El gran éxito del capitalismo es haber construido un consumidor idiota, es decir alguien sin gusto propio que es capaz de comprar todo lo que le venden o al menos desear hacerlo, sin reparar en la calidad ni el buen gusto, y además volverse adicto a ello.
El hecho de demandar un producto es siempre el resultado efectivo de una oferta previa, insertada por vía deseante.
Si hoy la lógica del consumo, logra encubrir o desplazar a la lógica de la producción de lo consumible aceptándola como hecho natural, no quedan dudas que ese encubrimiento- desplazamiento se torna totalmente implacable ya que hasta el más oprimido hoy es partidario de consumir la basura capitalista. Inclusive el hecho de la marginación cada vez más extendida propicia la creación de un consumo específico para los diferentes estratos sociales, aunque esa especificidad no le resta a ninguno el indudable valor alienante que posee.
Esta modalidad opresiva se forma con el modelo de consumo, es decir logrando seducir con porquerías que nadie ve como tal, y así aceptar lo nefasto e impresentable como algo deseado.
Cuando el capitalismo logre vender la mierda humana, más cara que el oro o el petróleo, será el momento donde uno debiera salirse del juego, y corroborar eso que nunca aceptó, a saber, que Dios existe.
1 comentario:
bueno, me parece barbaro el articulo
yo opino que con este auge de la comida diet, pronto conseguiran vendernos alimentos que no nos alimenten absolutamente NADA, pero eso si, seran carisimos, jaja
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