El 25 de Mayo, no fue una
fecha al azar. Ese día pero hace 203 años se producía en Charcas, hoy Sucre, la
rebelión de Chuquisaca, que fue nada más ni nada menos que el primer grito
libertario de la América Indiolatina.
Allí uno de sus líderes y redactor de la proclama de la insurrección fue el
tucumano Bernardo de Monteagudo, un revolucionario jacobino perteneciente a la Logia Lautaro de la cual también
formara parte José de San Martín.
Un año después se proclamaría
en el Río de la Plata ,
la Revolución
de Mayo, donde también descollara otro abogado formado en Chuquisaca, Mariano
Moreno quien se había formado en las ideas revolucionarias de Jean- Jacques
Rousseau.
Ante la crisis que vivía el
reino de España, los revolucionarios del Sur no se dejaron seducir por la idea
de que el gobierno le sea entregado a la infanta Carlota Joaquina de Borbón, y tanto en 1809 como en 1810, esta fue la plataforma del
independientismo.
Como en toda
revolución, debe haber tanto una estrategia a seguir, como una dirección
efectiva que la lleva adelante sin vacilaciones. Como afirmaba Dantón, una vez
iniciada la insurrección se trata de “Audacia,
audacia” y no volver atrás, ya que hacerlo significa la derrota. Esto,
Moreno lo tenía muy claro, y en esa presunción escribió el Plan revolucionario
de Operaciones, que era sin dudas el esquema práctico y político de cómo llevar
adelante la revolución sin darles tregua a los restauradores del viejo orden colonial.
1810 fue el
despertar de un proceso genuino de emancipación, transformación, y construcción
de una Patria libre, que la historia demostró que no tuvo la continuidad
necesaria para ser plasmado.
En el Plan de Operaciones Moreno escribía: “El emprendimiento
de la obra de nuestra libertad, a la verdad, es tan grande, que por su aspecto
tiene una similitud con los palacios de Siam, que con tan magníficas entradas,
no presentan en su interior sino edificios bajos y débiles; pero la Providencia que desde
lo alto examina la justicia de nuestra causa, la protegerá, sin duda,
permitiendo que de los desastres saquemos lecciones las más importantes. Porque
aunque algunos años antes de la instalación del nuevo gobierno se pensó, se habló,
y se hicieron algunas combinaciones para realizar la obra de nuestra
independencia; ¿diremos que fueron medios capaces y suficientes para realizar
la obra de la independencia del Sud, pensarlo, hablarlo y prevenirlo? Qué
sacrificios hemos hecho, en qué emprendimientos, que sean suficientes para que
podamos tributarnos loores perpetuos por la preferencia de la primacía? ¿Qué
planos y combinaciones han formado más laboriosas áreas, para evitar que se
desplome un edificio que sin pensar en la solidez que debe estribar sus
cimientos, queremos levantar con tanta precipitación?
Permítaseme decir aquí, que a veces la casualidad es la madre de los
acontecimientos, pues si no se dirige bien una revolución, si el espíritu de
intriga y ambición sofoca el espíritu público, entonces vuelve otra vez el
estado a caer en la más horrible anarquía. Patria mía, ¡cuántas mutaciones
tienes que sufrir!”
A 202 años de la gesta revolucionaria de Mayo, la Patria sigue pidiendo
Libertad, y tal vez recién en este tiempo, se pudo interpretar ese grito en
toda su intensidad.
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