“Un hombre listo
llegó a pensar que los hombres se hundían en el agua y se ahogaban simplemente
porque se dejaban llevar por la idea de la gravedad” dijo Marx en el prólogo a
La Ideología Alemana. “Ese hombre se pasó la vida luchando contra la ilusión de
la gravedad”.
Pasados casi 180
años de este texto, hoy se puede seguir escuchando a ese mismo hombre,
aggiornado naturalmente, incluso considerándose materialista, haciendo alardes
de los poderes sobrenaturales de la eficacia simbólica.
Obviamente la
eficacia simbólica existe, no hay dudas sobre eso. La eficacia simbólica se
puede constatar tanto en la experiencia psicoanalítica como en los efectos de
la ideología sobre la sociedad. Lo que no puede esa eficacia, es contrariar a
las leyes de la física, a menos que -sin dejar de contrariarlas- invente al
aeroplano.
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