Mientras la presidenta recibe apoyo de miles, el canciller español dice qué política le conviene al pueblo argentino.
La política a llevar a cabo por una nación soberana, sin dudas no pueden ser las recomendaciones hechas por los organismos multilaterales que están al servicio del lucro de los intereses más concentrados del planeta, ni tampoco determinados lobbys que sólo intentan reproducir y ampliar sus propios privilegios en detrimento de las mayorías populares. La política bien entendida no es en beneficio de mínimos sectores corporativos, sino en función del bienestar general. Esta pareciera una verdad de Perogrullo pero el bombardeo constante de los grandes medios de información, la pone entre paréntesis, y es por esto que los marcos de legitimidad de una política, necesariamente imponen una toma de posición y un criterio de valoración.
Ayer se produjo en nuestro país una de las más grandes movilizaciones populares de los últimos tiempos. El respaldo masivo de militantes y organizaciones, a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner recordaba esos grandes momentos de despertar popular, que no tienen otra significación que la aprobación a medidas concretas que van en el sentido de dignificar la vida de la sociedad en su conjunto. La expropiación de las acciones de YPF a la española Repsol, de esa forma fue entendida por la mayoría de la población, mal que le pese a las corporaciones.
Pero más allá de la legitimidad que la movilización popular le da al gobierno argentino, en otros andariveles suceden cosas como las que siguen:
Ayer el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, advirtió que “Argentina, en estos momentos, tiene que afrontar unas necesidades de financiación de unos 36.000 millones de dólares y puede que vea cortado el acceso al crédito internacional”. La frase inevitablemente suena como una amenaza, pero la pregunta es hasta qué punto puede España frenar esa financiación para Argentina como represalia a la expropiación del 51% de Repsol en YPF. El canciller español apuntaba a su vez como informaba la cadena RNE, a la solidaridad europea con su país, para frenar cualquier acuerdo bilateral entre la UE y el MERCOSUR si nuestro país no cambia de política, pero lo que sorprende del jefe de la diplomacia de la península es cuando esboza esta frase: “No queremos adoptar ninguna medida que perjudique al pueblo argentino, sino que lleve a su gobierno a volver a la senda de la legalidad internacional, que es a lo que su pueblo le conviene”. Llamativamente el que sabe qué es lo que le conviene al pueblo argentino es García- Margallo y no el mismo pueblo que aprueba la medida de nacionalizar la compañía petrolera, y que se moviliza masivamente para apoyar la decisión del ejecutivo. Ante afirmaciones como estas uno se pregunta entonces, desde dónde habla una persona como Margallo, y después de pensarlo un poco, ni siquiera vale responderse preguntas que tienen respuestas muy obvias y con un tufillo desagradable.
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