Nada de lo que Freud haya
desarrollado puede ser entendido sin considerar que no hay Ello sin cuerpo ya
que sin cuerpo no hay síntoma.
Freud probablemente haya
reducido el Ello a su andarivel puramente verbal. Esta reducción obedece a
ajustarlo a lo propiamente clínico. Pero cualquier impresión propia a los diferentes
sentidos, como palpar, oler o visualizar no dejará de estar presentes en el
trabajo del sueño.
En lo estrictamente
clínico, lo importante del sueño es lo que el paciente puede relatarle al
analista. Pero cualquiera sabe que en los sueños existen restos visuales que no
necesariamente deben ser interpretados. El escenario del sueño es ese escenario
construido a partir de los distintos escenarios en los que el sujeto desarrolla
su vida. Una calle o una vivienda que obviamente a lo largo de los años se
transforman, pero que conservan su identidad.
Ello no puede separase
del cuerpo ni de esos escenarios. La ilusión de que el cuerpo no es lo mismo
que el alma, es una ilusión puramente yoica. El síntoma es lo que nos lo
recuerda insistentemente. El cuerpo de hoy tampoco es igual al de ayer pero
cuando un perfume determinado irrumpe en nuestro olfato, su inmediato recuerdo nos
puede hacer viajar decenas de años.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario