2008/05/12

De las masas

Los que nos formamos políticamente en los 60-70 lo hicimos de acuerdo a un supuesto ineluctable, a saber, la política de masas. No son los hombres quienes realizan la historia sino que son las masas quienes lo hacen, afirmaba Althusser en Para una crítica de la práctica teórica, y esto es consonante con la hipótesis marxiana de que “La emancipación de los trabajadores es obra de los trabajadores mismos”, y con el enunciado de Perón de que “Sólo el pueblo salvará al pueblo”. Nos habíamos hecho eco de todas las premisas maoístas acerca de no subestimar a las masas, y que estas se liberan por sí.
La existencia en aquel tiempo de fuertes y masivos movimientos de lucha que mostraban a las masas como protagonistas principales, hoy estoy convencido que nos incorporaría a un nuevo Dios, en el cual creíamos fervientemente asignándole un rol de sujeto histórico del cual no queríamos quedar excluidos. El riesgo de perder esa Fe, nos podía conducir al escepticismo acerca del cambio social, y estoy seguro que no existe quien alguna vez no dudó al respecto, y creo que esto es a la vez saludable ya que por definición nunca fuimos religiosos. Creer en las masas y no creer en ellas pareciera fundar una contradicción antagónica, y hoy estoy convencido que sobre esa dualidad se debe edificar una política diferente a la que nos ofrece el sistema. Tal vez los que fuimos parte de aquella juventud revolucionaria de entonces nunca fuimos efectivamente integrados al movimiento de masas que suponíamos, por la sencilla razón que la visión que teníamos de ellas era una idealización, en la cual si éramos parte, pero no en lo real.
Darme cuenta de estas paradojas me llevó a revalorizar al jacobinismo, al blanquísimo, y hacer una lectura distinta del leninismo, es decir revalorizar la función de las elites. Es así como uno no puede engañarse acerca de que siempre la política de masas fue la política de una elite que supo conducir y llevar adelante un proyecto.
Las masas fueron el resultado de la revolución industrial y de la constitución del estado moderno. Por fuera de estos dispositivos las masas pierden fuerza o no tienen punto de unidad. Lo posindustrial y la caída tanto de los estados de bienestar como socialistas, hacen que la percepción de las masas se agote como tal, al menos como sujetos políticos. Las masas hoy cobran un valor que podríamos llamar transpolítico, como las hinchadas de fútbol por ejemplo.
Hoy creo que hay que luchar por lo mismo que cuando creía en las masas, pero sabiendo esto, el desafío es completamente diferente y el destino de antemano no está asegurado, ya que lo que hoy está faltando es una revolución tanto en la teoría como en la filosofía, cosa que la mayoría de los que dicen combatir al sistema han abandonado hace tiempo.

2 comentarios:

Juanma dijo...

La "rebelión de las masas" de Ortega y Gasset tambien trata a fondo este tema.

Lo "bueno" que tiene el hecho de que alcanzar el poder pase por "convencer" a una masa es que prevalecen los principios morales de la mayoría; pero aquí está el problema.

Los seres humanos, las personas, tendemos a pensar que son los modelos políticos, que son las cosas en su "forma" las que logran que un sistema sea más o menos justo. Lo cierto es que más allá de las maneras de gobierno están los principios morales, los verdaderos ideales de justicia, igualdad, dignidad, tolerancia, convivencia, etc... que deben prevalecer por encima de todo.

Como individuos no estamos capacitados en muchos casos para tomar decisiones a nivel económico o social, pero sí quisieramos estar seguros de que quienes sí estan capacitados para tomarlas lo harán atendiendo a esos principios fundamentales.

Este es a mi juicio la gran revolución filosófica: Convencer al Mundo de la necesidad de una convivencia basada en unos principios básicos independientemente de la opción política de cada uno.

Irilien dijo...

Coincido contigo Juanma, la gran revolución y el gran desafío, esos principios -como bien dijo Ortega- son previos a la política y pertenecen al subsuelo; y todos sabemos cuán importantes son las infraestructuras, tanto física como ideológicamente.
La masa es un animal tonto, es árdua tarea, máxime en una sociedad hedonista y aletargada por los mass media k toman el lugar de los principios de k hablamos.El peligro estriba sobretodo en los frentes de opinión opuestos k se anulan y hacen tomar fuerza a la imposición por la violencia, la ley de la selva, y en este punto si ni sikiera pudes confiar en la justicia...Pero confío en el caos, todo tiene su momento de cambio y ekilibrio, llamémoslo x :).Vida noble o vida vulgar, esfuerzo e inercia, las segundas opciones preponderan hoy día, aunk las individualidades podrían marcar la diferencia.
Un saludo a los dos, y sobre todo
"...seamos majestuosos sobre el mar..."