
del kirchnerismo que honestamente se propusieron profundizar el proyecto
iniciado en 2003. Ya resulta muy difícil llegar a 2015 con un proyecto político
transformador que se sintetice en una fuerza homogénea, lo que no invalida que
haya que construirla desde las bases y a través de la movilización, pues un
retroceso en políticas inclusivas llevaría a una gobernabilidad inestable, que
sólo se podría sostener con represión.
1 comentario:
Osvaldo: Primero agradecer la crítica (En Twitter) que hiciste a mi última publicación "El síndrome del pulpo loco".(La oportunidad de que te prestigien con tu lectura, no la tiene todos).
Leyendo este concreto y excelente análisis tuyo,te transcribo el comentario que dejé en el blog de Gerardo Fernandez en ocasión de publicar http://tirandoalmedio.blogspot.com.ar/2013/08/no-es-resignacion-ni-pesimismo-es.html
No se si aplica hacerlo extensivo en forma total a este escrito, pero en términos generales creo que si.
"Opinión de Andrea dijo...
Nuestro escritor y Dramaturgo Dalmiro Sáenz, exiliado en Uruguay durante la dictadura militar, escribió en una de su innumerables obras: “El día que mataron a Alfonsín”, un concepto que jamás olvido….menos ahora…. Menos después de leer los innumerables comentarios que en general consensúan parcial o totalmente lo expuesto por Gerardo y eventualmente, disienten con lo publicado.
Dalmiro Sáenz, compara la duración del acompañamiento argentino hacia sus mandatarios muy lejos del formato matrimonial, y demasiado cerca del enamoramiento furtivo: La pasión y el desencanto, corren vertiginosamente el uno hacia el otro. El banquillo de los acusados reclama un dueño rápidamente. Sostenerse en la adversidad, o en las diferencias de matices e implementaciones, que pueden resumirse en simples propuestas sin vulnerar el sistema representativo, no parece ser la pretensión de los que acompañan. Se reclaman espacios de opinión, con poder.
Por esa razón y en el mismo libro, el autor sentencia….que los argentinos, en la crítica política y literaria , añoramos mandatarios participionistas …y a la hora de consolidar el voto buscamos un padre, mucho más que un gerente corporativo que resuelva con inmediatez y con “sociabilidad vinculante”: El padre que decida, el padre que proteja…el padre que diga “síganme”. Si el padre viene con CV de frondoso antecedente electoral, mejor: "No estaría mal que en la mesa chica K hubiera alguien, además de Cristina, que haya ganado alguna vez alguna elección." Los doctorados, PDH, maestrías de su confianza (con sus aciertos y errores) que recuperaron YPF, Aerolíneas, las AFJP ¿deberían ceder y/o compartir el espacio a quien, o con quien? Esa es mi gran duda. Yo creí que desde el banco, se apoya a la titular y su gente de confianza. Tenemos la suerte de tener un banco de suplentes con la solidez intelectual que demuestra los participantes de este debate y su autoría .
Sin embargo, me preocupa que surja en este intercambio, una y otra vez la desvalorización de la dirigencia actual. De manera inteligente y subyacente (en los comentarios más civilizados) y ocasionalmente en forma explícita reclamando las figuras del “peronismo puro” ¿?. ¿Este es impuro?..No sabía……
Porque al decir con desdén, que la presidenta ha roto demasiados vínculos…¿A nadie se le ha ocurrido pensar que el pueblo quiso reemplazar “esos vínculos” por ideas frescas, y no por eso menos exitosas?
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