2015/12/06

Sobre el dogmatismo

El dogmático está imbuido de lo general, y quita de encima las particularidades. Mira hacia ese horizonte que las construcciones edilicias ya no le permiten ver, y en el eclipse de una mirada que no puede extenderse en el espacio, encuentra su destino. En ese sitio inexistente se sitúa el concepto. Entre medio de los dos, en el recorrido de la mirada, todo es despreciable para la comprensión de lo que se afirma discursivamente. Ese lugar despreciado es ocupado por otra cosa. El vacío siempre tiene efecto de embudo, siempre atrae lo que necesita encontrar un sitio para poder ser. Tal vez pueda mirar el horizonte en el mar, pero éste ya estará convertido en fetiche. Tampoco importa demasiado lo que haya entre medio de ese horizonte y el lugar desde donde se lo ve. La mirada hacia el horizonte del mar o el desierto, es como mirar las estrellas. Entre medio habrá incesantes repeticiones espaciales invisibles o de ínfima importancia. Aunque algunas veces puedan aparecer elementos en el trayecto. Siempre serán de gran atención, porque rompen con la ilusión del vacío.

Siempre se trata de lo mismo, la dificultad de articular la interrelación entre lo particular y lo general. Una dialéctica difícil, si de lo que habla lo general no es precisamente el sentido común. La cotidianeidad para éste último ya está englobada, vive ahí. Por esta razón dejarla de lado significa regalársela, entregársela en bandeja.

Pero para el dogmático no importa la cotidianeidad. Al menos no la tiene en la agenda de los observables. Todo lo que deviene de ella, tiene el mismo valor que el que le daba Platón al mundo sensible. De esta forma lo palpable queda fuera del plano conceptual y por ende queda capturado por la ideología dominante. De esta forma es posible que un dogmático lleve una vida del estilo propio a lo que supuestamente combate. Porque en verdad eso no cuenta.

 El dogmatismo es reduccionista, y supone que la inmensa variedad de elementos materiales existentes, pueden alinearse o realinearse a partir de una simple acción mecánica. Lo real es una totalidad en la cual es posible encontrar espacios en los cuales existen desarrollos relativamente autónomos. Por esta razón es que existen diferentes campos científicos y la interrelación entre ellos nunca resulta simple.

El dogmático en su fuero interno sabe que lo que sostiene no se condice con lo que vive, pero se aferra obsesivamente a ello como el teísta. El dogmatismo antistémico es en verdad una herencia del sentido común, debiera ser una escansión, un momento hacia otro abordaje de lo real. Pero si eso es lo que debiera ser, nada demuestra que eso ocurra, ya que como tal tiene un lugar privilegiado. Es necesario para la reproducción de lo existente. Sirve para privarse de conocer una parte de lo real, y hacer de ese desconocimiento un lugar incierto.

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