La denominada “Grieta” en nada favorece a los sectores populares
ni a la oposición política. Es el montaje de un escenario imaginario para
encubrir la realidad social.
Por Osvaldo Drozd*
(para La Tecl@ Eñe)
Mientras
algunos intentan descifrar si el macrismo ha logrado construir una hegemonía o
no, o en todo caso saber si está en camino de lograrlo, -cosa que sería de gran
importancia para los sectores populares, pues saberlo permitiría diseñar de
manera más precisa una política propia- no se debieran obviar algunas aristas
que hacen a la cuestión. Una es la falta de caracterización rigurosa de qué es
la famosa “Grieta”, y otra el lugar de la denominada “Clase media” en dicho
asunto. En esta nota intentaremos abordar ese istmo llamado “grieta”.
Si
un sector de la sociedad se planteara verdaderamente una estrategia orgánica de
poder no podría prolongar una “Grieta” indefinidamente. La utilización
desmedida que hace el macrismo de ella muestra a las claras que su acción no va
encaminada a construir una hegemonía sino a producir un brutal saqueo, una
profundización de sus negocios corporativos mientras produce un incremento de
coacción y represión sobre los sectores más vulnerables. Todo ello haciendo
promoción de su gestión gubernamental a través de un montaje mediático casi
pornográfico. Las luchas contra la inseguridad, el narcotráfico, la pobreza,
son productos intangibles que no dejan de promocionar pero que nadie percibe
con certeza. Allí es donde la “Grieta” les es muy útil. Como bien
señalara el economista Jorge Beistein “No se trata del retorno del viejo neoliberalismo
de los años 1990 ni mucho menos de una imitación del régimen oligárquico de
fines del siglo XIX, sino de la tentativa de instauración de un sistema mafioso
parasitando sobre una población desarticulada albergando grandes espacios de
marginalidad y superexplotación laboral, realizando un saqueo sin precedentes
de recursos naturales. En esa dirección se van imponiendo los instrumentos
esenciales del régimen dictatorial: control completo de los medios de
comunicación, reconversión integral del sistema de seguridad como apéndice del
de los Estados Unidos, implantación de mecanismos de destrucción económica y
social a gran escala, despliegues mediático-judiciales tendientes a extirpar a
las oposiciones que no se subordinen al nuevo régimen” (1).
La
denominada Grieta no deja de ser una invención de los medios hegemónicos y
equipos de marketing político. Implica un escenario desfavorable para los sectores
populares. Allí no se debaten sus intereses en lo más mínimo. Esos intereses no
entran en el temario de la Grieta.
El
gobierno tras las Paso de agosto, saludó el hecho de que no se haya votado con
el bolsillo. Hay que considerar al respecto que los temas económicos no
llegaron a la Grieta, no debieran llegar. Los popes mediáticos eso no hablan de
este aspecto. El principal tema es la corrupción y las causas judiciales: “la
que se robaron”, “el traje a rayas que les espera” y como contrapartida “el cambio”,
“el decir siempre la verdad”, el “sueño que vos podés hacer realidad” y un
conjunto de enunciados que siempre apuntan a una salida fantástica e
individual. “El sujeto
social del macrismo es el individuo” dijo el gurú del gobierno
Alejandro Rozitchner. El macrismo sólo es posible ante una seria
desarticulación del tejido social y una rotura sistemática de las
potencialidades de movilización.
En
la entrevista que Cristina Kirchner le diera a Infobae, la ex mandataria
aseguró que la grieta existió siempre y que la misma es la confrontación entre
dos modelos de país que cohabitan la Argentina. Si bien eso es verdad habría
que señalar que la denominada Grieta no coincide con ese enfrentamiento
histórico, aunque de alguna forma se apoye en él. Más bien -en lo concerniente
a la grieta- se trata de una cierta futbolización de la concurrencia política
como si se tratara de un duelo de hinchadas. Si bien la Grieta se produce por
enfrentamientos profundamente ideológicos, éstos se dan de manera sumamente grotesca
y atraviesan todos los estratos sociales. No son patrimonio exclusivo de
ciertas clases acomodadas o marginadas. No es que de un lado están los
trabajadores y del otro la oligarquía. La Grieta no deja de ser el resultado de
la apelación permanente de los medios para tomar partido sobre ella y su
exacerbación morbosa a través de las redes sociales en las que un ejército de
trolls lleva adelante la propaganda “políticamente incorrecta“ del gobierno. Si
éste se cuida de no derrapar, de ser políticamente correcto, sus seguidores
muestran honestidad brutal. En la Grieta no se dirimen fundamentos ni
argumentaciones. Se decía que “El amor vence al odio”, en la Grieta prima el
odio.
La
Grieta es asimétrica y la encabezan los Lanata, Majul, Novaresio, TN, Intratables,
etc. No se puede decir que le sirva a alguien que no sea el propio gobierno que
se legitima con la Pesada Herencia y la Grieta, ya que otra cosa no puede
mostrar más que ser lo opuesto de lo que gobernó antes que él. Afirman que
hacen lo que los anteriores no hicieron, aunque lo que dicen hacer es siempre
una cortina de humo. La construcción mediática de acontecimientos inexistentes
es abrumadora en lo que va de gobierno macrista. Desde la supuesta lucha contra
el narcotráfico y “las mafias”, pasando por la judicialización de la política,
hasta la provocación de disturbios en las movilizaciones utilizando
infiltrados. Lo pueden hacer porque cuentan con la cobertura mediática, las
fuerzas de seguridad y la Justicia de su lado.
Una
estrategia orgánica de poder al servicio de los sectores populares debiera
enterrar la Grieta y poner el acento en ganar a la más amplia mayoría social.
De otra forma imperará la barbarie.
Berisso,
27 de septiembre de 2017
*Periodista
Referencias:
Jorge
Beistein- Argentina
después del golpe blando. La marcha apresurada del capitalismo mafioso-
3/4/2016 http://beinstein.lahaine.org/b2-img/Beinstein_Argentina_abril_2016.pdf
No hay comentarios.:
Publicar un comentario